Hace mucho que el mundo decidió dividirse y ahora solo éramos seis reinos, divididos únicamente por fronteras y mares todos distintos, unos más poderosos que otros
Mi reino, el reino de Kendra, era el tercero de los seis reinos, teníamos un nivel de economía, justicia, salud y armamento impecable, solo superado por el reino de Konegreich, en cuestión de oro, el primero era el reino Black un imperio poderoso y aislado...
Desde pequeña soñé con conocerlo pues las criaturas que el "temible y sanguinario Rey dragón" protegía, eran todas aquellas que solo conocía por los antiguos cuentos de hadas que me leía mamá, no teníamos certeza de la existencia de sus habitantes, ni del estado del reino... ningún humano podría atravesar el muro que nos separaba y... aquellos que lo habían hecho en calidad de prisioneros... jamás habían vuelto
Era un misterio... y aunque me encantaría resolverlo, mi vida de heredera no me permitía enfocarme en los misterios de otros reinos, mi papel se limitaba a educarme, estudiar estrategias de toda índole y... mi favorita...
Sentí las gotas de sudor recorrer mi espalda, un jadeo me abandono cuando se acercó un poco más y no pude evitar soltar una maldición, cuando su torso desnudo rozó mi piel, su sonrisa torcida solo provoco que soltara un gemido adolorido... estaba agotada y la piel me ardía
—Vamos princesa, no puedes parar ahora
No, aun no daba todo, le sonreí de vuelta y recibí el primer golpe con la guardia alta
—¿Qué jamás te cansas? — le dije lanzándolo a penas unos centímetros hacia atrás
Me impulse desde el suelo arenoso, la red de la armadura color blanco pesaba, pero ésta, solo me obligaba a mejorar mi resistencia; Ed, mi guardia personal, entrenador y mejor amigo, me lanzó otra sonrisa burlona cuando se estabilizó de nuevo y ondeo su espada hacia mí
—Un combate jamás es momento para descansar, arriba, ya
Si, sufría, pero mi deber favorito era éste, el entrenamiento físico
Edmund, me lanzo un nuevo golpe a la muñeca y mi espada salió disparada, no puede ser...
Mire a mi guardia, los rizos castaños se le pegaban a la frente cuando de nuevo se posicionó, estaba listo, boto la espada y se acercó peligrosamente para lanzar un nuevo golpe, su puño se lanzó con fuerza y sin compasión directo a mi rostro, me agache de prisa y lance un nuevo golpe a sus piernas pero su estabilidad quedo intacta
—Maldita sea — grite y una risa burlona fue su respuesta
Un puño llego a mi estómago, la malla de acero no fue suficiente para protegerme de su golpe, solté un jadeo que lo hizo detenerse un micro segundo antes de volver a lanzar un golpe a mi mandíbula, de nuevo lo esquive, pero el no paro y no lo negaré, me sorprendió a mi misma encontrarme esquivando cada ataque, me tire al suelo, la larga trenza me callo sobre el rostro cuando patee sus piernas y esta vez si que pude tirarlo, de inmediato me puse sobre el, solté un puño contra su cuadrada mandíbula pero no fue suficiente, sus piernas me lanzaron hacia atrás y ahora era el quien estaba sobre mi
Carajo, Ed, no era el tipo de persona que me tenía compasión, siempre decía que si alguien me atacaba y el no estaba, mi atacante no se detendría porque era mujer, un miembro de la realeza y porque tenía una cara bonita
—Ed, paremos por hoy — suspire aliviada cuando su mano rodeo mi cuello y su padre detuvo el combate
Ed jadeo y se dejó caer a mi lado, tenía el cuerpo pegajoso y lleno de arena
—Eres un animal — susurre agotada y el soltó una pequeña risa, lo mire, lo conocía tan bien para saber que estaba a punto de soltar unos de sus comentarios sarcásticos cuando John hablo de nuevo
—Arriba, Muriel, tienes una reunión con tu padre en veinte minutos y tu — señalo a su hijo— levántate de una vez, todavía tienes que entrenar
Lo mire con burla antes de levantarme y quitarme la armadura, masajee mi hombro y lo vi levantarse masajeando su costado, sus músculos se contrajeron y no pude evitar ver las gruesas gotas de sudor recorrer los músculos de su abdomen
El era un espectáculo, pero me ofende un poco que ni siquiera le importe ponerse una armadura
—Señorita —dijo Carol, mi doncella, lanzándome una mirada. Me mordí los labios y me acerque a ella tomando una pequeña manta entre sus manos para limpiar mi rostro — Tenemos que irnos ahora majestad
Asentí, comenzando a caminar junto a ella sin mirar al hombre sudoroso y medio desnudo tras mi espalda
—¿Sabes de que quiere hablar papá? — susurre pero la tensión en su cuerpo me hizo mirarla con mayor atención cuando entramos al castillo, no hubo una respuesta de su parte —¿Carol? — llame de nuevo, ella trago saliva y negó despacio
Pero claro que sabía y que no me lo haya dicho, solo quería decir que esto era delicado, después de todo, el rey Baco estaba muy ocupado para tener charlas con la heredera al trono
Recorrimos los pasillos de mármol y cuando llegamos a mi habitación, Carol, corrió al baño a preparar la tina, deje la armadura aun lado y comencé a quitarme los pantaloncillos que usaba para el combate
—¿La señorita aun no regresa? —fruncí el ceño cuando escuche la negativa de la otra mujer y luego una risita... estas mujeres tenían "noticias" y muy buenas al parecer —Dime que es cierto lo que dijeron sobre ella— que sorpresa, la comidilla era yo, me acerque un poco más a la puerta cuando otra de las chicas volvió hablar —¿Entonces habrá una boda?
¿Una boda? Un segundo ¿realmente estaban hablando de mí?
Carol, salió del baño, la miré llevando un dedo a mis labios, frunció el ceño y luego una sonrisa divertida tembló en sus labios, no era la primera vez que me atrapaba escuchando a la servidumbre... no era mi culpa, después de todo sus "chismes" siempre trataban de mi familia, vamos, me enteraba de cosas que ni yo sabía que habíamos hecho
—¿De que hablan? —dijo una nueva mujer, la hermana de Carol para ser exactos —La princesa Muriel, no está comprometida con nadie
Y la sonrisa se borró, me quedé quieta, muy quieta, le lance una mirada a Carol, se había quedado pasmada, con los ojos demasiado abiertos. Cuando se encontró con mi mirada, hizo el ademan de acercarse y salir de inmediato, la detuve cuando las mujeres siguieron hablando y mi doncella parecía aún más nerviosa
— Su majestad el Rey y el padre de Ed lo estaban hablando anoche — Carol cerro los ojos con una expresión frustrada, un claro "no puede ser" fue gritado por su rostro
Suficiente, verdad o no, esto era demasiado
—Señorita...
Me subí los pantaloncillos de nuevo y odie que fueran tan ajustados, abrí la puerta con fuerza, las mujeres que sonreían, borraron esa estúpida expresión cuando me vieron salir, la vergüenza llego a sus rostros y de inmediato evitaron mi mirada haciendo sus reverencias
Camine por el pasillo a pasos apresurados, no podían estar hablando en serio ¿no? Supongo que aun cuando mi padre carecía de una... comunicación explícita conmigo, no sería capaz de ocultarme esto... un segundo ¿era de esto de lo que quería hablar?
Una nueva maldición salió de mis labios
—Señorita—corrió mi dama detrás de mí, soltando jadeos con cada paso—creó que no es... momento para... esto
—Tampoco lo es para casarme ahora—me detuve y le di una mirada que la hizo encogerse en su lugar —¿Dónde está mi padre?
—E-eh el Rey B-baco está e-en —tartamudeo, mirando mi aspecto
—Rápido, Carol, ¿Dónde está?
Los guardias a las orillas del pasillo estaban inmóviles, no emitían un solo sonido pero sabía que estaban alertas... y al igual que mis chicas de servicio, estaban atentos a cualquier cosa que saliera de mis labios, suspire
—¿Dónde está mi padre Carol? — pregunté con el tono más suave que pude, agacho la mirada y suspiró derrotada
—En su oficina majestad, con su gabinete — murmuro
Me di la vuelta decidida, caminando sobre el piso de mármol hasta su oficina
—Señorita Muriel, debería vestir...
Abrí la puerta de la oficina sin esperar a que Carol terminara su sugerencia sobre mi vestimenta, los guardias no se inmutaron... supongo que estaban acostumbrados a mis desplantes, pero esta vez no ocultaron sus gestos fastidiados.
Al interior de la habitación, seis hombres me miraron con intriga desde la enorme mesa de reuniones, sus caras regordetas no parecían sorprendidas cuando identificaron quien estaba en la puerta y una vez que me vieron decidida a no irme, encontré expresiones de hartazgo
¿Hoy sería un fastidio para todos? Parece que si
Suspiraron, recogiendo sus cosas, en una orden silenciosa, lo sabían, mi presencia ahí era un "largo" silencioso, mire a mi padre, se veía imponente, estaba de pie con los brazos apoyados en la cabeza de la mesa de caoba, tomo un respiro y miro hacia abajo
Los hombres del gabinete me hicieron reverencias forzadas y se fueron, cerrando la puerta tras mi espalda.
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Kalon
FantasyUna princesa guerrera, un soldado enamorado y Kalon, el último Rey Dragón. -¿Por qué me necesitas cerca? -susurré, no dijo nada pero se relamió los labios y algo en mi se altero, me acerqué, solo quería romper la distancia pero su mano fue a mi cuel...