A Bailar

47 7 0
                                    

Taranee Pov

No nos íbamos a rendir tan rápido. Lo intentaríamos todos los días de hogueras. Esa era la suerte de que Tim tuviera familia allí, que tenía una casa suya por lo que nos podíamos quedar. Noticia que entusiasmo a Dayana.

Cuando Dario nos explicó lo que pasó nos dimos por avisados todos, no tenemos que provocar a Lena, ahora no podríamos anticipar sus movimientos. Por lo que debíamos ir con pies de plomo.

Habíamos decidido utilizar la escusa que dijeron Tim y Dario, estábamos de fiesta, por lo que no nos acercaríamos demasiado a ella, lo justo y necesario. Aunque según Dario algo había cambiado en ella, y no a mejor... como si los anteriores cambios lo hubieran sido.

Era el segundo día de hogueras, 21 de junio, Dario y Tim se estaban empezando a cansar de que todo el mundo, bueno, el mundo masculino, se quedara mirando embobados cada vez que pasábamos. No es por presumir, pero no hay tías como nosotras ni de coña. Por la mañana cuando íbamos a comprar se nos acercaron unos chicos.

- Perdonad, ¿sois modelos profesionales? - dice el más bajito de los tres que eran.

- Ems... Sí, son modelos profesionales – dice Tim, es el único que habla español.

- ¿De dónde son? - pregunta el mediano.

- De Finlandia- responde empezando a mosquearse.

- Joder, están todas para empezar y no parar de darles toda la noche. - dice el alto.

Una cualidad que teníamos guerreras y caballeros es que para poder comunicarnos en cualquier parte del mundo aprendíamos el idioma con increíble rapidez.

- Y tanto, y no sabes como lo hacen – dice Dario sonriendo de lado.

- ¿Qué dices? ¿Con todas? - pregunta el bajito.

- Exacto, ¿no ves que son seis? Las dos morenas y la pelirroja son mías – dice Tim.

- Y las rubias y la castaña mías – dice Dario sonriendo de lado.

Los tíos se quedan sorprendidos y se van refunfuñando, no nos hemos enterado de mucho, pero por lo que parece querían algo de nosotras, y no bueno.

Esa noche fuimos a la misma barraca de Lena otra vez y esta vez nos acercamos Dario y yo a la mesa de Lena.

- Hola hermanita, ¿Serías tan amable de invitarme a una copa? - digo sonriendo.

- Anda... ¿te has traído a la chica invisible para que te proteja Dario? - dice sonriendo.

Como dijo Dario, sus ojos son completamente negros, son como los de Tim o incluso más oscuros aunque parezca imposible, me quedo embobada mirándola.

- ¿Te gustan mis ojos Taranee? - me pregunta acercándose.

- Me gustan más los de mi Tim, son naturales, esos son de pega – digo sonriendo- bueno, ¿qué hay de esa copa?

- Sí, claro. ¿Te parece bien un vodka? - dice preparándolo.

- Por supuesto.

Lo que me inquieta de Lena ahora no son sus ojos, sino su manera de hablar. Habla con una tranquilidad absoluta, sin preocupaciones porque nosotras estemos aquí, como si no le supusiéramos ningún desafío. No es tranquilidad, sino confianza. Y eso es peor.

Me da la copa y vuelvo a la pista de baile.

- Tenemos que irnos- digo dejando la copa en el escenario

-¿Qué? ¿Por qué? Yo no quiero, hoy estoy bailando la mar de agusto- dice Dayana.

- Dayana tenemos que irnos y punto -dice Dario.

El metal de mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora