Capítulo 3: recuperando tiempo perdido (Padre e Hijo)

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En lo profundo del océano, donde las corrientes acariciaban el reino del Señor de los Mares, Poseidón, él recordaba con melancolía a su amada Medusa y a sus queridos hijos. Sentado en su trono de coral, con el resplandor de las aguas azules reflejando en su mirada pensativa, sus recuerdos se entrelazaban con el dolor de los tiempos perdidos.

Poseidón: Medusa, mi amada Medusa," susurró, su voz resonando suavemente en las profundidades marinas. "¿Dónde estarán nuestros hijos ahora?" En ese momento, un eco de la voz de Medusa pareció resonar en su mente: "Para protegerlos, debemos separarlos. Sellaré sus poderes y memorias divinas para que vivan como mortales. Es nuestra única esperanza, mi amor."

Poseidón recordó cómo, con el corazón destrozado, había accedido a los deseos de Medusa. Sus hijos fueron enviados a distintas familias humanas, lejos de los ojos curiosos de los dioses que planeaban una nueva guerra contra los Titanes. Era un sacrificio doloroso, pero necesario para mantener a salvo a sus hijos del caos inminente.

Años después, cuando la guerra concluyó y Poseidón buscó desesperadamente a sus hijos, recibió la devastadora noticia. Los encontró muertos, cada uno de ellos en circunstancias trágicas y dolorosas. La peor de todas fue enterarse de que su hija, su pequeña princesa, había muerto embarazada, para poder encontrarlos los puso en el ciclo de las reencarnaciones para que así algún día poder encontrarlos y ser esa familia que siempre debieron haber sido.

Desde entonces, Poseidón había buscado incansablemente. A través de los siglos y los mundos, nunca renunció a la promesa hecha a Medusa en su lecho de muerte: encontraría a sus hijos perdidos.

Un día, en un rincón del reino marino, Poseidón sintió una presencia familiar. Un aura que le recordaba a su amada Medusa. Se acercó con cautela y vio al valeroso caballero de Pegaso, Seiya, en medio de una batalla épica con uno de sus generales marinos Bian Scale de Sea Horse.

Poseidón observó a Seiya con ojos llenos de emoción. "Eres la reencarnación de mi princesa" murmuró, su voz temblando con la mezcla de sorpresa y esperanza. Seiya, con los ojos muy abiertos, miró al imponente hombre frente a él. ¿Quién eres tú?" preguntó, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar.

Xxx: Soy Julián Solo o mejor conocido como Poseidón, el Señor de los Mares.

Seiya estaba de pie en la playa, mirando el horizonte con calma después de haber sellado exitosamente a Poseidón y restaurado la paz en el mundo. Su armadura de Pegaso brillaba bajo la luz del sol poniente cuando una figura conocida se acercó a él desde la distancia.

Días después

Julián: ¡Hola! Seiya de Pegaso

Seiya se giró hacia la voz y vio a un hombre alto y apuesto acercándose con una sonrisa cálida en el rostro. Reconoció instantáneamente a Julián Solo, el hombre que una vez fue Poseidón, el dios que desafió y luchó contra él para proteger a Saori.

Seiya: ¿Poseidón? ¿Qué haces aquí?

Julián: Así es, Seiya. Pero ahora simplemente soy Julián Solo. He dejado atrás mi papel como Poseidón.

Seiya asintió, todavía asimilando la información. Recordaba claramente las batallas épicas que habían librado, pero frente a él no veía rastro alguno de hostilidad o maldad.

Julián: Después de todo lo que pasó, me alegra poder verte otra vez y que estas bien. Ha pasado mucho tiempo desde nuestros días como enemigos.

Seiya: Sí, las cosas han cambiado mucho desde entonces. Es difícil creer que ahora estemos aquí, en este momento.

Julián: Cierto. Pero creo que el destino nos ha dado esta oportunidad de encontrarnos nuevamente.

El Despertar de un Amor Inmortal 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora