Capítulo 12

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Narra Seth>

No importaba lo que hiciera, no podía dejar de pensar en lo de anoche. Me tomó toda la fuerza de voluntad existente en mi ser para detenerme en ese momento, no podía complicar las cosas más de lo que ya estaban. Sentir lo que sentía por la menuda chica que estaba a mi lado ya era todo un problema por sí solo. Desearía ser otra persona, en otra vida y hacer todo esto bien. Lo que me hace sentir peor es que Juliet no es lo que me detiene, soy yo mismo y ella misma, Alma.

A veces pienso en que es absurdo lo rápido que se metió en mi cabeza pero al mismo tiempo siento que así debía haber sido. Parezco idiota pensando en cursilerías pero, es como si una parte de mi sintiera que pertenece a esta extraña recién llegada. La misma parte que no desea estudiar para ser abogado, ni convertirse en mi padre o en alguno de mis hermanos.

Mi teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de mi chaqueta alejando mis pensamientos. Tenía que ser una broma del destino, era mi hermano mayor, Patrick, que me había enviado una imagen de él, mi padre y un señor mayor de aspecto burgués que no conozco. Los tres aparecían en la captura conversando animadamente en una especie de evento, una gala política seguramente. Bajé un poco más y cuando leí el texto que lo acompañaba entendí porque Patrick me la había enviado, pero no me hizo sentir mejor en lo absoluto. Walter Connelly era el señor que los acompañaba, nada más y nada menos que el decano de la universidad de Washington donde mi padre espera que inicie mis estudios en Leyes apenas termine el verano. Pareciera que uno de los pensamientos que me atormentaba se estuviese burlando de mi. No creo en las señales ni en esas estupideces.

Solté un suspiro pesado haciendo más ruido del que tenía intención de hacer, cosa que llamó la atención de Alma, quien me miró interrogante por un segundo para luego volver a concentrarse en la carretera.

-Parece que las casualidades me persiguen. - solté, encogiéndome de hombros. No me importaba si no entendía a que me refería, no tenía ganas de explicarlo tampoco y dudo que tenga algún sentido hacerlo.

-¿Casualidades o causalidades? - respondió sonriendo, girándose a mirarme, tomándome por sorpresa. ¿Cómo coño hacía eso? Así de fácil olvidé en lo que estaba pensando y por unos segundos solo pude concentrarme en sus ojos , su sonrisa y los labios carnosos que la dibujaban hasta que... ella volvió a mirar al frente y una expresión de terror se dibujó en su cara.

En ese instante la camioneta comenzó a zigzaguear sobre el pavimento mientras Alma luchaba por controlarla. Todo pasó demasiado rápido, los chicos atrás se despertaron, Hannah soltó un chillido, Paul una maldición en voz alta y Karlie estuvo en una especie de shock, mirando hacia el frente todo el tiempo como si quisiera remediar la situación con la mente. Yo intenté ayudar a Alma a controlar el volante, no sabemos cuánto tiempo estuvimos deslizando de manera brusca por todo el lugar pero después de un sonido similar al de una pequeña explosión, la camioneta se detuvo.

Tardamos un momento en calmar nuestras respiraciones y entender que diablos acababa de suceder. Miré rápidamente a Alma para verificar que estuviera bien, un pequeño hilo de sangre le bajaba desde la esquina de una ceja, nervioso desabroché mi cinturón para poder acercarme bien a ella. Tome su rostro con mis manos obligándola a mirarme.

-¿Estás bien? - pregunté preocupado, parecía desorientada.

- Si...aunque me duele mucho la cabeza, creo que me golpeé con el techo. - Noté que me examinaba, supuse que quería confirmar que yo también estaba bien y no puedo explicar lo bien que se sintió. No es que este demasiado acostumbrado a que alguien se preocupe por mí.

- Esta bien, no te preocupes, ahorita te limpiamos eso - miré su ceja hinchada- ¿Ustedes como están? - desvié mi atención hacia el asiento trasero donde Paul abrazaba a Hannah y Karlie respiraba agitadamente. Al menos a simple vista no parecen haberse lastimado.

SERENDIPITY - El viaje-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora