La luna llena sobre París ♡Frerard♡

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Frank-

-FRANKOOOOOOOOOO

-FRANKOOOOOOO!!!

-*llamada perdida*

-*llamada perdida*

-FRANKOOOOOOOOOOOOO!!!

¡¡¡¡¿¡¿¡QUE QUIEREEES!!!???-

¡¡¡SON LAS CINCO DE LA MAÑANA EVAN!!!!!!-

-jajaja, es que se me ocurrió una idea.

Y no me la podías decir en la escuela??? 😡-

-No se :v, es que te iba a preguntar que si querías juntarte con la banda
esta noche en algún lugar, no se...una pizzería quizá :)

Pues si no tengo nada que hacer, cuenten conmigo!!!👍-

Oye...-

¡¡¿¡¡¿Y NO TE PODÍAS ESPERAR DOS HORAS PARA DECIRMELO???!!-

-si :) pero solo te quería decir, a parte, ¡levantate temprano mi güero!, has estado llegando tarde al colegio toda la semana :v.

Güero, jajajaja-

bno, nos vemos en dos horas ;D-

¡Ay, este loco de Evan! Y yo aquí, respondiéndole a las cinco de la mañana. Ni modo, mi despertador iba a sonar en diez minutos de todos modos.

Apagué esa cosa, me puse el uniforme y como todos los días de lunes a viernes, me dirigí a desayunar.

Me tocó preparar el desayuno, ya que fui el primero en despertar. La verdad, no tenía idea de qué hacer, pero después de pensarlo un momento, decidí que unas tostadas con frijoles y verduras serían una buena opción, acompañadas de fruta picada de postre.
Sé que no es el platillo más espectacular del mundo y que hay mejores opciones, pero fue lo mejor que se me ocurrió en ese momento.

Al cabo de las cinco y media llegó Kitty, quién seguramente solo llegó por el aroma a comida que se desprendía de la cocina.

—¡Mira quién por fin se levanta temprano! —dijo al llegar, provocandome una ligera sonrisa.

-Claro mi hermanita.- respondí con una sonrisa. -Además, tengo que
aprender a no quedarme dormido en la mañana.-

-¡Ja!, obvio que ya no te vas a despertar a las seis de la mañana
para luego andar chillando por que ya vas tarde al colegio ¿eh?- Dijo tomando una tostada y sirviendose algo de jugo en un vaso, cosa que hice también.

Desayunamos en silencio, y no puede evitar reír al ver la cara de Kitty, todavía adormilada y deseando quedarse en la cama un rato
más.

Pobrecita, en cualquier momento empezará a cabecear y se va a quedar dormida comiendo.

Al menos una media hora después llegó nuestra madre, quien llegó con una sonrisa por ver el desayuno ya preparado. La recibímos con una sonrisa los dos, por suerte Kitty ya había despertado totalmente.

Después de desayunar, solo nos quedó esperar a que mi hermana se
arreglara, así que tuve oportunidad de decirle a mi madre el plan que me propuso Evan.

-Bien.- Respondió ella.-Tienes mi permiso para ir, pero recuerda: nada de alcohol o quedas castigado.-

-Okay, lo prometo.- Afirmé; y realmente tiene razón, no tengo la edad suficiente para tomar, pero ahí ando con el Shaun y los locos de la banda. Igual, solo son una o dos chelas cada mil años.

Cuando llegó mi hermana, nos fuimos directo al colegio.

El dia continuó de la manera más tranquila y monotona como cada día de lunes a viernes, rezando por que ya sea fin de semana.

Al terminar las clases, regresé a casa, y a medias de las cinco de la tarde me dirigí a casa de Evan, donde quedamos que sería el
punto de encuentro.

Después de una media hora llegaron Kayleigh y Matt, y al ultimo
Tucker.

Los planes cambiaron un poco, y en vez de ir a comer, mejor pedimos pizza a domicilio y jugamos muchas rondas de Mortal kombat, y al final terminó ganando Kayleigh.

Nunca deja de sorprendernos.

Y así pasamos la tarde. Luego tuve una idea que si o si teníamos que poner en marcha.

-¿Y si salimos a jugar timbra y corre hasta que se haga de noche?-
pregunté emocionado, a lo que todos respondieron que si con mucho entusiasmo.

Salimos y nos dividimos en grupos de dos, Tucker y Matt, Evan y Kaileigh y yo solito.

Sentí algo de nervios al quedarme solo, pero al mismo tiempo sentía como corría la adrenalína por mis venas a causa de la emoción por estar por jugar como niños de ocho años en un parque de diversiones.

Mientras que nos organizabamos y decidíamos en que direcciónes correr cada quien, Tucker me dió un leve codazo captando mi atención.

-No te preocupes.- Dijo. -Te vas a divertir mucho más al no tener que ir de allá para acá con un compañero.-

Solté una leve pero feliz risita ante esas palabras que nesecitába escuchar.

El juego comenzó, y con un grito de “¡YA!” salímos disparados en distintas direcciónes.

El viento soplaba con fuerza y los colores del atardecer le daban un toque mágico al juego que terminó durando más de una hora y
cacho.

Algunos corrímos con la mala suete de ser perseguidos por algunas de las señoras ancianitas de la cuadra, pero fue realmente muy divertido.

Regresamos a casa de Evan a eso de las nueve y cuarto de la noche,
salímos al patio de su casa a contemplar el cielo nocturno mientras compartímos las “choco-aventuras” que tuvimos durante el juego.

La luna se alzaba enorme y radiante en el oscuro cielo nocturno, tan enorme y brillante... Un segundo...¡Casi lo olvido!, bueno, no hay problema, por que todos en la banda somos lobos ¿verdad?

¿Que podría salir mal?