Prólogo

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"A veces las cosas no son lo que parecen; 

otras, son algo más. 

A veces los comportamientos no tienen historia ni razones;

 otras, están tan cargados de una y de otras 

que resulta difícil actuar."

-La mujer habitada (Gioconda Belli)


Nada es tan importante, y te lo repetiré mil veces. Nada es tan importante y aún así parece que todo es tanto como un mundo. Pero nada es tan importante porque el mundo es mísero en comparación a la existencia. Si Camus dice que debemos imaginarnos a Sísifo feliz es porque nada es tan importante, y te lo repetiré mil veces, porque mil veces te olvidarás. Y yo feliz con repetírtelo, ton tal de tener que hacerlo de nuevo la siguiente vez.

Si mi sueño fue ser músico desde que tengo recuerdo no fue por otra razón que el amor hacia ella. Ella, la música, ella mi madre. Ama, en euskera. Ama, la llamo cada vez que he llorado, ama, pienso, ama. Y ama quizás ya no sabe que la llamo, pero siempre lo hago antes de dormirme, sólo ella será más importante que la existencia, porque ella es la existencia. 

Mi sueño fue ser músico, ya no. Y ya no porque ahora el amor no es mi propósito. Estoy aquí por un motivo: luchar contra el sistema, porque no puede haber amor y no puede haber música en el capitalismo. Porque la música se convierte en mercado y termina no siendo. Es vacía.

Me lo contó el loco de la guitarra de la facultad de filosofía. Sus manos parecían bailar al son de su corazón cuando tocaba en las cuerdas desafinadas de un trozo de madera hueca una melodía que nunca escuché, ni escucharé. Me contó que él cree en la música, porque hay que tener fe en ella. No existe, no está seguro de ello, pero quiere lograr que sea. Por eso cree.

Por eso quiero dejar la carrera pero me da miedo. Por eso, y porque ya no tengo tiempo para otra cosa que no sea la militancia. No hay nada que me importe más que terminar con las injusticias de este mundo podrido y sin sentido.

Aunque ahora he empezado a dudar.

Quizás el amor sí que es tan importante como la existencia. Aún no estoy seguro, pero creo que no he sentido esto nunca.

-Martin


No superpondría las emociones a nada práctico, nunca. Lo único que he aprendido es que uno tiene que ser pragmático y sin errores, y las emociones siempre y únicamente dan a errores. Lo estoy comprobando ahora, y me estoy dando cuenta de que me importa demasiado poco. 

Debería dejar de hacer esto. ¿Pero es posible dejar de querer?

-Juanjo

Una moneda que cae de cantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora