𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏

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En una de las mesas del patio central de la universidad, Merlín y sus amigos están reunidos. El sol brilla y el aire está lleno de conversaciones animadas de otros estudiantes.

Arturo, el primero en hablar, se inclina hacia adelante con entusiasmo.

—¿Vieron el último tráiler de Galaxy Warriors? ¡Ese nuevo traje que le hicieron al protagonista es una pasada!"

—Sí, pero, ¿qué tan incómodo sería pelear con eso puesto?—comenta Jack, levantando una ceja mientras imagina al héroe intentando moverse con su traje ajustado.—Si fuera yo, le cambiaría ese casco ridículo por algo más... aerodinámico.

Hans, que últimamente tiene ojeras por su proyecto de gastronomía, interviene:

—No me importa tanto el traje, pero ¿se dieron cuenta de las escenas en la cantina? Me hizo pensar en un buffet galáctico. Imagina todas las recetas que podrías crear inspirándote en alienígenas.

Merlín ríe junto a ellos, pero su mente está en otra parte. Sus pensamientos se desvían hacia la tienda de películas antiguas y a las carátulas de cine clásico que tanto le fascinan.

—Merlín, ¿tú qué piensas?—pregunta Arturo, dándole un codazo suave para llamar su atención.

—¿Eh? Ah, sí, el traje... Muy... brillante.— Merlín responde, improvisando una opinión para no parecer desconectado.

Hans lo mira con una sonrisa pícara.

—¿Brillante? Parece que nuestro experto en electrónica aquí tiene más que decir sobre los efectos especiales que sobre la moda.

—¡Exacto!—Jack añade, fingiendo indignación.—Deberías estar defendiendo lo vintage. ¿Qué pasó con el buen gusto?

Merlín se siente un poco nervioso, pero se ríe para encajar.

—Bueno, al menos no es otro traje negro con luces LED por todos lados. A veces, lo simple es mejor.

Hans asiente, divertido.

—Como esos trajes en las películas antiguas... ¡Esos sí que eran simples!—Él ríe, sin darse cuenta de cómo sus palabras afectan a Merlín.

Jack, con una sonrisa de complicidad, añade:

—Es verdad. Siempre me pregunto cómo lograban salvar el mundo sin microchips.

—Y ni hablemos del sonido, o mejor dicho, la falta de él—bromea Arturo.—Las explosiones de hoy son como una sinfonía en comparación.

Merlín mantiene la sonrisa, pero no puede evitar sentir un nudo en el estómago. Ellos siguen hablando, pasando de un tema a otro, y Merlín se encuentra cada vez más en su propio mundo, pensando en aquellas escenas llenas de historia y profundidad que solo él parece apreciar.

Finalmente, la conversación deriva hacia los planes para terminar el día, y Hans sugiere:

—Podríamos ir al nuevo restaurante temático de cómics. Tienen un menú basado en los superhéroes.

—Me apunto—dice Arturo, entusiasmado.—Nada mejor que una buena hamburguesa con temática de héroes.

Merlín asiente, pero ya está pensando en su escapada solitaria a la tienda de películas.

—Suena bien, chicos. Nos vemos allí.

Se despiden entre bromas, y Merlín se dirige a su próxima clase, su mente ya anticipando el momento en que podrá perderse entre las estanterías polvorientas y sumergirse en un mundo que solo él entiende.

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Merlín se escabulle de la mesa donde sus amigos siguen debatiendo sobre quién ganaría en una pelea entre superhéroes. No es que no disfrute de la conversación, pero su corazón late más rápido al pensar en su verdadera pasión: las películas antiguas.

𝐍𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐮𝐧 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 | ᴹᵉʳˡⁱⁿ ˣ ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora