—Mjmm. Lisa gemía cuando jennie comenzó a chuparle su cuello como si se la quisiera comer.
—Me vas a matar, mujer. Lisa le dió un casco beso.
—Oye, ¿pensaste bien lo de anoche?
—Si, y...¿quieres ir despacio para mí?
—Con que lo consideres soy feliz. Jennie le dió un beso.
—¿Qué fue eso? Ambas volvieron a ver al escuchar ruidos del mini bar.
Ambas fruncieron el ceño al escuchar los gemidos de sus hermanas.
—Que asco. Jennie se rió y luego Lisa la siguió.
—Creo que están ocupadas haciéndonos las bebidas.
—¡Lisa!, que asco.
—¿Y si vamos a casa y hacemos lo mismo?
—No.
—¿Por qué no?
—Por que...quiero estar en la piscina.
—Bien, entonces nos mantenemos aquí.
Lisa bajó su mano hasta la entrepierna de Jennie.
—¿Lisa?
—Dime.
—¿Que haces?
—Te hago sentirte mejor. Lisa metió su mano en el bikini de Jennie y luego acaricio su clítoris.
Jennie se abrazo más a Lisa y también colocaba su rostro escondido en el cuello de su Lili.
—Ah.. Lisa gimió al sentir a Jennie morder su cuello al intentar callar sus propios gemidos.
—Metelos. Jennie suplicó.
—Lo haré, paciencia, cariño. . . . Lisa gruño.
-Me gusta Jen... Me gusta como me montas.
Jennie la volvió a ver a los ojos y le sonrió mientras empezaba a saltar más rápido. No apartaban la mirada una de la otra.
Lisa sonrió. Jennie se acercó al rostro de Lisa, abrió su boca para gemir cerca de la de Lisa. Todo mientras se veían a los ojos.
-Lisa... Me follas tan bien. Lisa alzó sus caderas para empezar a penetrar desde abajo. Jennie comenzó a rebotar en su polla y rápidamente puso sus ojos en blanco sintiendo como la polla de Lisa la penetraban con rapidez y fuerza generando un ruido de sus pieles chocando.
-Tu coño, tu coño es mío Jennie, nadie podrá hacerte lo que yo.
—Si, Así. Jennie gemía más fuerte mientras montaba a Lisa.
—¿Te gusta?
—Si, mierda, me encanta.
Lisa gruño más fuerte mientras agarraba las nalgas de Jennie y las apretaba con fuerza.
Lisa y Jennie no pudieron evitar los gemidos que salieron de sus bocas al sentir como sus orgasmos se formaban en sus vientres.
—Te amo. Gimió Jennie antes de correrse sobre la polla de Lisa.
Lisa tiró su cabeza para atrás y gimió fuertemente mientras se corría. Aún se descargaba en Jennie pero eso no detuvo sus movimientos suaves esperando a que terminara de sacar todo su semen.
Jennie cayó rendida en el hombro de Los mientras ella acariciaba la espalda.
Lisa dejó pequeños besos en la clavícula de Jennie.
—¿Estas bien?
—Más que bien. Jennie le besó los labios.
—Duerme. Lisa le susurró.
—¿Encima de ti?
—Si.
—¿Tú dentro?
—Si. Jennie cerró los ojos y cayó rendida en un profundo sueño.
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