𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑: 𝐋𝐚 𝐅𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐈𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨.

29 6 0
                                    

Capítulo Tres: La Flor del Infierno

Llevo casi una semana aquí, y hasta ahora no ha ocurrido nada realmente interesante. Solo he tenido la oportunidad de conocer a los amigos de Zeke, incluida su novia, que es muy linda.

Ahora me encuentro en el jardín, debatiendo en mi interior: ¿Corto o no la flor?

Es roja, de un rojo tan intenso que, a la distancia, podría parecer rosada. Pero según Zeke, es un rojo profundo. Su tallo a veces es verde claro, otras veces verde oscuro.

Suspiré pesadamente y me alejé de la flor, pero una voz en mi interior me interrumpió.

>>¿Te rindes tan fácilmente?

Miré a mi alrededor, buscando la fuente de la voz, pero no había nadie más en el jardín. La maldita flor se estaba convirtiendo en una peligrosa tentación. Llevo tres días viniendo solo para admirarla y debatiendo si cortarla o dejarla ahí, esperando a que se marchite.

Era la única flor en todo el jardín que realmente llamaba la atención. No es que las demás no fueran hermosas, pero esta destacaba entre todas.

>>Tú eres la flor que resalta entre todas en el jardín.

Otra vez esa voz en mi cabeza. No podía ser mi conciencia o algo así, eso sería ridículo.

Cuando finalmente estaba a punto de cortar la flor, la duda me invadió de nuevo.

Vamos, la cortas o te vas a la mierda, tú decides, Mikasa.

Suspiré, no podía cortarla. Esa flor no me pertenece.

Pero está en la propiedad de tu hermano y como él dijo hace seis días:

Siéntanse cómodos, esta es su casa ahora. Así será de hoy en adelante, todo lo que ven aquí les pertenece — habló Zeke con firmeza.

Estaba en una lucha interna entre hacerle caso a mi ángel bueno o a mi ángel malo. Malditas flores.

Sentí que alguien me observaba. Miré hacia el bosque, algo allí me atraía, como un imán.

El recuerdo de la gota de sangre en la ventanilla vino a mi mente como un rayo. ¿Y si esa gota de sangre no fue producto de mi imaginación?

Sin pensarlo, me levanté para salir huyendo de allí. Pero algo me hizo detenerme.

>>Cobarde.

Esa palabra, de siete letras y tres sílabas, me detuvo en seco.

¿Era mi subconsciente llamándome cobarde? Sé que estoy loca, pero... ¿llegar a tanto?

Con los pelos de punta, me fui de allí. Me daba igual que me llamara cobarde a mí misma. Ahora estaba más asustada que nunca.

{...}

Estábamos reunidos en el comedor para la cena. Los platos llegaron minutos después de que nos sentamos.

Estaba bebiendo vino tinto cuando Zeke sacó el tema de la flor.

— ¿Han oído hablar del mito de la flor lycoris radiata o, como muchos la conocen, la flor del infierno? — mencionó, mirándonos a todos en la mesa.

Me tensé, hacía unas horas había estado intentando arrancar esa misma flor.

— No — negó Eren, mirándolo atentamente—. Mis padres me hablaron de ella, pero nunca terminaron de contar la historia.

¿Qué? ¿Habían hablado de la maldita flor y no me dijeron nada?

>>Como siempre...

Ignoré la misteriosa voz en mi cabeza, suspiré y seguí comiendo mi sopa.

Ellos continuaban hablando de la flor, y yo estaba perdida en mis pensamientos hasta que una parte de la conversación captó mi atención.

— La flor lycoris radiata se encuentra en China, Japón, Nepal y Corea, pero es más común en el sureste de China y el sur de Japón —lo miré atentamente—. Hay mitos que dicen que se usa para pérdidas o para las almas de los muertos que han abandonado sus cuerpos y deambulan hasta que llegue su juicio final — suspiró y tomó un sorbo de té—. Hay un mito en particular...

Iba a continuar, pero su novia lo interrumpió.

— Con tu permiso, me gustaría hablar de este tema — la castaña habló mientras se acomodaba las gafas.

— No hay problema — sonrió Zeke. Yo estaba clavada en mi asiento, esperando impaciente a que la castaña hablara.

— Muchos de nuestros ancestros nos hablaban de los "vampiros", en la época en que estos eran populares y chupaban el cuello de las personas hasta secarlas —sonrió con malicia, mirando a Zeke—. Bueno, cuando un vampiro encontraba a su "Tua cantante", debía colocar un señuelo para que su pareja eterna estuviera siempre a su lado. Ese señuelo consistía en colocar la flor lycoris radiata frente a la chica o chico.

— Si su tua cantante tomaba esa flor entre sus manos, instintivamente le pertenecía al vampiro. La flor lycoris radiata se desecaba, pero mantenía su forma, nunca se marchitaba. Eso significaba que pertenecía al vampiro para toda la eternidad, o al menos hasta que él o ella muriera — terminó la castaña.

Listo, ya no podría dormir tranquila pensando que soy la tua cantante de algún chupa sangre.

— ¿Y esa flor en el jardín qué significa? — pregunté. Todos en la mesa me miraron confundidos.

— ¿Qué flor? — preguntó Eren, frunciendo el ceño.

Pensándolo bien, si hablaba de esa flor, alguno de ellos podría arrancarla y convertirse en tua cantante de algún muerto viviente. Mejor prevenir que lamentar.

— ¿Dije flor? — asintieron. ¡Mierda, piensa en algo rápido!— Quise decir... flotador. Sí, ¿qué hace ese flotador en el jardín?

Todos me miraron como si estuvieran hablando con una loca o una borracha.

— ¡Ah! ¿El flotador que está en el jardín cerca de las cerezas? — preguntó Zeke, a lo que asentí rápidamente. — Creo que Hange lo dejó ahí, ¿cierto, Zoë?

— No — dijo ella, mientras Zeke apretaba su mano—. ¡Ah! ¿El flotador de patitos? Sí, lo dejé ahí.

Fruncí el entrecejo, ¿qué diablos acaba de pasar?

Ignoramos el tema de flores y flotadores, y seguimos comiendo en tranquilidad, o al menos eso aparentaba yo.

¿Y si la flor del infierno me pertenece a mí?

---

Gracias por leer 🌷

He Is Dangerous. (Rivamika) REMAKE y FINALIZACIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora