Estaba feliz, realmente estaba feliz, últimamente, Gojo hacía todo lo posible para ver a Geto donde fuera, cuando fuera.
Y esto realmente le agradaba, pero no podía aceptar esos sentimientos.
No porque no quisiera, ¿cómo le diría a Satoru que se prostituía enfrente de una cámara? Él simplemente no lo aceptaría.
Ni por más que estuviera enamorado, además, sentía que era demasiado pronto. Sentía que solo era la ilusión del momento, aunque Gojo le diera luz verde a todo.
Y es que no podía negarse a sentirse atraído, incluso varias veces se habían escabullido a la oficina de Gojo y se habían dado besos húmedos, dando como consecuencia que, Geto se mojara un poco.
Realmente sintió vergüenza, pero por suerte, Gojo no fue más allá que solo besos, por suerte...
Tenía que decirle, en verdad tenía que decirle su secreto, ya no podía con esa mentira barata de fingir ser un modelo, incluso pensaba en renunciar a su trabajo como modelo.
No por gusto, si no para no verle la cara de nuevo a Gojo, no sabía cómo se lo podría tomar.
Suerte que tenía, en verdad, Gojo lo había invitado a su casa, según que no habría problema alguno, aunque Geto realmente sentía que estaba invadiendo el espacio de Gojo de más.
De todas formas, acepto, así sería más fácil hablarle, y si tenía que salir corriendo, al menos podría hacerlo, y no tenía que echar a Gojo de su propio departamento.
Aparte de humillante, estaba seguro que Gojo no aceptaría, si fuera por él, se quedaría a Geto en su departamento, trabajo, ducha, e incluso en sus streams.
Quien sabe.
Esa tan esperada noche llegó, era sábado, y a Geto se lo comían los nervios. En verdad sentía como su cuerpo temblaba constantemente, incluso juraba que se le caerían sus llaves de las manos.
No podía evitar sentir nervios ni aunque quisiera, no cuando estaba a punto de contarle a su propio jefe su mayor secreto. No solo le mentía, sino que se vendía por dinero, aunque la mayoría se la quedara la asquerosa empresa donde él trabajaba.
Había tomado la confianza de Gojo sin saberlo, no quería, tampoco lo deseaba, a pesar de que Gojo era una mierda con las demás personas, sentía que podría abrirse con Geto, como si fuera él mismo.
Y es que, a pesar de ser un completo profesional, también tenía su lado tierno. Todos los tenían con la persona indicada, y esa persona, era Geto, podía ser un bebé grande con él, incluso si solo se habían conocido hace unas semanas.
Pero para Gojo eran años, realmente lo eran, se conocían, solo que, nunca se habían hablado.
Gojo lo conocía por sus streams, fantaseaba con él, se masturbaba con él, y Geto, por otro lado, lo conocía por las fotos y por las grandes colaboraciones que tenía, admirándolo, reconociendo que en verdad tenía talento para las fotos y el modelaje.
Era un completo egoísta, Gojo se había abierto con él, y ahora, tendría que decirle toda la verdad, no más mentiras.
Estaba decidido, se lo diría.
Ya era casi la hora acordada, y Geto, siendo Geto, llegó un poco antes a la casa de Gojo.
Tuvo que pedir un taxi y casi se cae para atrás al ver la grande mansión que tenía Gojo, ¡¿y es que ese cobraba plata por cada paso que diera o que!?
Sintió una enorme envidia y casi hacía un puchero, en verdad ese niño era demasiado rico...
Tocó el timbre, el cual pensó que no funcionaría, ¿cómo se supone que se escucharía ese suave timbre en toda esa casota.
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𝐒𝐧𝐨𝐰 𝐋𝐞𝐨𝐩𝐚𝐫𝐝
RomanceGeto se ve obligado a trabajar en algo que detesta, literalmente tiene que prostituirse pero en pantalla. Esto se debe a la falta de dinero y una gran deuda que obtuvo en intento desesperado de conseguir dinero. Siempre notaba que, mientras transm...