Después de tres meses de las guerras contra Apolo y Artemisa, los dioses experimentaban una calma tensa. Durante este período, surgió el sorprendente descubrimiento de que Seiya de Pegaso era en realidad el hijo perdido del señor de los mares, Posei...
Este Capítulo va casi de la mano con un encuentro en el Santuario (Aioria x Estrella)
El sol estaba a punto de ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos. En el bosque cerca del santuario de Atenea, Aioros de Sagitario se encontraba en una postura de meditación bajo un imponente roble. Su mente estaba en calma, alejada del caos del mundo exterior.
De repente, una suave brisa movió las hojas, y una figura apareció entre los árboles. Aioros levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Shaniel de Orion, quien se acercaba con una sonrisa en el rostro.
Shaniel: Aioros, parece que nunca cambias -dijo, su voz melodiosa rompiendo el silencio.
Aioros: - se levantó y sacudió la tierra de su ropa con una sonrisa amistosa. - ¡Hola!, qué sorpresa verte aquí - respondió, extendiendo una mano en señal de bienvenida - ¿Qué te trae por el bosque?
Shaniel: - con su cabello negro con mechas rojo vino ondeando al viento, se acercó y aceptó la mano de Aioros para unirse a él bajo el roble. - Solo necesitaba un respiro - contestó ella-. A veces, la tranquilidad del bosque es todo lo que se necesita para aclarar la mente.
(Apariencia)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ambos se sentaron en el suelo, y la conversación fluyó fácilmente entre ellos. Aioros relató algunas de sus experiencias recientes en el entrenamiento, mientras que Shaniel compartió historias de sus aventuras bajo la constelación de Orión.
Shaniel: Tus habilidades en el combate han mejorado mucho desde la última vez que te vi - comentó, admirando el valor y la destreza de Aioros.
Aioros: Tu, no te quedas atrás - respondió, con una sonrisa -. Es raro encontrar a alguien que pueda seguir el ritmo de tus movimientos.
Mientras hablaban, la conexión entre ellos se hacía más evidente. Sus risas y bromas compartidas reflejaban una camaradería sincera, y la atmósfera alrededor parecía vibrar con una energía especial.
Meses después
Shaniel: ¿Recuerdas aquel torneo de entrenamiento en el que participamos juntos? - preguntó Shaniel, sus ojos brillando con nostalgia.
