Cap. 8. Pequeños avances.

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El hijo sabio alegra al padre... Proverbios 15:20

Historia dedicada a todos aquellos que aún recuerdan mis historias y me han dado su apoyo ahora que volví. Dios los bendiga mucho.

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

Capítulo 8. Pequeños avances.

Ciertamente a pesar de lo desagradable del resfriado para Kakashi aquello había sido muy bueno, recostado en su cama recordaba cuando su padre lo cuidaba y lo ayudaba a mejorar, se sentía bien que al enfermar tuvieras a alguien que cuidara de ti, solo faltaba su madre para completar el cuadro de sus recuerdos, aunque ella murió cuando él era muy pequeño y tenía poco para recordar.

En la sala Sakumo sonreía mirando el reloj. Estaba pasando un día bastante agradable, eso muy a pesar de que Kakashi seguía en cama y lo que eso podría significar ante su amada esposa, pero se las arreglaría, como siempre. Esperaba la visita de Sakura y aunque no había dicho una hora exacta deducía que obviamente seria por la tarde. Por eso cuando llamaron a la puerta corrió bastante alegre a abrir, pero toda sonrisa se borró al ver a Tsunade y Shizune paradas en la puerta.

—¡Hey, que tal viejo amigo! — saludó y entró sin esperar respuesta alguna.

—Hola, pasen por favor— dijo por educación, Tsunade ya estaba en la sala.

—Gracias—, dijo con amabilidad Shizune.

— Me enteré que tu cachorro se enfermó, ¿cómo sigue?

—Mejor, esta dormido, creo.

—Ah, vaya, se ve que ha mejorado mucho esta vieja casa, ya era hora, porque la verdad tenía miedo que se viniera abajo.

—Tsunade sama— murmuró Shizune, avergonzada.

—Ah, Shizune, Sakumo es casi de la familia, no te angusties por eso. Mira, como sé que eres un pesado cuando Kakashi está enfermo (no se me ha olvidado como te ponías cuando era niño) hablaré rápido e iré al grano: ¿cómo vas con lo de descubrir quién es la famosa mujer? No me salgas con que no me dirás nada, no pudimos sacarle ni una letra a Gai, se ve que lo tenías muy amenazado al pobre.

—Tsunade...

—Mira, solo quiero saberlo, ¿sí? Estoy retirada y no tengo nada mejor que hacer, pospuse (de nuevo) mis vacaciones por esto y, como te recordé el otro día, me debes bastantes favores, pero si aún no te convences, hoy te ofrezco algo más: podría ayudarte con tus planes— le guiñó un ojo, Sakumo lo consideró —, piénsalo bien, tengo muchos contactos y poder en esta aldea.

Antes de que contestara volvieron a tocar la puerta, esta vez fue Shizune la que abrió, era Sakura, por supuesto.

—Hola Sakumo san, ¿cómo sigue...? —Sakura guardó silencio, no esperaba ver a Shizune ahí, luego, al entrar y ver a Tsunade, no pudo sino solo angustiarse —, ¿Tsunade shishuo y Shizune san?, ¿qué hacen acá? ¡Oh no!, Sakumo san, ¿no me diga que Kakashi sensei empeoró? ¿Está delicado? Le dije que me avisara si...

—Tranquila linda, tranquila— sonrió Sakumo moviendo las manos para aliviar la tensión —están de visita, ¿sí?

—Fui a la torre y me enteré que el vago está enfermo, así que vinimos a ver como sigue, es todo.

—Nosotras también vamos llegando— le dijo Shizune.

—¿No tienes algo para tomar? — pidió Tsunade.

—Solo agua, creo— dijo Sakumo sin tener idea, la quinta era conocida por su paladar adepto al vino desde muy joven.

—Es lo más seguro— dijo Sakura más tranquila después del tremendo susto que se llevó —Kakashi sensei no es de bebidas alcohólicas.

Sakumo Hatake, experto en citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora