Cap. 3. Sus alumnos

222 25 5
                                    


Gracias Señor Jesús por tanto amor.

El hijo sabio alegra al padre... Proverbios 15:20

Historia dedicada a todos aquellos que aún recuerdan mis historias y me han dado su apoyo ahora que volví. Dios los bendiga mucho.

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

Capítulo 3. Sus alumnos.

Naruto se había vuelto loco.

Sakura sabía que la guerra dejaba secuelas, pero nunca pensó que se presentarían tan rápido en su amigo. Aunque Naruto siempre la había sorprendido al superar sus expectativas en todo aspecto.

Había llegado al hospital corriendo como alma que lleva el diablo, voceándola sin parar por el altavoz, obviamente corrió como loca hasta llegar a la recepción, después de recuperar el aliento, saberlo a salvo, descartar alguna probable invasión a la aldea y escucharlo decir que nada malo ni peligroso pasaba (y después claro de dejarlo inconsciente por tres minutos por darle el susto del mes), al fin pudo hablar solo para contarle un sinfín de incoherencias que ni entendía.

Sakura bostezó, estaba sumamente cansada, ojerosa y con ganas de acabar con el turno de 12 horas de ese día (faltaba solo media hora, a Dios gracias), así que pensó esperanzadoramente que quizá era que Naruto no había enloquecido, no aun, tal vez solo era que ella estaba muy cansada.

—¡Te digo que es verdad Sakura chan! ¡yo mismo lo vi en la torre!

Y ahí estaba de nuevo, hablando y hablando, no le entendía nada, no solo por lo rápido y emocionado que estaba soltando las palabras (igual a Lee cuando se entusiasmaba), sino por las tonterías que decía.

—¡Hey, te estas durmiendo! — la zarandeó, lo bueno que estaba en su pequeña y estrecha oficina (si, ya tenía una propia), evitando que quien pasara la viera luchar entre dormitar, no golpearlo o escucharlo hablar —¡cómo puedes dormir así en este momento! ¡Solo a ti se te ocurre dormirte cuando está pasando esto!

—Naruto, a diferencia de ti, ¡tengo doce horas trabajando!

—Debes estar acostumbrada, quien te manda ser doctora.

—Pues deberías agradecérmelo que por eso tu y Sasuke ya tienen brazos nuevos.

Naruto rio —Oh, no te enojes, Sakura chan— pero ella solo cabeceo resolviendo que por muchas ganas que tuviera, descartaba por completo golpearlo —. Si que estas cansada, te ves terrible.

—Mira Naruto, si vas a venir a criticarme y decirme tantas tonterías al menos no me sacudas como maraca, ¿sí?

—Pero es que te estás durmiendo. Se supone que estás trabajando, que irresponsable, durmiendo en el trabajo.

—¿Ahora me vas a dar clases de profesionalismo? Además, ya casi se acaba mi turno— dijo bostezando sonoramente.

—¡Que bien!, ¿cuánto te falta?

—Unos minutos, 10 o 15, no sé.

—¿Tienes hambre? ¿Qué vas a comer?

—Naruto, lo único que deseo con todo mi corazón es dormir hasta navidad, además faltan como tres horas para la comida, y conociéndote seguramente acabas de desayunar bastante bien. No creo que tengas hambre.

Uzumaki sonrió, Sakura aprovechó para colocar la cabeza en el escritorio, quedándose casi dormida, tenía la esperanza de que su amigo guardara silencio al verla tan cansada, pero tan pronto como pudo acabó con sus esperanzas y retomó su conversación. Nuevamente hablaba de Kakashi sensei, una junta, Gai sensei llorando, un tal colmillo blanco, ramen, comida, invitaciones, entrenamientos, madrugar, Tsunade, Shizune, la torre, un ninja igual de fuerte que Jiraiya, otro colmillo, y quien sabe que más.

Sakumo Hatake, experto en citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora