Capítulo VIII: La bestia

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Seamos breves. El hecho de que alguien de la realeza esté en la academia es estúpido: cualquier situación pondría su vida en peligro y se desataría un caos en el reino y en la misma realeza.

-Bueno -declaró Dana-. No quería que supieran que era hija del rey. Podría ser peligroso.

-Ah, lo siento, Lady Camelot -dijo el entrenador Peter haciendo una reverencia-. Olvide poner, en secreto su identidad. Bueno, Hermes: llámala como Dana Falchetti, es mejor que usar el apellido de la familia real.

El entrenador caminó hacia el cuadro del Rey Arturo. Mirándolo con severidad.

-Nuestro antiguo Rey. ¿Saben quién es no?

-Es... -dijo Dana.

-Arturo Pendragon -interrumpí-. Rey de Camelot, partícipe de la mesa redonda y portador de la excalibur. Nació de una infidelidad, su padre estaba enamorado de una mujer casada, así que Merlín lo transformó en el esposo de aquella mujer para que sus deseos fueran realidad.

-Hermes, aquí le llamamos "el Gran Merlín", mantén el respeto, por favor -indicó el entrenador-. Pero sí, el Gran Merlín le concedió una noche de amor al padre de Arturo. A cambio, de que el fruto de su infidelidad fuera "propiedad" de su señoría.

-El Gran Merlín -continúo el entrenador-. Hizo que el padre de Arturo, antes de morir en batalla: clavara su espada en una piedra. Donde aquel que fuera el progenitor del rey sería el único en poder sacar la espada de su pedestal. Claro que el único que sería capaz de hacerlo era el Rey Arturo. Cientos y cientos de caballeros, reyes y príncipes intentaron sacar la espada de la roca para hacerse con el poder de ser rey y usurpar el trono de Bretaña.

-Pero al final -continué el relato-. En una ceremonia de caballeros, Arturo consiguió sacar la espada de su pedestal. Muchos no creían que él pudiera hacerlo, pero Merl... El Gran Merlín junto con la mano derecha del antiguo Rey, dijeron que él era el progenitor legítimo, y por ende: El nuevo Rey. Pero en las leyendas algo no encaja -me dirigí a Dana-. Ustedes no pueden ser descendientes del Rey Arturo.

-Bueno -añadió Dana-. Tienes razón, se sabe que el Rey Arturo, no tuvo hijos.

-No, exactamente -respondí-. Tuvo un hijo con su... hermana. En un ataque de...

-...No expandas el tema, Hermes -advirtió el entrenador-. Arturo nunca proclamó a ese niño como su hijo. Ese... Ataque de lujuria. Fue el resultado de Arturo por perder los estribos con la magia, se dice que contenía unos seis tipos de magia en él. Quizás en ese entonces la magia no fracturó su cuerpo, pero si su mente.

-Pero Arturo murió en batalla, ¿no? Es lo que dicen las leyendas -afirmé.

-Exactamente -añadió el entrenador-. Asesinado por traidores al reino y por usurpadores del trono de Camelot. De todas formas: tenemos que empezar con el entrenamiento. Veo que ya trae su arma Lady Cam... Señorita Falchetti. Empecemos por lo básico.

Alzó su bate de oro y entró en posición de combate.

-Ustedes dos contra mí solo.

-¿Qué caraj...

Se lanzó hacia nosotros.

Dió un golpe al aire, al más puro estilo del béisbol, y por poco me acesta. Me lancé al suelo esquivandolo y rodé alejándome.

-Nada mal, Hermes -dijo el entrenador-. Bastante rápido. ¡Ahora tú, princesita!

Dana ahogó un grito, preparó su arco y disparó una flecha de luz al entrenador. Este la golpeó deshaciendola.

-Técnica básica de la magia lumínica -indicó el entrenador-. Una técnica fácil de hacer, pero también fácil de deshacer. En eso constará el entrenamiento de hoy, deshacer la luz.

Las Crónicas de Ariolos Castellum: La Fortaleza En Ruinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora