Después de la intensa experiencia de componer juntas, Mina y Tzuyu comenzaron a notar que algo profundo había cambiado en su relación. No era solo la cercanía que ya compartían, sino una nueva comprensión mutua, una conexión que iba más allá de las palabras y que se había forjado a través de la música.
Una tarde, mientras paseaban por el campus, decidieron visitar un lugar que siempre había sido especial para ambas: el pequeño lago en los jardines traseros de la universidad. El agua reflejaba el cielo azul, y el sonido de las hojas susurrando con el viento creaba una atmósfera tranquila y casi mágica.
Se sentaron en la orilla, contemplando el paisaje en silencio. Mina dejó que la serenidad del lugar la envolviera, sintiendo cómo sus preocupaciones se desvanecían poco a poco.
—Este lugar siempre ha tenido algo especial, ¿no crees? —dijo Tzuyu, rompiendo suavemente el silencio.
Mina asintió, mirando las suaves ondulaciones en el agua.
—Sí, es como si el tiempo se detuviera aquí. Siempre he venido a este lugar cuando necesito pensar... o cuando necesito sentirme en paz.
Tzuyu la miró de reojo, notando la calma en la expresión de Mina.
—He estado pensando en algo, Mina —dijo Tzuyu después de un momento—. Hemos pasado por muchas cosas juntas en los últimos meses, y me he dado cuenta de que hay algo que quiero decirte, algo que he estado sintiendo por un tiempo.
Mina giró su cabeza para mirarla, curiosa y un poco nerviosa por la seriedad en la voz de Tzuyu.
—¿Qué es? —preguntó, su corazón latiendo un poco más rápido.
Tzuyu tomó una respiración profunda, organizando sus pensamientos antes de hablar.
—Lo que quiero decir es... que me importas más de lo que creía posible. No solo como amiga o compañera, sino en un sentido más profundo. Creo que estoy enamorada de ti, Mina.
Las palabras de Tzuyu cayeron suavemente entre ellas, como las hojas que caían de los árboles cercanos. Mina se quedó en silencio, sintiendo cómo su corazón se aceleraba aún más, pero no por el miedo o la confusión, sino por una oleada de emoción que no había anticipado.
—Tzuyu... —susurró Mina, buscando las palabras correctas—. No sabía que te sentías así...
Tzuyu la miró directamente a los ojos, su expresión serena pero llena de sinceridad.
—No esperaba que sucediera, pero poco a poco me di cuenta de que lo que siento por ti es más que una simple amistad. Quiero estar a tu lado, no solo como apoyo, sino como alguien que te ama y quiere compartir su vida contigo.
Mina sintió un calor en su pecho, una mezcla de sorpresa y felicidad que la abrumó. No había esperado que Tzuyu le confesara sus sentimientos, pero ahora que lo hacía, Mina se dio cuenta de que, en el fondo, también había sentido algo similar, aunque no lo había reconocido hasta ese momento.
—Tzuyu, yo... —comenzó Mina, sintiendo sus emociones a flor de piel—. No sabía que me sentía de la misma manera, pero ahora que lo dices... creo que también estoy enamorada de ti. No puedo imaginar mi vida sin ti a mi lado.
Tzuyu sonrió suavemente, como si un peso se hubiera levantado de sus hombros.
—No tienes que imaginarlo, Mina. Estoy aquí, y siempre estaré contigo, no importa lo que pase.
Ambas se miraron en silencio, sintiendo la verdad de sus palabras resonar en sus corazones. Lentamente, Tzuyu se inclinó hacia Mina, acercándose con una ternura que hacía que todo a su alrededor se desvaneciera. Cuando sus labios finalmente se encontraron, el beso fue suave y lleno de significado, como si fuera una extensión de la música que habían creado juntas.
El tiempo pareció detenerse en ese momento, y cuando finalmente se separaron, ambas sabían que algo había cambiado para siempre. Ya no eran solo amigas, sino algo mucho más profundo, algo que ninguna de las dos había anticipado pero que ahora abrazaban completamente.
—¿Te das cuenta de lo loco que es todo esto? —dijo Mina, riendo suavemente mientras tocaba los labios de Tzuyu con los suyos.
Tzuyu sonrió, sintiendo la misma mezcla de asombro y felicidad.
—Sí, pero a veces las cosas más locas son las que más sentido tienen. Y lo que siento por ti tiene todo el sentido del mundo.
Mina sintió cómo su corazón se llenaba de una calidez que nunca antes había experimentado. Aunque su vida había estado llena de incertidumbre y desafíos, sabía que con Tzuyu a su lado, todo era posible. Juntas, podían enfrentar cualquier cosa, y esa certeza la llenaba de una nueva esperanza para el futuro.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, ambas se quedaron en el lago, disfrutando de la tranquilidad y del nuevo comienzo que acababan de descubrir juntas.
No sabían lo que el futuro les depararía, pero estaban seguras de una cosa: ahora que se habían encontrado mutuamente, no dejarían que nada las separara.
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El Arte del Silencio
Fanfictiones una historia conmovedora sobre Mina, una talentosa bailarina que está perdiendo gradualmente la audición, y Tzuyu, una estudiante de intercambio que se siente atraída por la elegancia de Mina en el escenario. A medida que se acercan, desarrollan...