El sol se encontraba en su punto más alto del día, bañando el bosque con una luz dorada que se filtraba a través de las hojas verdes. La atmósfera estaba llena de tranquilidad, interrumpida solo por el canto alegre de los pájaros y las risas de las niñas. Seika y Seiya, dos hermanas con la piel bronceada por el sol y la mirada brillante de emoción, habían salido al bosque para disfrutar de una tarde de juego y recolección de frutas.
Seika: – con su pequeña cesta en la mano, avanzaba alegremente. – ¡Mira, Seiya! ¡Hay moras en ese arbusto! – exclamó, señalando un arbusto cargado de jugosas bayas moradas.
Seiya: – que iba unos pasos detrás de su hermana, se acercó rápidamente. – ¡Qué maravilla! Vamos a recogerlas – dijo con entusiasmo, mientras se arrodillaba para llenar su cesta con las moras.
Las niñas estaban inmersas en su tarea, riendo y conversando sobre los planes para el resto del día. La luz del sol proyectaba sombras juguetonas en el suelo, creando un juego de luces que hacía el ambiente aún más mágico. Sin embargo, el silencio del bosque se rompió con un crujido suave pero inconfundible.
Seiya alzó la vista y frunció el ceño al notar un grupo de figuras que emergían lentamente entre los árboles. Eran hombres vestidos con trajes oscuros, y su presencia parecía casi imponente. Las risas de las niñas se detuvieron de inmediato, y una sensación de inquietud se apoderó de ellas.
Seika: ¿Qué pasa Seiya? preguntó, notando el cambio en el rostro de su hermana.
Seiya: No lo sé – respondió Seiya, con la voz temblorosa. – Pero deberíamos estar atentas.
Los hombres rodearon a las niñas con movimientos suaves y calculados. Seiya y Seika sintieron sus corazones latir con rapidez mientras trataban de evaluar la situación. El líder de los hombres, era un señor mayor y su presencia imponente y mirada calculadora, dio un paso al frente.
Señor Kido: No queremos causarles daño – dijo con voz grave y controlada. – Pero necesito que la joven Seiya nos acompañe.
Seiya: – tratando de mantener la calma, respondió con firmeza, "¿Por qué debería acompañarlos? No los conozco."
Señor Kido: – El hombre se dirigió a las niñas con una mirada intensa. – Niña, vendrás con nosotros para convertirte en el próximo Caballero de Pegaso. Tu destino es proteger a mi nieta, Saori, quien es la reencarnación de Atenea."
Seiya: – se mostró aún más confundida y alarmada. – ¡Usted está loco! No tengo idea de lo que está hablando, y no voy a ir con usted."
Guardia: – Uno de los guardias, con un tono imperativo, ordenó: – ¡No te estamos preguntando si quieres ir o no niña, vendrás con nosotros así que no te resistas! – mencionó para acercarse y sujetar a Seiya.
Seiya: – intentó luchar contra ellos, pero eran muchos hombres y aunque tenía la fuerza seguía siendo una niña pequeña.
Seika: – desesperada por ayudar a su hermana, intentó golpear a los secuaces con todas sus fuerzas, gritando: – ¡Seiya, corre!
El intento de Seika no tuvo éxito; uno de los hombres la empujó con fuerza, haciéndola tropezar. Seika se golpeó la cabeza contra las raíces de un árbol cercano y cayó al suelo, aturdida y con dolor.
Seiya: ¡Seika!" gritó, viendo a su hermana en el suelo mientras ella era arrastrada hacia un helicóptero estacionado en el jardín. Otro de los hombres la sujetó con más firmeza y la llevó hacia el helicóptero.
Seiya sintió un dolor agudo en la cabeza cuando tropezó con una piedra en su camino hacia el helicóptero. La visión se volvió borrosa, y sus pensamientos se mezclaban en confusión mientras era introducida en la aeronave.
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El Despertar de un Amor Inmortal 💕
SonstigesDespués de tres meses de las guerras contra Apolo y Artemisa, los dioses experimentaban una calma tensa. Durante este período, surgió el sorprendente descubrimiento de que Seiya de Pegaso era en realidad el hijo perdido del señor de los mares, Posei...