CAPITULO 6: UN BLOC DE APUNTES

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Yotsuba regresaba agotada de sus actividades deportivas, aunque en realidad no solo había estado entrenando para la carrera que se iba a organizar en la ciudad, sino también participando en otros proyectos, como solía hacer. La carrera, que había captado la atención de escuelas locales y de otras ciudades, era la misma de la que le había hablado a Futaro durante una de sus salidas recientes, salidas que ahora eran menos frecuentes debido al compromiso cada vez mayor de Futaro con Ichika, quien se preparaba arduamente para su examen final.

Al abrir la puerta de la casa que compartía con sus hermanas —exceptuando a Ichika, quien alternaba entre vivir allí y en el apartamento que su representante le había alquilado—, Yotsuba se encontró con la imagen de sus hermanas, Itsuki, Miku y Nino, ocupadas en los preparativos para ver un programa en la televisión.

—¡Hola, chicas! ¿Qué hacen? —exclamó Yotsuba con su habitual entusiasmo, aunque no podía ocultar del todo el cansancio que llevaba consigo, junto con un rastro de preocupación que no lograba disipar.

—¡Hola, Yotsuba! —respondieron las tres en coro, cada una centrada en lo suyo.

Miku, ya instalada frente al televisor, fue la primera en explicarle:

—Estamos preparándonos para ver nuestra novela.

—¿Una novela? ¿Cuál? —preguntó Yotsuba, dejando su bolso sobre la mesa con curiosidad.

—Es la novela que te mencionamos, la que trata sobre una joven que era una ninfa del agua y que, tras volverse humana, vive fingiendo ser una diosa —le recordó Nino mientras terminaba de preparar las palomitas y las llevaba al comedor.

—¿Ninfa? —preguntó Yotsuba, visiblemente confundida—. ¿Qué es eso?

Nino,dispuesta a explicar, respondió:

—¡Una ninfa! Una especie de hada del agua. Se vuelve humana después de 500 años de soledad y, ahora que se hace pasar por una diosa, es cortejada por dos personas: un joven héroe altruista y una mujer, fría y calculadora, que aunque en su primer encuentro la atacó, siente una extraña atracción por ella.

Mientras Nino depositaba las palomitas en la mesa, Itsuki, sin perder un segundo, las tomó y comenzó a comer.

—¿Un triángulo amoroso? ¿Entre dos mujeres y un hombre? —preguntó Yotsuba, perpleja.

—Bueno, en realidad, sería más como una mujer asesina que pretende al hada, y el héroe que también la quiere... —comentó Itsuki, quien recordaba todo lo que había pasado en su familia con Futaro—. Emm este tipo de historias se han puesto de moda últimamente, ya sabes... —sonrió, intentando disimular—. ¿Quieres verlo?

Yotsuba sonrió de vuelta, pero negó con la cabeza mientras se dirigía a su habitación:

—No, jaja. Ahora quiero darme un baño. Estoy agotada, pero volveré en un rato, chicas.

Ya en su habitación, Yotsuba se preparó para la ducha, dejando que el agua caliente aliviara el cansancio acumulado. Al salir, comenzó a secarse mientras sus pensamientos vagaban por lo que había oído.

—¿Una novela? —murmuró para sí misma.

De repente, un recuerdo cruzó su mente como un rayo:

—¡Ahhh! Eso es como lo que nos pasó hace un tiempo con Futaro —dijo en voz alta, sorprendida por la coincidencia.

Pero pronto su expresión cambió a una sonrisa ligera mientras se vestía:

—Aunque no había ningún hombre pretendiendo a Futaro, jaja —rió, tratando de convencerse de que todo eso de disputarse a alguien había quedado en el pasado.

—Qué bueno que todo eso ya terminó, pero... —Un pensamiento fugaz sobre Ichika y su relación como alumna de Futaro cruzó su mente.

Sacudió la cabeza, intentando despejar las dudas que empezaban a formarse.

—No, no, no hay que pensar mal. Todas ya aceptaron mi relación con Uesugi-san, y además, él me eligió a mí —se dijo, dándose un par de suaves golpes en las mejillas para espabilarse.

Al regresar al comedor, las chicas ya estaban absortas en su novela.

—Chicas, ¿saben dónde está Ichika? —preguntó, echando una mirada a su alrededor.

—Ah, tal vez esté en lo de su representante o en su casa. Estuvo aquí hasta hace un momento y se fue —respondió Nino sin apartar la vista de la pantalla.

—Entiendo... —murmuró Yotsuba mientras buscaba su bolso, topándose con un pequeño bloc en el suelo que no había notado antes—. ¿Y esto?

Lo recogió, dándose cuenta de que era un bloc de notas de estudio de Ichika, probablemente olvidado en su prisa. Al abrirlo, encontró varios apuntes sobre distintos temas:

"Periodo de la modernización del país: Restauración Meiji"

"¿De cuánto es la recompensa por resolver uno de los siete problemas del milenio de Clay? 1 millón de dólares"

"¿Quién fue el autor de la obra 'La joven dentro del cascarón'? Shinzou Mamiya"

Yotsuba siguió hojeando hasta que se topó con algo que la hizo detenerse:

"¿Qué es roca pero tiene cuernos? Yotsuba"

—¿¡Ehh!? —exclamó, descolocada.

Las demás, sorprendidas por la reacción de Yotsuba, se giraron hacia ella.

—¿Qué sucede, Yotsuba? —preguntó Nino.

—Chicas... ¿Hay rocas que tienen cuernos? —preguntó, aún perpleja por la extraña adivinanza.

Nino, con una mezcla de incredulidad respondió en voz alta:

—¡Por supuesto que no! ¿Qué pregunta es esa?

Itsuki, con la boca llena de palomitas, la miró con curiosidad:

—Yotsuba, deja esas preguntas raras y ven con nosotras. La novela está interesante.

—Ok... —contestó Yotsuba, dejando el bloc en la mesa y sentándose junto a sus hermanas para ver la novela, aunque en su mente seguía rondando la pregunta/adivinanza del bloc, incapaz de apartar de su pensamiento lo que podría significar.

 —contestó Yotsuba, dejando el bloc en la mesa y sentándose junto a sus hermanas para ver la novela, aunque en su mente seguía rondando la pregunta/adivinanza del bloc, incapaz de apartar de su pensamiento lo que podría significar

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