Chiara Oliver:
La oficina de Violeta nunca se ha sentido un lugar tan extraño. Es como si ahora mismo todo lo que estuviese relacionado con ella se sintiera distante, lejano, etéreo. Quizás soy yo la que ha dejado a su mente volar en cualquier dirección para escapar de la situación que se presenta ante nosotras, porque el único motivo por el que estoy aquí es, precisamente, por el estado de shock en el que he entrado tras las palabras de Mónica.
Mónica Feixas... la abuela de mi esposa... la misma persona que todo este tiempo ha conocido la mentira a la que la hemos sometido. Mónica Feixas, la misma persona que ha desmantelado la mentira a la que Violeta nos ha sometido a todos.
Ahogo un sollozo que carece de comprensión dado mi estado.
Violeta alza la vista con preocupación, pero no se atreve a dar un solo paso en mi dirección. La distancia está implantada sin tener que haber hablado de ella. Sabe perfectamente que la peor idea que puede tener es la de tocarme, o hacer el intento de ello, cuando lo único que me gustaría hacer es salir corriendo por esa puerta sin mirar atrás.
El problema es que mi familia siempre me enseñó a encarar los obstáculos cuando vienen de frente. La comunicación es parte clave de cualquier relación, sin importar el tipo que sea. ¿Por qué tengo que cambiar eso ahora? Merezco saber los motivos que la han llevado a esto, del mismo modo que necesito recriminarle todo lo ocurrido durante estos días.
—Habla —carraspeo y trago saliva, queriendo contener la emoción—. Si he accedido acompañarte hasta aquí es para escuchar lo que tienes que decir. Necesito entender todo, porque... si te soy sincera, ahora mismo estoy completamente disociada de la realidad y mis neuronas no consiguen hacer clic con lo que ha dicho tu abuela —suspiro, juntando los labios y negando con la cabeza—. No entiendo nada, la verdad. Absolutamente nada.
Los ojos de Violeta están tan clavados en mí que se sienten como estacas capaces de atravesarme. Solo puedo sentir la rendición que transmiten por la situación en la que estamos envueltas, lo que me lleva a pensar que todo este tiempo... desde lo ocurrido con Ruslana... esta era la emoción que no lograba identificar cuando me miraba. El miedo a que la verdad saliera a la luz en cualquier momento.
Durante todos estos días ha conocido la realidad de la situación y no ha tenido el valor de terminar con mi sufrimiento al contarlo. Ha preferido verme llorar, sufrir y ser un zombie por las habitaciones de ese apartamento a renunciar a la posición en la que hemos estado.
—No sé ni por donde empezar a contar todo esto —susurra con la voz más tenue que le he escuchado alguna vez—. Supongo que lo primero que debería decirte es que lo siento. No me importa que te hayas enterado de la forma en que lo has hecho porque el resultado iba a ser el mismo, pero reconozco que me hubiese gustado llegar antes a mi oficina para poder explicarte las cosas —me mira a los ojos, realmente emocionada y muerta de miedo, puedo verlo—. Ese era el motivo por el que teníamos que venir a la empresa, porque quería mostrarte la verdad y aportarte las pruebas de que así era. No pretendía dejar ni un atisbo de duda respecto a que Ruslana estaba en esta empresa por su talento y no porque yo haya recurrido a un contrato. La decisión estaba tomada antes de que las dos firmásemos ese papel.
Demasiada información en muy poco tiempo y poca capacidad de asimilación. Sacudo la cabeza, en un intento desesperado de tratar de vaciar datos inútiles para examinar a conciencia lo que Violeta ha dicho, pero es incomprensible cualquiera de sus palabras. Más detalles, más claridad, más tranquilidad para mi mente.
—¿Por qué? —pregunto en un susurro— ¿Por qué me engañaste para que accediera a firmar el contrato si Ruslana ya estaba dentro?
—Porque me vi contra las cuerdas cuando apareciste ante mi abuela y tuve la terrible idea de engañarte con el tema de Ruslana. Era una pequeña mentira que no iba a hacer daño a nadie porque jamás tendrías que enterarte —traga saliva, y me percato que por primera vez está jugando con el anillo de compromiso de su dedo anular—. Nunca pensé que iba a terminar enamorada de ti. En mis libros siempre desaparecías de mi vida cuando el año llegaba a su fin y cada una conseguía lo que quería. Está claro que, definitivamente, enamorarme de ti fue la sorpresa que derrocó todos mis planes. Porque eso es verdad, Kiki, te amo. No quiero que pienses que no es así porque estoy completamente enamorada de ti... y puede que te haya mentido en este tema, pero nunca con otra cosa.