Tarde de Guerreras

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Después de librar la batalla en Oceanía volví a mi casa en Austria
El corte, bueno, corte... agujero que me había hecho Taranee en el hombro me dolía a rabiar por lo que yo volví y los demás se quedaron.

Después de un mes, el hombro ya se había curado, y los territorios estaban muy tranquilos, así que se me ocurrió una cosa, hice un grupo en Skype con mis seis hermanas y adelante.

-Buenas tardes súper guerreras, vuestra querida hermanita Lena ha tenido una idea- digo sonriendo.

- A ver, sorpréndenos- dice Taranee estirándose y veo su marca de enlace, es la cabeza de un lobo con una estrella de base y un hilo que lo rodea todo, se me cae la mandíbula.

- ¿¡ TE HAS ENLAZADO CON TIM Y NO HAS SIDO CAPAZ NI DE LLAMARME PARA CONTÁRMELO!? ¿CUÁNTO HACE?- digo anonadada.

- Puff, la noche que te fuiste... menos mal que las habitaciones están insonorizadas que sino... - dice Sephora riéndose.

- Ya te vale Taranee, eres mala hermana que lo sepas eh- digo picada.

- Bueno, ¿cuál era tu súper idea?- pregunta Kylie.

-Eso, venga, no nos dejes con la intriga- insiste Maya.

-Ah, que visto lo visto con Taranee, me asegura que necesitamos más que nunca una tarde de guerreras, ¿qué os parece? Mañana todas en mi casa durante tres días, no vayamos a dejar a los chicos mucho tiempo solos- digo sonriendo y Dario se sienta a mi lado y saluda.

- Me parece una idea estupenda- dice Nora- mañana por la mañana estoy allí, como todas espero.

- Espera... las siete guerreras juntas ¿aquí?- dice Dario.

- Sí, las siete aquí Dario- digo mirándole.

- ¿Tú estás loca? Invasión de mujeres.

- Pues vete a tu casa, que ya te has quedado aquí y no hay quien te mueva perro.

- Te parecerá bonito decirle eso a tu hermano ¿eh?

-No te preocupes Dario, yo me apunto también – dice Leo en la pantallita de Taranee.

- Y está claro que no sería una fiesta sin mí- dice Tim por la de Sephora.

- Pero que no es una fiesta, es una tarde de chicas, manicura, cachimba, helados, peluquería y maquillaje, películas románticas... - digo apartando a Dario del ordenador.

- Pues ya está, no se hable más, mañana aquí todos, adiós- dice Dario y cuelga.

-¿Pero tú eres tonto o te lo haces? Iba a ser una tarde de chicas, te los llevarás a tu casa ¿no? - digo mirándole seria.

-No, todos aquí.

- Solo hay tres habitaciones Dario y vamos a ser 10 personas, ¿qué hacemos?, ¿tres personas por habitación y que alguien duerma en el sofá?

- Oye, pues no estaría mal, pero veo más conveniente que las habitaciones sean para las tres parejas, Dayana y yo, Tim y Taranee, y Leo con su guerrera.

- Claro... que buena idea, y después me tocará quemar las sábanas por que no dormiría ahí ni muerta.

-Ya lo que hagas con las sábanas es cosa tuya hermanita- dice cogiendo una cerveza.

-PUES NO VES QUE NO IMBÉCIL, O TODOS EN LAS HABITACIONES O NADIE... así que ves pensando como y donde vamos a dormir 10 personas, porque la idea de que también vengan los caballeros ha sido tuya, tienes hasta mañana- digo quitándole la cerveza.

Al día siguiente me despierto sin Dario al lado, eso ya es raro, es una marmota. Escucho ruidos en el jardín, bajo y me asomo por la puerta que da a la parte trasera y veo a Dario poniendo como una cortina a una especie de pérgola, subo a vestirme.

El metal de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora