Parte uno

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Geto siempre se mantuvo en una comunidad humilde, sin muchos lujos, pero tenía lo necesario para vivir una vida "cómoda".

Desde que tuvo memoria, le habían dicho que sus padres habían muerto en un accidente automovilístico. No se lo tomó a mal, la vida lo decía, él no podía hacer ningún cambio.

Claro que le dolía, ¿cómo no? Eran sus padres, así que se mudó con su tía ya jubilada, que llegaban a tener una buena comida con la pensión que le llegaba.

Pero las necesidades de Geto aumentaron conforme crecía, así que desde los 15 años empezó a tomar trabajos de medio tiempo, siendo mesero en su mayoría.

Intentó muchas formas de ganar dinero, pero nunca le funcionó, y por su ingenuidad, terminó teniendo una gran deuda, de la cual creía nunca poder librarse... Era un infierno con solo ver todos los ceros que llevaba esa cifra.

Y lo que parecía un milagro, un buen hombre accedió a pagar la deuda, pero con una condición: nunca se la había dicho hasta ese día.

Geto apenas cumplió 18 años. Estaba celebrando su cumpleaños con su tía, la cual ya estaba muy mayor. Compraron un pequeño pastel y se pasaron la tarde hablando, conviviendo tiempo de "madre e hijo".

De repente Geto recibió una notificación en su celular, se disculpó con su tía y subió a su pequeña habitación, mirando el mensaje.

"Mi querido Geto, ya encontré una forma en la que me puedas pagar".

Eso decía el mensaje, de lo cual dudó un poco, pero preguntó.

"¿Y que tengo que hacer, señor?"

"Deberás hacer transmisiones en las cuales empezarás a prostituirte básicamente"

Tragó saliva nervioso, ¿él? ¿Prostituyendose? ¡¿En vivo!?

Claramente, al principio le pareció una locura, pero pensó en su tía.. ¿Cómo se supone que saldría adelante? Además, después de esa repentina noticia, le llegó una oferta que para sus ojos le parecía increíble.

Mientras trabajará para esa empresa, se le alquilaría un buen apartamento, junto a las provisiones necesarias, también se le mandaría un extra a su tía y a él.

"No puedo rechazar.." pensó, pero eso significaba perder su dignidad.

"Acepto, señor"

Escribió por último y se sentó en su cama, decepcionado de sí mismo, ¿cómo le diría a su tía esto? Definitivamente, le tendría que inventar alguna excusa.. si el mismo estaba decepcionado, su tía estaría peor.

Se armó de valor y empezó a guardar sus cosas. Dijeron que lo vendrían a buscar en dos días y que tendrían su set listo para cuando llegara a "su nuevo hogar"

Le mintió a su tía descaradamente, diciendo que había encontrado una buena oferta de trabajo. En sí no mentía, pero la convenció después de todo.

Los dos días estuvo perdido en sus pensamientos, le llegaban notificaciones de aquel señor indicándole lo que debería de hacer durante esas transimisiones.

Por suerte habían accedido a mantener su rostro en secreto. Todo se iría a la mierda, sí, pero al menos su rostro estaría oculto.

Cuando pasaron por él, se despidió de su tía con un tierno beso en la mejilla, debía admitir que ella era la única que lo podía tratar como una persona de verdad... pero también, debía irle diciendo bye a sus pobres estudios, sus sueños se habían derrumbado.

Llegó al tan mencionado departamento, era bastante lindo, pero no más que su casa.. le faltaba ese ambiente al cual pudiera llamarle "casa" de verdad, pero debería de acostumbrarse.

𝐒𝐧𝐨𝐰 𝐋𝐞𝐨𝐩𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora