Volkov se encontraba en una habitación bañada por una luz dorada, cálida y reconfortante. Las paredes estaban decoradas con dibujos infantiles y fotografías familiares, capturando momentos felices y sonrientes. Había juguetes esparcidos por el suelo, y el ambiente olía a flores frescas. Kiara, con su cabello dorado y unos ojos grandes y curiosos, estaba frente a él, tambaleándose sobre sus pequeñas piernas bajo la atenta mirada de su padre, la misma que le expresaba un amor indescriptible, sintiendo una conexión profunda con la niña que se reflejaba en su sonrisa. Kiara dio un paso, luego otro, con sus bracitos extendidos para mantener el equilibrio.
— ¡Papá! — exclamó apenas con una voz llena de emoción y logro.
— Muy bien, Kiara, muy bien pequeña — respondió el alfa mientras se arrodillaba y extendía sus brazos hacia ella — esa es mi pequeña princesa — continuó mientras que sus ojos brillaban con orgullo y amor mientras la alentaba con una voz cálida.
La pequeña avanzó hacia él, su risa burbujeante llenaba la habitación hasta que Volkov la atrapó en sus brazos, levantándola y girando con ella en el aire, ambos riendo juntos. En ese momento, todo era perfecto; la felicidad era tangible, como una burbuja que los envolvía.
Pero entonces, todo comenzó a cambiar. La luz cálida se volvió fría y azulada, las paredes comenzaron a desvanecerse y el sonido de la risa de Kiara se desvaneció. Volkov sintió un nudo en el estómago, una sensación de pérdida que lo dejó helado. Miró a su alrededor, buscando desesperadamente a su hija, pero la habitación estaba vacía.
— Kiara, ¿dónde estás? — gritó, pero voz sólo resonó en un vacío.
Corrió hacia donde minutos antes su hija había dado sus primeros pasos, pero ella no estaba allí. Al igual que las fotografías en las paredes comenzaron a desvanecerse, borrando los rostros y momentos que una vez estuvieron llenos de vida.
De repente, una puerta se abrió con un chirrido en el extremo opuesto de la habitación. Volkov corrió hacia ella, mientras que su corazón latía con fuerza. Al cruzar el umbral, se encontró en un largo pasillo oscuro. Las paredes eran frías y sin vida, y un viento helado soplaba a través de él. A lo lejos, escuchó el llanto de Kiara, pero de una manera diferente, un tanto distorsionada.
— ¡Kiara! — gritó, corriendo a toda velocidad por el pasillo. Sus pasos resonaban en el suelo de baldosas, y su respiración se volvió más agitada con cada segundo que pasaba.
A medida que corría, las luces del pasillo comenzaron a parpadear, sumergiéndolo en la oscuridad intermitente. El llanto de Kiara se hizo más fuerte, pero también más desesperada, lo que hizo que Volkov sintiera el pánico apoderarse de él.
— ¡Kiara, por favor! — gritó pero su voz cada vez más se quebraba.
Le tomó unos minutos que para él fueron eternos, pero finalmente, llegó al final del pasillo, donde una puerta cerrada lo esperaba, aquella que sin pensarlo abrió de golpe. Solo para encontrarse con una escena mucho peor.
La habitación al otro lado era un contraste con el pasillo; estaba completamente blanca, vacía y sin ventanas. En el centro de la habitación, de espaldas a él, estaba Kiara, pero para su sorpresa también se encontraban allí Sammy y Horacio. Pero algo no estaba bien.
— ¿Horacio? — lo llamó con temor mientras que se acercaba a este — ¿Cómo llegaron aquí?
Preguntó mientras observaba ahora la silueta del omega, arrodillado en el suelo con las manos atadas mientras que sus cachorros estaban de igual forma a ambos lados de este. Cuando finalmente estuvo lo suficientemente cerca, extendió una mano temblorosa para tocar su hombro. Sin embargo, en el momento en que lo hizo, comenzó a escuchar otras voces a su alrededor.
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Hilos del Destino
FanfictionLa vida para ellos nunca ha sido fácil, muertes de personas queridas, rechazos, burlas, inseguridades, dudas, amnesia, estrés post-traumático, proyecto XY y muchos otros desafíos más. Sin embargo, en cada uno de esos momentos, se encargaron de demos...