Prólogo.

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HYUNJIN.

Nunca he sido un fan de las artes. Museos, obras de teatro, óperas... todo ello sólo suena tan agotador. Pero a veces son un mal necesario. Especialmente en mi trabajo. Un cliente y su esposa están en la ciudad por un negocio, y ella rogó por entradas para el ballet.

El ballet. ¿Podría ser más pretencioso? Quiero rodar mis ojos al tener que admitir que voy a ir junto con ellos. Pero ella no podría aceptar un no por respuesta ya que conseguí tan buenas entradas.

Yo debería haber sabido que no debía alquilar todo el palco. La próxima vez compraré dos entradas para tener una salida fácil.

Esta noche no tengo opción y pido otra copa de whisky escocés en la limosina cuando nos estacionamos al frente del teatro. Al menos si voy a estar aquí, voy a tomar unas copas para aguantar.

Nos acompañan hasta la caja y la pareja se sienta cerca, mirando por encima del borde y sonriendo el uno al otro.

Yo me siento al fondo, junto al telón con la esperanza de que si me quedo dormido mientras la actuación esté avanzando, no se darán cuenta.

Pedimos bebidas y le deslizo un billete de cien al camarero, diciéndole que ponga en mí uno doble y no deje que se vacíe.

Para el momento en que el telón cae, ya me he cansado de las sutilezas y agradezco la oscuridad. Me siento en mi silla y ruego porque se termine rápido. Probablemente pueda ver el final del partido de los Mets si me escabullo después del intermedio.

Cuando comienza la música, las luces siguen siendo bajas y un suave resplandor azul aparece en el escenario. Un solitario bailarin destaca, dando la espalda hacia la audiencia, con el cabello hacia abajo. Lo cual me parece extraño, porque generalmente usan esos apretados moños en la parte superior de su cabeza. Pero un cabello largo y claro cae en suaves ondas cuando sus brazos se levantan lentamente sobre su cabeza.

La música sigue siendo baja, casi escalofriante, ya que solo suenan las cuerdas. El resplandor azul llena el escenario ahora y las estrellas aparecen todas a su alrededor. Unas luces centelleantes brillan sobre sus largas piernas cuando levanta una de ellas por encima de su cabeza y la mantiene allí.

Su cuerpo gira y su barbilla está escondida, así que soy incapaz de ver sus ojos, pero las luces se iluminan y la música se vuelve fuerte cuando él despliega su cuerpo y extiende sus brazos.

Levanta su barbilla, y por un breve momento, juro que mira directo hacia mí. Sus penetrantes ojos azules atraviesan directamente los míos y se detiene. Es tan rápido que no sé si alguien lo notó, pero estuvo allí.

Los tambores comienzan a redoblar y los bailarines procedentes de todo el escenario se unen a él ahora. La música crece y las luces brillan cuando la belleza de piel clara se pierde entre la multitud.

Aprieto el vaso de cristal en mi mano con tanta fuerza que se rompe y miro hacia abajo al lío que he hecho. Mi cliente y su esposa me miran, pero agarro una servilleta y envuelvo mi mano en ella. En voz baja les digo que terminen el espectáculo y pido disculpas.

Hay una cortada grande a través de mi palma que probablemente necesite puntadas. Anudo más fuerte la servilleta y me dirijo a la salida por las escaleras traseras.

Varios guardias de seguridad tratan de detenerme, pero una vez que les muestro mi herida ellos me dejan pasar.

En poco tiempo estoy en la entrada del escenario, lejos al lado en las sombras. Desde allí puedo mirar a los bailarines entrar y salir.

No tardo mucho en distinguirlo entre la multitud.

Me paso las dos horas siguientes mirándolo mientras trato de impedir que me sangre la mano.
Pero cuando el espectáculo llega a su fin, el trapo que tengo alrededor de mi mano está empapado y estoy demasiado mareado para resistir mucho más tiempo.

Envio un mensaje de texto a mi chófer y me reúno con él en la salida trasera para que me lleve a la sala de emergencias. Tengo que dejar pasar la frustración de no poder verlo para poder ocuparme de esto.

Además, no es como si no fuera a volver a verlo. Cogí un cartel de la obra al salir, así que tengo su nombre.

Algunas personas me han dicho que tengo una personalidad obsesiva. Que cuando quiero algo, no me detendré ante nada para conseguirlo. Que cuando algo me llama la atención, tengo visión de túnel.

Sonrío mientras la aguja y el hilo pasan por mi mano y pienso que todos estaban equivocados. Una mirada a Lee Felix y yo estaba más que obsesionado.

Pero me gusta pensar en ello como, devoción.











Mets: Equipo de beisbol de New York de las ligas mayores.

Visión de túnel: Dícese de tener una visión limitada, puesta en un solo objetivo.

𝖽𝖾𝗏𝗈𝗍𝗂𝗈𝗇 - 𝗁𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora