un dolor en el alma

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Emma:

Esa madrugada nos marchabamos de PR y aunque aquellas últimas semanas las habíamos disfrutado lo máximo posible ninguno de los dos quería marcharse.
Yo tenía más que perder que Mauro, pues el solo echaría de menos a su hermana y sus amigos, yo en cambio echaría de menos al amor de mi vida, a María Victoria...

Esos últimos días sin duda fue demasiado tristes, pues a pesar de intentar disfrutar al máximo el poco tiempo que nos quedaba juntas no podía parar de pensar en todo eso que dejaria atrás, saber que no la vería en mucho tiempo, que no la besaria más seguramente, saber que esas noches donde nos veíamos a escondidas y hacíamos de todo se quedarían en el pasado, me dolía, es mas me quemaba.

Era temprano, Mauro había salido y apenas acababan de despertarse los demás, mientras que tomaba café en la barra de la cocina.

-Buenos días -susurro alguien en mi oído-

Para al girar la cabeza y ver de quién se trataba no dudar en dedicarle una sonrisa de oreja a oreja.

-buenos días bella durmiente -hable bajo yo también para así dejar un beso corto en los labios de la pelirroja- café? -pregunte aún bastante cerca de su rostro-

-eso no se pregunta -hablo esta con una sonrisa, para así dejar un beso en mi mejilla-

Poco tardo en hacercarse a la cafetera para ponerse una taza del nombrado y caminar hacia mi, mientras tomaba de esta.

-Que quieres hacer hoy mami? -pregunto-

-no lo sé, que te apetece? -pregunte sonriente, un tanto coqueta por mi parte-

-por apetecerme, me apetecería enserrarme to' el día en mi habitación contigo -susurro en mi oído, poniendo su mano en mi cintura-

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, yo también quería eso, quería eso todo los días, todo el tiempo, porque si, después de probar a María Victoria era muy difícil desengancharse, ella era mi heroína...

Se escucharon pasos bajar la escalera y casi al instante María Victoria se separó de mi, dejando ver a si a Mariana bajar las escaleras aún en pijama y con cara de dormida

-Donde fue Mauro? -pregunto confundida y aún un poco adormilada- hay más Cafe?

-Salio a comprar una cosa y si, hay más Cafe -hable para soltar una risa-

Poco tardo la morocha en servirse café al igual que Bona el cual bajo minutos después de la misma forma que la chica.

-Uy Bona, alguna jeva secreta de la que no nos has hablado? -pregunto María Victoria burlesca-

-Que? -pregunto confundido el chico-

Para al fijarme en su cuello reír.

-casi te succiona el celebro -hable para reir-

Poco tardo el chico en llevarse las manos al cuello y mientras nosotras reíamos el tan solo corría al baño para verse aquella marca morada que ahora portaba en su piel.

Habían pasado casi treinta minutos desde que María Victoria había despertado, asique Mauro había salido hacia una hora.

Pero justo al pensar el "cuanto tarda", la puerta de la entrada de escuchó abrirse para dejar ver así a Mauro con una pequeña bolsa verde en sus manos.

Una condena por amor silenciado (Young Miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora