Yotsuba estaba recorriendo algunos locales céntricos que sabía que eran de interés para Futaro, como librerías o incluso cafés literarios. Ya era de noche, y aunque había tenido un día muy activo, la situación actual era una incógnita para ella.
Mientras caminaba por la zona céntrica, evitando a algunos hombres que la invitaban a salir o a agentes de representantes que intentaban reclutarla por su belleza, no podía dejar de pensar en lo sucedido hoy. La carrera organizada por la ciudad, para la cual se había preparado tanto, ya se había realizado. Aunque no quedó en primer lugar (salió quinta entre 100 jóvenes participantes), en realidad se podría decir que fue la primera entre los jóvenes locales, ya que los ganadores eran de una prestigiosa escuela de atletismo de Tokio que había decidido participar. Fue un día soñado para ella, si no fuera por un detalle: Futaro nunca apareció.
Yotsuba seguía caminando, tratando de discernir dónde podía estar él. Lo había buscado en su casa, en la de sus hermanas e incluso en la de Ichika, pero no estaba en ninguno de esos lugares. Lo sabía porque había ido a todos. Encendió nuevamente su celular para ver si había alguna respuesta a los mensajes que le había enviado, pero no había nada. Era como si la tierra se lo hubiera tragado. Sin embargo, su hermana menor le había comentado que Futaro había avisado por la tarde que volvería tarde a casa, por lo que aparentemente estaba bien.
"Uesugi... ¿dónde estás?", murmuró una pensativa Yotsuba mientras continuaba caminando por la avenida de la ciudad, rodeada de personas que pasaban a su alrededor.
El cuarto del hotel era bastante reconfortante. Después de lo que sucedió en el departamento y de unos pocos besos, decidieron separarse y dirigirse al hotel por su cuenta. Era un lugar que Ichika recordaba haber visto una vez desde el auto del representante: el "Hotel California". Futaro llegó primero para pedir una habitación, y luego Ichika llegó, aunque por precaución usaba una gorra y lentes oscuros.
"Futaro...", murmuró Ichika, ya desvestida y acostada en la penumbra de la habitación, mientras Futaro, desde arriba de ella, la miraba a los ojos.
"Te dije que me haría cargo de tus sentimientos. Aprovechemos la hora que nos queda, Ichika", comentó con firmeza Futaro. Un Futaro que, tal vez, hace meses no se hubiera comportado así, pero que las circunstancias y lo que él llamó "las hormonas tomando control de su mente" habían cambiado. Después de la confesión y el beso con Ichika en su departamento, algo animal se había despertado en él. Un impulso que lo llevó a ignorar las llamadas y mensajes de Yotsuba. Nada importaba en ese momento. Solo importaba estar junto a Ichika en cuerpo y alma, al menos por ahora. Ella fue la que más lo había seducido durante los primeros meses desde que las conoció, y la que casi arruinó su relación fraternal con sus demás hermanas.
Mientras se daban un apasionado beso en la habitación, su mente se desconectó. Era hora de que, finalmente, su cuerpo tomara las decisiones.
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YOTSUBAYASHI-HEN
Hayran Kurgu-¿Podrías pedirle a Futaro que me enseñe de nuevo? Por favor. Ese pedido de Ichika y el buen gesto de hermana por parte de Yotsuba serán los ingredientes que desencadenarán una sucesión de hechos lamentables y tal vez sangrientos. Estos eventos exp...