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Nathaniel

Sus mejillas están rojas y sus labios se han teñido del tono carmesí del vino que ha bebido. La veo intentar ocultar su nerviosismo, moviendo sus manos de un lado a otro mientras busca las palabras adecuadas para responder. Pero lo que más me interesa es la verdad que está tratando de ocultar.

--Leticia --la interrumpí suavemente, inclinándome hacia ella, dejando que la proximidad aumentara la presión--. No tienes que explicarlo todo ahora mismo, pero... necesito saberlo. ¿Por qué, después de tanto tiempo, me pediste ir a ver a tus padres?

¿Por qué a mí?

Ella baja la mirada, sus dedos jugueteando con el borde de la copa. Sé que está pensando en qué decir, si debería confiar en mí o seguir ocultando lo que realmente siente. La noche está tranquila, el único sonido es el de nuestra respiración y el ocasional choque de nuestros zapatos con la cerámica.

Leticia abre la boca para responder, pero las palabras no salen de inmediato. En su lugar, cierra los ojos un momento, como si intentara reunir el valor para decir lo que realmente está en su mente.

--Nathaniel... --comienza finalmente, su voz apenas un susurro--. Hay cosas sobre mi pasado que... ni siquiera yo misma puedo enfrentar. Y pedirte que me acompañaras fue... fue una manera de intentar darme valor.

Me acerco más, tomando una de sus manos entre las mías. Siento la suavidad de su piel y el ligero temblor que recorre sus dedos.

--No tienes que enfrentarlo sola --le digo, mi voz más baja, más íntima--. Estoy aquí contigo, y quiero entender lo que llevas dentro, lo que te hace ser quien eres.

Ella me mira a los ojos, y por un instante, veo la vulnerabilidad en su mirada. Esa es la Leticia que he estado buscando, la que se esconde detrás de la fachada de seguridad que siempre lleva puesta.

--A veces, siento que si te digo la verdad... te alejarás de mí --confiesa, su voz quebrándose al final.

--Leticia, no hay nada que puedas decirme que cambie lo que siento por ti --digo, inclinándome aún más cerca, tan cerca que casi puedo sentir el calor de su aliento--. Pero necesito saberlo. ¿Por qué realmente me pediste que te acompañara?

Después de lo que pasó con la mierda de Austin debe estar sobrepensando demasiado las cosas llegando a conclusiones erróneas y empezar a cuestionarse. El silencio que sigue se siente eterno. Finalmente, Leticia cierra los ojos de nuevo, respirando hondo.

--Porque tenía miedo... de que tú también desaparecieras de mi vida -- dice, finalmente dejando caer la verdad entre nosotros.

Puede que sea el alcohol, el que se sienta cómoda conmigo o... Bueno creo que es más el alcohol. Se vuelve vulnerable, muy vulnerable como un conejo perdido 

Me quedo quieto, absorbiendo sus palabras. Es entonces cuando comprendo que su petición no era solo sobre enfrentar su pasado, sino también sobre asegurarse de que yo sería parte de su futuro. Algo que me enorgullece pero no puedo demostrar eso ahora, se está abriendo conmigo.

-- Nunca desapareceré -- le susurro al oído, antes de besar suavemente su mejilla, sintiendo el calor que se ha acumulado allí por el vino y la emoción. Y en ese momento, sé que lo que sea que venga después, lo enfrentará con o sin mi ayuda.

Me mira y veo las lágrimas brillantes en sus ojos casi derramandose pero se que hace el esfuerzo de no hacerlo. Llevo una de mis manos a su mejilla y la acarició, se apega a ella y cierra sus ojos disfrutando del tacto.

Es hermosa

-- Ya es suficiente vino --le quito la copa de las manos y la dejo en la mesa de centro-- Vamos arriba, Luz

𝐴𝑏𝑖𝑠𝑚𝑜 𖦹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora