Dulces Travesuras III

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"La noche prometía ser una de esas en las que los sentidos se agudizan y el tiempo parece detenerse."

Entre tanto tiempo juntos, cada vez les gustaba explorar más cosas para divertirse, incluso si un fin de semana de carreras se sentía bastante pesado.

Parecía, quizás, que Toto era quien tenía las ideas más locas para jugar con su esposo. Christian siempre aceptaba con gusto porque Toto sabía cómo hacerle sentir bien. Sin embargo, pocas veces era Christian quien proponía algo, y por alguna razón le encantaba más si lo hacía durante un fin de semana de gran premio. No es que no disfrutara de la comodidad de su casa o de un lugar de vacaciones, sino que, tal vez, a Christian le gustaba la idea de fastidiar a Toto con algo que él desearía mucho: tener a Christian en sus brazos, en un momento en el que debería estar concentrado en el trabajo.

Y es por eso que, a veces, las discusiones que ambos tienen en sus oficinas del paddock podrían terminar con Toto "castigando" a Christian de diferentes formas.

Pero hay ocasiones en que no tomarán tantos riesgos, como en esta ocasión.

El fin de semana ciertamente había sido un poco estresante; tal vez solo algunas banderas rojas en plena práctica, ninguno de sus pilotos involucrado, pero eso hizo que la jornada se sintiera un poco más larga. Aunque esta noche habían vuelto temprano de la pista, lo cual fue un alivio.

Casi llegaron al mismo tiempo a la habitación, pidieron la cena y, poco después, estaban viendo la televisión.

Toto abrazaba a Christian por detrás mientras estaban sentados en la cama. Toto pasaba sus manos bajo la camisa de Christian, sintiendo su piel, mientras dejaba pequeños besos en el cuello de su esposo. Christian sonreía dulcemente. Toto siempre tenía sus detalles con el tacto a la hora de mostrar afecto, incluso a veces en público.

Por ejemplo, en alguna press conference con un pequeño apretón en la pierna de Christian, o cuando nadie sabía aún de ellos, se saludaban en el paddock y Toto siempre, con delicadeza, acariciaba su mano.

De pronto Christian los miro a ambos en el espejo que estaba casi frente a la cama. De forma peculiar había un espejo, que si bien no estaba frente a la cama, se podía reflejar y ambos se miraban ahí. Christian no va a negar que le gusta la vista, mirando las manos de Toto pasar merodeando bajo su camisa, como sus labios buscan la piel de su cuello.

"¿Te gusta la vista?" sonó la voz profunda del austriaco, mientras conectaba su mirada con la de su esposo.

"¿A ti no?" respondió Christian, observando las manos de Toto que seguían subiendo lentamente hacia su pecho.

"Sabes que sí," dijo Toto.

Christian sonrió, pero algo le cruzó por la mente al ver esa imagen reflejada, aunque le daba un poco de vergüenza decirlo.

"¿Quieres jugar... no es así?" susurró Toto, mordiendo suavemente la oreja de Christian y dejando un dulce beso en su mejilla.

"No... es ridículo, no me hagas caso," respondió Christian sonriendo y desviando la mirada.

A veces, cualquier idea relacionada con su cuerpo la desecha en menos de un minuto.

"Vamos, amor..." Toto insistió, tomando la barbilla de Christian y girándola para que se miraran en el espejo. "Encajamos tan bien... ¿No crees? Tan bellamente hecho para mí y yo para ti... Así que, ¿qué quieres hacer? Dímelo."

"Parece que tú tienes más ganas," bromeó el británico, intentando evitar expresar su idea.

"Tengo ganas porque tú tienes ganas," murmuró Toto, besando suavemente el cuello de su esposo. "Dímelo."

Christian suspiró al sentir los labios de Toto; una sensación de cosquilleo recorrió su cuerpo, encendiendo algo en su interior.

"Yo... quiero..." Christian suspiró de nuevo.

"¿Quieres?" preguntó Toto, dejando lamidas y besos a su paso.

"Quiero vernos en... el espejo... mientras... lo hacemos," confesó Christian con la voz entrecortada.

Toto sonrió dulcemente al ver a Christian bastante sonrojado ante esa propuesta.

Aunque han jugado varias veces, para Christian hay un contraste: una cosa es jugar, sentir, besar; y otra es mirarse mientras disfruta, especialmente considerando su relación con su propia imagen.

"Tus deseos son órdenes, amor," dijo Toto.

Poco después, Christian jadeaba, sus piernas temblaban mientras Toto las mantenía abiertas para que se viera en el espejo, con la piel caliente y el sudor recorriendo ambos cuerpos.

Las manos de Toto exploraban la parte inferior de Christian, haciéndolo arquear la espalda.

"Mírate," susurró Toto, "te ves tan bien en mí, cada parte de tu cuerpo hecha para mí."

Christian gimió.

Mirando el reflejo de ambos, Toto lo observó mientras empujaba en su interior.

Christian jadeaba con más intensidad, sus manos aferrándose a las sábanas, mientras el calor en su interior crecía con cada movimiento de Toto. La combinación del reflejo en el espejo y el toque firme pero cuidadoso de su esposo lo sumergía en un torbellino de sensaciones que parecía no tener fin.

Toto, completamente enfocado en el cuerpo de su esposo, seguía dejando suaves besos y lamidas por su cuello y hombros, saboreando la piel caliente bajo sus labios, en ocasiones buscaban sus labios para compartir un beso igual de húmedo. Los latidos acelerados de Christian resonaban en sus oídos, y sentía cómo su propio deseo se intensificaba, sincronizado con los temblores de placer que recorrían su cuerpo.

El espejo capturaba cada suspiro, cada pequeño movimiento, y Christian no podía evitar mantener la mirada fija en la imagen de ambos, su reflejo evidenciando la intimidad compartida. La visión de Toto, sosteniéndolo, dominándolo con tanto amor y devoción, lo hacía gemir más alto, sus labios entreabiertos dejando escapar sonidos que expresaban todo lo que las palabras no podían.

Toto, sintiendo cómo el cuerpo de Christian se movía al ritmo de sus caricias, deslizó sus manos más abajo, acariciando sus muslos con una suavidad que contrastaba con la intensidad de la situación. Christian cerró los ojos por un instante, dejándose llevar por el tacto. Poco después de llegaron al clímax y mientras sus cuerpos aún seguían calientes aún se miraban en el espejo.

"Miranos amor... Quiero que recuerdes esto," murmuró Toto, su voz ronca, entremezclando palabras con besos suaves en el lóbulo de la oreja de Christian. "Cada vez que te mires, quiero que te veas como te veo ahora… fuerte, hermoso, y completamente mío."

Las palabras de Toto resonaron en el pecho de Christian, llenándolo de una calidez que parecía expandirse con cada latido. Sus manos temblorosas buscaron las de Toto, entrelazando sus dedos.

"te amo" susurró Christian

"Yo también te amo" Respondió Toto para finalmente unir sus labios a los de su esposo.

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Hello, sí lo sé me tardé muchísimo.

En todo caso espero que hayan disfrutado esta serie de dulces Travesuras.

Agradezco a mi hermanito por la idea para este capítulo 💫

En fin ya estoy trabajando en el nuevo capítulo, espero no tardarme tanto en subirlo 😗

Bais.

Nuestros dulces momentos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora