𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 | 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫

i. Fred Weasley

A los gemelos Weasley nunca les ha salido una broma mal, jamás. Siempre tienen un objetivo claro y ese objetivo siempre cae... Hasta hoy.

Todo empieza con un objetivo: en este caso, Severus Snape. No había motivo o razón en específico del porqué le harían la broma a él, pero según Fred era por "Ser un cascarrabias irremediable" a y por el simple hecho de que tenía un evidente favoritismo con la casa de las serpientes.

Para cuando Fred Weasley terminó de poner la bomba de pintura sobre la puerta del despacho del profesor Snape, no había caído en cuenta que Mackenzie Granger, hermana de Hermione Granger y prefecta de Ravenclaw, caminaba hacia el despacho.

Su hermano, George Weasley, trató de avisarle entre susurros, silbidos y llamados para que quitara la bomba; sin embargo, el chico no le escuchó debido a su gran concentración y esfuerzo en poner la bomba en el sitio perfecto. Tarde fue cuando el pelirrojo mayor se dio cuenta de a quién le había caído la bomba de pintura en cuanto entró al despacho de Snape a dejar unas carpetas.

Pero retrocedamos un poco. La chica granger había sido encomendada por el propio profesor Snape para llevar esas carpetas a su despacho sanas y salvas. Era una encomienda fácil que no llevaría problemas. O eso creía hasta que una bomba de pintura rosa chillón cayó sobre su cabello de rizos.

Abrió la boca en shock, al ver cómo los documentos habían sido manchados por pintura rosada y cómo en su uniforme caía de igual manera pintura. La cara de Fred Weasley era un enigma total.

El pelirrojo temía por su vida y por su relación. Pero sí, Mackenzie Granger era la novia de Fred Weasley. ¿Qué probabilidad había de que la broma le tocara a ella? Antes cero.

Al ver que su hermano no podía ni articular ni una palabra, George Weasley intervino.

—¡Mack! ¡Cuñada! ¿Ya te han dicho que el rosa es tu color? —Habló nervioso el pelirrojo.

Silencio.

Era lo único que se escuchaba hasta que la Ravenclaw gritó.

—¡Fred Weasley! —gritó furiosa. —Esta me la pagas, maldito.

—¿Ya te he dicho lo mucho que te amo, preciosa? —preguntó nervioso, retrocediendo hasta la puerta, utilizando George como escudo, mientras ella se aproximaba hacia él.

Y luego, cuando logró estar detrás de la puerta, la abrió a tientas con el pie y salió corriendo.

—¡No me mates! —gritó huyendo de ahí, dejando a George solo, quien temblaba solo un poquito.

—Eres mi cuñada favorita, ¿lo sabes? —preguntó igual que Fred hace unos segundos.

—¡Fue de mi vista! —exclamó furiosa.

(...)

Un poco de shampoo y muchísima agua y tratamientos quitaron el ochenta por ciento de la pintura, quedando así, algunos mechones de rosa permanentemente. Angelina, su mejor amiga, le había ayudado junto con su hermana menor, Hermione.

Se cambió de ropa, debido a que no despegó del uniforme. Tendría que reponer el otro más tarde. Tuvo que recogerse el cabello en una moña desorganizada para disimular el color chillón. Cuando abrió la puerta de su habitación, pudo ver a Fred Weasley con un ramo de flores de lirios rosas con pequeños lirios del valle, con una carita de perrito regañado.

—Perdóname. —articuló en cuanto la chica abrió la puerta. La chica se acercó, empinándose un poco para dejar un beso en la mejilla del chico.

—No estoy molesta, corazón. —Murmuró tiernamente, aunque en realidad tenía un plan entre manos.

Una de las razones por las que a Fred Weasley le gustaba Mackenzie, era por su instinto vengativo. Si le haces una broma, ella te la devuelve mil veces peor. Pero él, justo ahora, no sabía eso, de que le devolvería la broma.

—¿A no? —preguntó confundido, dejando que su novia tome el ramo.

—Nop, pero me debes un shampoo nuevo. —Advirtió con una sonrisa divertida.

—Como diga, mi capitana. —Acepto divertido, tendría que empezar a ahorrar.

—¿Para quién era la broma, por cierto?

—Snape.

—Freddie, ¿qué hablamos de hacerle bromas a Snape? —Lo regañó la chica, a lo que este suspiró.

—Ya sé, ya sé. Pero era necesario, otra vez estaba con sus favoritismos. —El pelirrojo hizo un puchero que hizo reír a la chica.

—Eres irremediable, corazón. —Contestó la chica empinándose nuevamente para dejarle un beso en la mejilla, cosa que se le hizo extraño al pelirrojo.

—Oye, oye. ¿Y mi beso de buenas noches? —preguntó casi como un niño mimado.

—Estás castigado, Fred. ¿Creíste que no habría consecuencias? —preguntó divertida a lo que él se quejó. —Buenas noches, mi amor.

—Solo noches, sin tus besos, no son buenas. —Balbuceó triste.

—Quien te viera diría que eres poeta. —Se burló la chica. Dándole una leve palmada en la espalda.

(...)

Cuando George Weasley despertó, tuvo que aguantar las ganas de burlarse de su hermano. Lo divertido es que Mackenzie lo hechizo para que él mismo no se diera cuenta de la broma que le había hecho.

Mackenzie le pagó a George una buena suma de dinero para que evitara a toda costa que el pelirrojo, no se viera en un espejo y para que no le dijera nada. El momento divertido inició cuando ambos gemelos ingresaron al gran comedor y el gemelo mayor recibió todas las miradas.

Entonces se escuchó la primera carcajada, de Mackenzie Granger desde la mesa de las águilas. Fred dirigió su mirada hacia su novia, notablemente confundido. Y luego murmullos empezaron a escucharse.

—Hey, George, hermano. ¿Tengo algo en la cara? O sea, sé que soy guapo, pero hoy me están mirando más de lo normal. —Habló preocupado mientras caminaba hasta la mesa de Gryffindor.

—No lo sé, Freddie. Te ves fantástico como siempre. —Comentó divertido el gemelo menor.

Entonces Fred parpadeó anonadado. George no suele hacerle cumplidos, a menos que...

—Necesito un espejo. —exclamó asustado. Y luego corrió con su cuñada Hermione.

Cuando llegó con la castaña, la chica no tardó en reírse y preguntarle qué le había pasado.

—¿Tienes un espejo? —preguntó algo asustado. Hermione, entre risas, le dio el suyo y cuando se miró quedó pálido.

Su piel se había tornado naranja chillón y su cabello se había tornado verde chillón. Era, literalmente, una zanahoria. Y en su mejilla estaba la letra M y un beso con el labial más rojo que encontrarás. Era el sello de venganza de Mackenzie.

Fred gritó.

—Amigo, nunca te metas con tu chica. —Habló Lee Jordan, divertido.