Capítulo quince: El Lazo Carmesí.
Sentí el contacto cálido de sus labios sobre los míos, mientras me acomodaba en el sofá. Los recuerdos llegaban en oleadas vagas y fragmentadas; no entendía qué estaba ocurriendo. Algo dentro de mí se sentía perdido, ajeno a la realidad que me envolvía.
Con lentitud y delicadeza, empujé a Levi para apartarlo de mí. Él se retiró con cuidado, como si ya supiera lo que estaba ocurriendo en mi cabeza, leyendo lo más profundo de mis pensamientos.
—Yo... —susurré, queriendo disculparme por haberlo dejado en un estado tan vulnerable. Pero antes de que pudiera continuar, su dedo se posó suavemente en mis labios, acariciándolos, como si con ese gesto pudiera calmar el torbellino de emociones que me invadía.
—Está bien... —murmuró con voz ronca mientras enterraba su rostro en mi cuello, inhalando mi aroma, como yo había hecho con él anteriormente. Sentí un estremecimiento recorrer mi cuerpo, como si su cercanía pudiera deshacer cualquier confusión en mi mente.
Sus susurros, llenos de una intensidad que no había conocido, junto con el toque firme de sus manos acariciando mi piel, disiparon cualquier rastro de recuerdos vagos. De pronto, el único mundo que existía era él y la calidez que emanaba de su cuerpo.
Cuando su mano rozó el borde de mis pechos, un jadeo involuntario escapó de mis labios, llamando su nombre. Mi mente se nubló con el placer que su toque me transmitía, cada caricia encendía un fuego incontrolable en mí. Sentía el calor de sus labios rozar mi piel, su aliento cubriéndome como una suave brisa. La calidez que su mera presencia me proporcionaba era abrumadora, y el deseo de sentir su boca morder mi cuello crecía insistentemente dentro de mí.
Mis manos temblaban, anhelando tocarle, olvidando por un momento que él podía leer cada uno de mis pensamientos. Levi, con una sonrisa apenas perceptible, tomó una de mis manos y la guió hasta su pecho, donde sentí el latido firme de su corazón bajo la tela de una camisa blanca, similar a la que solía usar en la universidad. El contacto me hizo recordar lo que solía ser mi vida antes de que todo cambiara.
Pero algo me estaba afectando. Mis párpados comenzaron a pesar, la lucha por mantenerme despierta se hizo evidente. ¡No! No podía dormirme ahora. Sin embargo, el agotamiento de los últimos días, sumado a la falta de comida y descanso, comenzaba a hacer mella en mí. Había descubierto recientemente que no era completamente humana, sino un vampiro semidemonio, y esa revelación lo había cambiado todo. En mis investigaciones, había aprendido que, aunque los vampiros podían alimentarse de comida humana, no hacerlo de sangre o sufrimiento podía debilitar sus habilidades y sus defensas.
—Oye, Levi... —murmuré, mientras él continuaba dejando besos suaves alrededor de mi rostro.
—¿Uhmm? —respondió, sin detenerse. Mi cuerpo reaccionó con un gemido inesperado cuando su mano se aventuró a explorar zonas que no debían ser tocadas tan fácilmente.
—¿P-por qué no he muerto antes? —Levi detuvo sus caricias, mirándome con una mezcla de curiosidad y confusión. Traté de explicarme, aunque el calor de su cuerpo nublaba mis pensamientos. — Ya sabes, cuando creía que era humana... aunque nunca lo fui. Pero, ¿por qué no he muerto al no alimentarme de sufrimiento, miedo o sangre?
Sabía que si solo me alimentaba de comida humana, eventualmente, podría morir. Y yo había sobrevivido mucho tiempo sin probar sangre o causar sufrimiento. Levi reflexionó por un momento antes de responder, mientras sus dedos trazaban círculos en mi espalda.
—Supongo que ellos añadían pequeñas cantidades de sangre a tu comida o bebida sin que te dieras cuenta. Es la única explicación lógica. —Sus palabras se sentían como una caricia en mi mente, mientras me acomodaba en su regazo, sintiendo su rostro apoyarse en mi cuello.
Asentí, procesando la nueva información. Todo parecía tener más sentido ahora, pero aún había mucho que no comprendía. Levi pareció captar mi confusión y susurró, con una voz cargada de promesas:
— ¿Quieres continuar?
Mi cuerpo respondió antes que mi mente. Lo único que pude decir fue: “Quiero que me muerdas.” Y sin más palabras, Levi me atrajo más cerca de él y mordió mi cuello con una delicadeza que solo él podía tener. Sentí sus colmillos penetrar mi piel, y en ese momento, una ola de placer recorrió todo mi ser.
Un gemido escapó de mis labios mientras me estremecía bajo su toque. La presión en mi cintura se intensificó, sus manos aferrándose a mí con un deseo que solo reflejaba el mío propio.
El placer era tan intenso que podía compararlo con la primera vez que experimentas un orgasmo, pero incluso eso parecía pálido en comparación. La humedad en mis bragas me hizo sonrojar, y apreté mis piernas, intentando calmar el deseo que continuaba creciendo.
De repente, todo comenzó a girar. Mis párpados, cada vez más pesados, luchaban por mantenerse abiertos. A duras penas, pude ver cómo Levi se apartaba de mi cuello, su lengua limpiando los restos de sangre que habían quedado alrededor de su boca.
Sentí un beso suave en mi frente antes de que la oscuridad me envolviera por completo.
{...}
Me desperté con dificultad, sintiendo la suavidad de la cama bajo mí. ¿En qué momento había llegado aquí? Ya no llevaba puesta la túnica negra; en su lugar, mi piel estaba cubierta por una camisa blanca. Mis mejillas se sonrojaron al recordar cómo había perdido la conciencia en el mejor momento de la noche.
Me levanté y caminé hacia la puerta, que estaba entreabierta. Bajé las escaleras hasta el primer piso, donde el silencio me envolvió como una manta fría. Sentí un escalofrío recorrerme al notar la quietud que llenaba la casa.
— Buenos días, señorita Mikasa —una voz suave me sobresaltó. Al levantar la vista, vi a una mujer de cabello blanco, que apareció ante mí sin previo aviso, haciéndome saltar en mi lugar. —Le pido disculpas, no era mi intención asustarla.
—No hay problema —respondí, intentando calmar los latidos acelerados de mi corazón. —Ehh... ¿Dónde está Levi?
—¿Se refiere al príncipe Ackerman? —asentí, notando cómo su tono cambiaba al mencionar su título. —Él no se encuentra en estos momentos, pero me pidió que le ofreciera una copa de sangre tan pronto como usted despertara. —Hizo un gesto para que la siguiera, y la seguí hasta lo que parecía ser un sótano.
— Aquí está el suministro de sangre del príncipe, de las mejores, según él, exquisitas —me explicó, sacando una llave de la falda larga que llevaba. —El príncipe me ha dado órdenes estrictas de que solo puede beber de su sangre.
—¿Por qué? —pregunté, incapaz de ocultar mi curiosidad.
—No me ha dicho el porqué, solo que es su voluntad —respondió antes de salir del cuarto, dejándome rodeada de estantes llenos de botellas de vino, que en realidad contenían sangre.
Leí las etiquetas de cada botella hasta encontrar una que databa de 1478 después de Cristo, la más antigua de todas. Sabía que era su sangre. Cogí una copa y vertí un poco de ese líquido carmesí. Solo pensar que la sangre de Levi estaría en mi boca me hizo salivar.
Mientras levantaba la copa, no pude evitar sentir que con cada gota de esa sangre, mi conexión con Levi se profundizaba, y el lazo que nos unía se volvía más fuerte y, quizás, más peligroso.
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He Is Dangerous. (Rivamika) REMAKE y FINALIZACIÓN.
Fanfiction-¿Quién es él? -pregunté, sintiendo un nudo de curiosidad en el pecho. -Mira, mi linda azabache de tez blanca -respondió el chico rubio, inclinándose hacia mí con un susurro-. Solo tengo una cosa por decirte: él es peligroso. Mis ojos se desviaron h...