Capítulo 14: Conociendo a Muzan

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FELIZ CUMPLEAÑOS A ESTÁ HERMOSURA DE HOMBRE

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En un rincón apartado del bosque, donde la luz apenas se filtra entre los árboles densos, dos pequeñas figuras se adentran en la penumbra en busca de bayas. Seika, una niña de 11 años con cabello castaño y ojos curiosos, lleva una pequeña cesta en la mano, mientras su hermana menor, Seiya, de 8 años, la sigue con una mezcla de admiración y nerviosismo.

Seika: – mirando alrededor – ¡Seiya, quédate cerca! Este bosque puede ser peligroso en las noches.

Seiya: – tomando la mano de su hermana – ¡No me alejaré! Pero, ¿qué hacemos si encontramos algo raro?

Seika: – sonriendo con seguridad – No te preocupes, no pasará nada. Solo buscaremos bayas y luego volveremos a casa.

De repente, un sonido sutil, casi imperceptible, llega a sus oídos. Una sombra se mueve entre los árboles. Muzan Kibutsuji, con su presencia enigmática, observa a las niñas desde la penumbra, fascinado por sus valentías y purezas.

Muzan: – en voz baja para sí mismo – Qué curiosa compañía… ¿Qué hacen dos niñas tan pequeñas en un lugar como este?

Las niñas no notaron la presencia de Muzan, completamente absortas en su búsqueda. Seiya encuentra un grupo de bayas brillantes y sonríe al ver el hallazgo.

Seiya: – entusiasmada – ¡Mira, Seika! ¡Encontré muchas bayas!

Seika: – corriendo hacia su hermana – ¡Qué bien! ¡Podemos llevarlas a casa y vender algunas!

Muzan, intrigado, decide acercarse un poco más para observarlas mejor. Se mueve con una elegancia casi sobrenatural, su presencia apenas es audible.

Muzan: – con voz suave – Buenas noches, pequeñas. ¿Qué están haciendo en un lugar tan lejano de su hogar?

Las niñas se giran de golpe al escuchar la voz, encontrando a Muzan a unos pocos pasos de distancia. La sorpresa y un toque de temor asoman en sus rostros, pero por más intimidando que era la voz de Muzan las pequeñas en ves de tenerle miedo sintieron curiosidad y algo de desconfianza.

Seiya: – con un atisbo de desconfianza – Hola. Estamos buscando bayas. ¿Quién eres tú?

Muzan: –sonriendo ligeramente – Soy Muzan. Me preguntaba qué hacían en este bosque a esta hora del día.

Seiya: –manteniendo una actitud valiente – Yo soy Seiya y ella es mi hermana mayor, Seika. Estamos buscando bayas para llevar a casa.

Seika: – con timidez – Hola, señor Muzan.

Muzan: – agachando un poco la cabeza – Encantado de conoceros, Seiya y Seika. Aunque me pregunto si es seguro para dos niñas estar solas aquí.

Seiya: – frunciendo el ceño – Estamos bien, mientras estemos las dos juntas podemos con cualquier cosa además solo necesitamos encontrar unas cuantas más y luego volvemos a casa.

Muzan: – con una sonrisa enigmática – Me parece que tenéis mucho coraje. Eso es admirable.

Seika: – mirando a Muzan con curiosidad – ¿Y usted, señor Muzan, está aquí para encontrar algo?

Muzan: – Pensativo – Digamos que estoy aquí en busca de algo importante. Y parece que he encontrado algo interesante.

Las niñas, aunque todavía un poco cautelosas, sienten una curiosa tranquilidad en la presencia de Muzan. La manera en que él habla, su tono suave y su actitud, hace que ambas se sientan tranquilas.

Seiya: – mirando el grupo de bayas en sus manos – ¿Le gustaría unirse a nosotras, señor Muzan? Podemos compartir lo que encontremos.

Muzan: – con una mirada que denota sorpresa ya que en todos los años que ha vivido siempre causa terror a las personas y la actitud de ambas niñas le llenaba de curiosidad – Agradezco la invitación. Estaré encantado de acompañarlas.

Mientras las niñas vuelven a la tarea de buscar bayas, Muzan se mantiene a su lado, observando el simple placer que encuentran en algo tan mundano. A medida que avanzan, la conversación entre ellos fluye con naturalidad, y Muzan, a pesar de su naturaleza oscura, empieza a apreciar la cálida compañía de las pequeñas

El Despertar de un Amor Inmortal 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora