Capítulo Siete: ¿Por qué duele?
Demonios.
— ¿Todavía no entiendes las reglas, verdad? —la voz de la rubia resonó en la cafetería, fría y calculadora, mientras me lanzaba una mirada que pretendía intimidarme. Sin embargo, aunque no la conocía bien; su intento de amedrentarme era tan inútil como ese uniforme que ella misma había seleccionado para toda la universidad. Me había enterado de aquello último por Hange.
La observé sin parpadear, notando cada línea de tensión en su rostro, cada destello de rabia en sus ojos. Estaba intentando provocar una reacción en mí, una que no le iba a conceder.
— ¿Reglas? —mi voz sonó tan ligera como una pluma, con una sonrisa que rozaba lo inocente—. No sabía que, además de este espantoso uniforme, había reglas que debía seguir. —El puchero que hice fue casi infantil, una burla sutil, una espina que sabía que se clavaría en su orgullo.
Sus ojos destellaron de furia contenida, pero su respuesta no fue menos furiosa—: Cállate.
— ¿Por qué? — me crucé de brazos, retándola con la mirada—. ¿Quién eres tú para obligarme a callar?
— Soy la presidenta del comité estudiantil de la universidad —su voz se alzó, estampando su puño en la mesa con fuerza. La madera vibró bajo el impacto, pero ni Hange ni Eren se inmutaron.
— ¿Y eso qué? —hablé con calma, acomodándome en el asiento como si nada hubiera pasado—. Ese título no te da el derecho de obligar a una simple estudiante a guardar silencio cuando solo estaba expresando su opinión. ¿O sí?
Vi cómo su rostro se contorsionaba de rabia; estaba al borde de explotar. Sus labios se torcieron, formando palabras que nunca llegó a pronunciar.
— Eres una hija de...—comenzó, pero no la dejé terminar.
— Alto ahí —interrumpí, poniéndome de pie de un salto y agarrando la corbata que colgaba de su cuello—. Puedes meterte conmigo todo lo que quieras, pero no te atrevas a involucrar a mi familia.
La solté con un movimiento brusco, devolviéndole el espacio que había invadido. Por un momento, su respiración quedó atrapada en su garganta, sus ojos parpadearon incrédulos, y luego, la furia tomó el control. La ira que emitía era palpable, como una energía que pulsaba en el aire. Los otros dos rubios se quedaron estupefactos, bueno, solo uno de ellos, la más pequeña se quedó clavada con Eren.
— Esto no se quedará así —espetó, sus palabras impregnadas de amenaza.
Le sostuve la mirada, mi sonrisa ahora era gélida, calculadora, como ella cuando ingresó a la cafetería—. ¿Me estás amenazando? Me halagas. La idea de que una persona como tú me vea como una amenaza me hace sentir realmente importante. —La burla en mi voz era evidente, disfrutaba cada segundo al ver cómo se retorcía de rabia.
Su rostro se tiñó de rojo mientras luchaba por contenerse. Finalmente, giró sobre sus talones y salió de la cafetería con su séquito de rubios siguiéndola.
En cuanto se marchó, sentí una chispa encenderse dentro de mí, una sensación que no había experimentado en mucho tiempo.
>> Eso me encendió, te veías tan jodidamente sexy...
Aquella voz, que creí silenciada, volvió a invadir mi mente, envolviéndome en susurros que me erizaban la piel.
>> Me diste esperanzas. No juegues con mis ilusiones, mocosa.
La confusión se apoderó de mí. ¿Qué eras tú? ¿Un fragmento de mi conciencia, un eco de mi alma? ¿Eres parte de mí? ¿Puedo controlarte? ¿Eres tú yo o soy yo tú?
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He Is Dangerous. (Rivamika) REMAKE y FINALIZACIÓN.
Fanfiction-¿Quién es él? -pregunté, sintiendo un nudo de curiosidad en el pecho. -Mira, mi linda azabache de tez blanca -respondió el chico rubio, inclinándose hacia mí con un susurro-. Solo tengo una cosa por decirte: él es peligroso. Mis ojos se desviaron h...