Emma:
No hablé con Mauro hasta llegar al aeropuerto, estaba enfadada, más con la vida, que con el.
Realmente estaba enfadada con el mundo, con mis padres, incluso atrevería a decir que con Dios por darme esta vida, por darme los padres que me dio...-Porfin -hablo Mariana a unos metros, con una sonrisa- pensábamos que no llegaban
-y perdernos un vuelo a PR en primera clase, ni loca -hable burlesca para así soltar una pequeña risa- que tal están?
-genial -hablo Mariana sonriente-
Mauro nada más ver a sus amigos no dudo en saludarlos con un abrazo y un beso en la mejilla, mientras yo fui un poco más vergonzosa.
-hola mami -me saludo María Victoria para acercarse y darme un beso en la mejilla-
-hola -la saludé un poco timida-
Poco tardamos en hacer el check-in y luego subir al avión, para al ver aquello quedar alucinada.
Jamás había viajado, mucho menos montado en avión o ido en primera clase.
Y ahora estaba allí, la primera clase con un vuelo de horas a Puerto Rico, si no fuese por aquella jodia clausula del contrato, todo seria perfecto.-Emma estás bien? -pregunto María Victoria la cual iba detrás de mi-
-he si -hable para tragar saliva-
Mis brazos estaban aferrados al asiento, mientras hacia casi 20 minutos me había puesto el cinturón de seguridad y un malestar se hacía presente en mi cuerpo.
Tenía miedo, muchísimo, pero claro, no iba a decirlo.-segura?, estás pálida -hablo está vez Bonaroti con preocupación-
-Si -hable para dedicarle una media sonrisa- solo no dormí bien
Realmente aquello no había sido mentira, me había pasado toda la noche leyendo y releyendo aquel contrato, dando vueltas en el sofá, de aquí para allá de la sala a la cocina y de la cocina al balcón.
-cualquier cosa avisanos si? -hablo amable la pelirroja-
-si, gracias -habel asintiendo con una sonrisa de boca cerrada-
El avión despegó después de que aquel azafato diese las instrucciones de seguridad, para que así me aferrarse aún más a aquel asiento y las ganas de vomitar se intensificarán.
Sentí la mano de Mauro sobre la mía y una media sonrisa de su parte que no cambió nada en mi, seguía igual de nerviosa, me iba a dar algo.
-Es la primera vez que vuelas? -pregunto Mauro-
-ajam -balbusee asintiendo con una media sonrisa casi miedosa-
-nunca has viajado?
-ni si quiera e ido al sur
En ese momento la cara de preocupación del chico cambió a una de asombro y a la conversación se unió la pelirroja, la cual supongo chismeaba desde su asiento.
-Que?! -casi grito con asombro María Victoria- como que ni al sur?
-nop -hable negando con mi cabeza- el dinero nunca nos dio para tomar vacaciones o pasear
-entonces jamás viste el mar? -pregunto Mauro-
-no -hable un poco triste- solo en películas
-como no puedes conocer la playa? -hablo María Victoria- entonces no sabes nadar?
Yo tan solo negué.
-o dios, esto si que es un pecado -exclamo la chica como si le hablásemos de algo tan serio como para ser pecado- cuando aterricemos no saldremos de la playa, tenemos un barco y motos de agua
Yo tan solo reí nerviosa sin saber que contestar aquello, ¿El mar me dara miedo? No lo sé...
Aquel vuelo pasó muy lento para mí, la comida era un tanto plasticosa y aunque pude olvidarme del miedo gracias a las películas que pude ver, el contacto de vez en cuando de la mano de Mauro con la mia me hacia incomodar.
Al llegar a PR, fui una de las últimas en salir del avión, tras Mauro, Mariana y Bonaroti los cuales salieron casi corriendo de este al abrirse las puertas.
-Estas seguro de que estás bien? -escuche a María Victoria a mi espalda-
-Si, solo un poco nerviosa -hable avergonzada, para así salir del avión-
-tranquila, es Puerto Rico, no la luna -susurro en mi oído antes de encontrarnos de nuevo con los demás-
Poco tardamos en agarrar las maletas, para así montarnos en la camioneta y que Mariana comenzará a manejar.
Aquel camino me lo pasé mirando por la ventanilla, mientras ellos no paraban de hablar y reír, había bastante tráfico, las calles estaban repletas de gente y carros.
-Es bonito verdad? -hablo una voz femenina a mi lado-
-precioso -hable para mirar a la pelirroja con una sonrisa-
Esta tan solo me devolvió la sonrisa, para así yo volver a apartar mi mirada y seguir viendo por aquella ventanilla.
-hemos alquilado una villa en la playa -hablo Mariana con una sonrisa-
En ese momento mis ojos se abrieron como platos y una sonrisa de oreja a oreja imposible de ocultar se izo presente en mi rostro.
-En serio? -pregunte emocionada mirando a todos-
-si -hablo María Victoria para soltar una pequeña risa- os va a gustar, es hermosa
-si -hablo Bonaroti- tiene unas vistas espectaculares
-gracias -hablo Mauro con una sonrisa- necesitaba pasar este tiempo con vosotros
-y nosotros contigo -hablo Mariana para agarrar la mano de su hermano- te hechamos de menos
-ique lo digas -espeto Bonaroti al instante- nada es lo mismo
-ya lo sé -hable medio triste el moreno- pero no puedo hacer nada, lo saben
En ese momento María Victoria acaricio el hombro de Mauro, en forma de que dejase de hablar, para así seguir el camino restante cantando las canciones de la playlist de Mariana a a todo pulmón, mientras yo reía de vez en cuando y tan solo miraba por la ventana.
Por esos instantes se me había olvidado el contrato, las cláusulas, en esos momentos solo era un viaje de amigos y no una luna de miel forzada...
-vale, ahora no podéis abrir los ojos -hablo Bonaroti emocionado-
-señorita, puedo? -pregunto María Victoria sonriente para enseñándome un pañuelo rojo-
-si -hable para reir nerviosa-
Mariana le vendo los ojos a Mauro, mientras María Victoria también me los vendo a mi, para así bajarnos del auto totalmente a ciegas y seguir los pasos de los demás para poder llegar a un punto.
-Vale, a la de tres -hablo Mariana-
-una, dos y tres -hablaron al unisono, Bona, Mari y Vicky-
En ese momento los pañuelos calleron al piso, para al ver aquel jardín enorme, junto a esa casa tan solo sonreír ampliamente.
Era precioso, como esas películas de Netflix, donde las casas en las que vive la gente son más caras que mi vida y la de cualquiera.Las paredes eran blancas, mientras los marcos de las ventanas, las puertas, la madera del porche y aquella barandilla, era de color azul.
En el porche habían un par de sillas a corde con la decoración de la fachada de la casa y a unos metros del porche dos palmeras las cuales sostenían una hamaca.-Es preciosa -hable sonriente mirando a los amigos de Mauro-
-si -hablo Mauro sonriente-
-en su habitación tienen una sorpresa -hablo esta vez Maria Victoria para guiñarme un ojo-
En ese momento trague duro, volviendo a mi mente el echo de que tenía que tener sexo con Mauro y aún peor, tenía que embarazarme de él...
Para poco tardar en entrar todos juntos, sintiendo así como Mauro me abrazaba por la cintura con uno de sus brazos, para entrar tras sus amigos a la casa.
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Una condena por amor silenciado (Young Miko)
Krótkie Opowiadania¿Acaso es delito amar? ¿Acaso está mal querer ser amado? ¿Realmente te importa con quién me acuesto?