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Al darse cuenta con quién había chocado le dio vergüenza

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Al darse cuenta con quién había chocado le dio vergüenza. Había impactado todo su cuerpo con el de él y pudo percibir un olor muy leve a sudor combinado con colonia pero no olía mal.

Estaba aquí justo por él y tenía un plan que quería llevar a cabo, pero un detalle no muy sutil golpeó su burbuja de idealización sobre este día.

—¿Qué te hicieron en la cara? —preguntó tomando el rostro del asiático con sus manos.

Podía ver la sorpresa del contrario en sus ojos y un poco también en su lenguaje corporal, pero no lo apartó. Lo veía con algo que no supo descifrar pero lo hacía sentir como algo nuevo. El ambiente era diferente a la última vez que estuvieron juntos.

—No es nada —contestó en voz baja tratando de alejarse con suavidad de su agarre.

Dre negó bajando sus brazos cuando supo que el asiático estaba avergonzado. Sus mejillas estaban tomando un color rosa y dudaba que fuese por el ejercicio o por los golpes que le habían dado.

—Ese maestro tuyo es un idiota —sus brazos encontraron lugar en su cintura, poniendo una pose algo cómica. Tenía mucha molestia por este tipo de enseñanzas, no le parecía correcto.

—Lo sé, me fui por esa razón —confesó el mas alto con cansancio.

—¿Renunciaras al Kung Fu?

Se encogió de hombros.

—Tal vez. Sería una vergüenza para mí volver allí después de haber dicho lo que dije y no obtener lo que en realidad merezco, no quiero pensar en eso ahora —frunció su ceño luego de pensar en algo que no parecía encajar fácilmente— ¿Qué haces tu aquí?

Te extrañaba.

—Es que me dijiste que hoy tenías entrenamiento y quise venir a buscarte para hacer algo.

—Oh.

¿Había sido mala idea? Seguro que sí, Cheng no se ve muy bien y yo aquí queriendo perturbarle el tiempo que seguramente quería tomarse para si mismo. Soy tan estúpido.

—Pero veo que estás muy cansado y herido, creo que hoy no es el mejor día para hacer algo.

—No, no —respondió casi atropellando las últimas palabras del moreno. No podía mostrarse desesperado, tenía que lucir calmado— Si quiero salir contigo —tan pronto como lo dijo se sintió algo arrepentido. La oración había tenido peso.

Las mejillas de Dre cogieron un rosa bastante notable.

—Bueno, primero pasemos por una farmacia.

Ya había emprendido el camino obligando a Cheng prácticamente a seguirle el paso.

—¿Para qué?

—Tenemos que curar tus heridas —era obvio.

—Estoy bien así, me curo rápido —dijo esperando que cambiaran la ruta, pero seguían en la misma.

DIARIO | DRENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora