Cuando el primer canto de las aves llego supo que aquella noche tempestuosa había llegado a su final dando paso a los primeros rayos del sol por entre las copas de los grandes árboles.La espesa vejetacion y la gran cantidad de raíces y fango a su alrededor impedía qué los rayos del sol llegaran en su totalidad, manteniendo aquella zona del bosque húmeda y difícil de tránsitar, perfecta para ocultarse así como el lo había hecho.
Nunca antes sintió tanto desespero porque la noche terminase y diese paso al sol como en ese momento. Había actuado sin pensar en lo peligroso que era esa situación, pero solo bastaba observar aquella mujer dormitando sobre la improvisada cama que había hecho con sus propios abrigos para borrar cualquier rastro de arrepentimiento en su mente.
No podía explicarse qué estaba pasando.
Cuando salió de sus tierras con dirección al palacio de los elfos jamás imagino encontrarse aquel escenario. Había presenciado como su gente le arrebataba la vida a varios soldados humanos que habían acampado cerca de la frontera. Su curiosidad lo llevó a esconderse y observar hasta que su gente desapareció siguiendo a un grupo pequeño de humanos que había logrado escapar. Cuando se acercó a las carpas destruidas aun habían algunos hombres moribundos susurrando algo en lamentos.
"Salven a las princesas"
Hombres determinados qué incluso en sus últimos momentos de vida lo único en que pensaban era en su misión. No había que pensarlo demasiado para comprender a que princesas se referían. ¿Porqué su gente había asesinado a esos hombres en tierras agenas ? No lo sabía ¿por qué debían salvar a las princesas qué se supone estaban resguardadas con los elfos? Tampoco lo sabía, pero había algo que si sabía... Su princesa humana estaba en problemas, y aun cuando su raciocinio le pedía a gritos dar marcha atrás y evitar verse involucrado en algun problema mayor... Su corazón le grito que volviese por ella, no podía abandonarla.
Si de algo sirvieron sus constantes viajes por el mundo, fue el aprender rutas de viaje más cortas para llegar a ciertos destinos. Su plan era llegar al palacio y asegurarse de que la humana estuviera bien, pero los dioses tenían otros planes para el, y ya fuese por la maleza, la lluvia, la nieve o los animales salvajes, algo siempre le impedía seguir su ruta original hasta desviarse hacia aquel lugar, donde para su sorpresa se encontró un escenario de sangre y muerte por doquier.
Un grupo diferente de soldados humanos con menos heridas pero igual de demacrados luchando con todas sus fuerzas. Fue testigo de como su gente les arrebataba la vida de formas demasiado crueles para describir, con sus rostros sonrientes disfrutando cada grito de agonía como si se tratase de una grata melodía.
Su pecho se contrajo y sintió repulsión a su propia raza, una que nunca antes había sentido por nadie. Todo su malestar se intensifico cuando las vio. Las princesas huyeron a caballo y detrás de ellas, dos hombres con miradas sedientas de sangre.
La situación no era favorable para las mujeres, no importa cuanto corriesen ellos las alcanzarían, no importa cuanto luchasen ellos las vencerian, porque no importa cuán fuerte fuese su espíritu, la realidad es que ninguna mujer humana podría ganarle a uno de ellos, mucho menos cuando sus ojos luchaban por ver y estuviese luchando con dos... Quizás habría logrado huir de no estar tan empeñada en proteger a sus hermanas.
El olor de la sangre era demasiado intenso y provenía de las dos mayores. Su intensión no fue jamás el salvarlas a todas, su única preocupación era aquella pequeña y delicada mujer sufriendo en el suelo sin ser consciente de la pronta muerte de sus hermanas. No lo dudó, ni siquiera les dedico una mirada después de tomar a su princesa y huir en dirección a su caballo.
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El lado oscuro del amor
FantasyDespués de mas de mil años desde que los reinos del mundo rompieran lazos y cerraran sus fronteras, la desaparición de una princesa podría iniciar una guerra que acabaría con la paz en el mundo. Moriarty desea emplear acuerdos diplomaticos que evite...