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HYUNJIN.

Su cuerpo se amolda al mío mientras lo estrecho contra mí.

—No lo sabes, mi pequeño sol, pero eres una tentación.— Me froto entre sus piernas apenas cubiertas y siento cómo se aprieta más fuerte contra mi gruesa polla. —¿Qué harías si te recostara en el suelo y lamiera tu coño, Felix?

Su respiración entrecortada me deja saber que lo he sorprendido, pero sus ojos no muestran signos de miedo. Lo único que veo allí es deseo. Necesidad flagrante de atención, afecto y liberación.

—¿Has sido besado ahí alguna vez?— Le pregunto, inclinándome, permaneciendo sólo a un suspiro de sus labios. —¿Alguna vez has tenido la boca de un hombre en tu bonito coño?

—N-no.— Mira mis labios y luego a mí de vuelta. —Nunca he sido besado allí. Ni en ningún otro lugar.

—Lo sabía. Todos los hombres lo saben cuándo te miran. Es por eso que todos quieren darte un vistazo. Ese hombre que estuvo aquí antes estaba tan duro como yo por ello. Podía ver lo apretado que estabas, imaginando lo que se sentiría deslizar su polla dentro y fuera de tí.— Corro mis manos hacia abajo en su espalda y aprieto su culo, presionándolo más fuerte contra mi erección. —Lo agitas como si fuera una bandera roja. Y solo estás esperando a que un toro venga a tomarlo. ¿No es así?

Se muerde el labio y asiente con la cabeza.

—Apuesto a que entraste aquí sin bragas, suplicando que alguien te mirara. Bailando y haciendo que tu camisón se levantara, mostrando sólo una pizca de lo que tienes entre las piernas.— Me inclino y le paso la lengua por el labio inferior. —¿Querías que fuera yo, Felix? ¿Querías inclinarte y abrir las piernas, rezando para que yo pudiera verte? ¿Que echara un vistazo a tu coño virgen y no fuera capaz de controlarme?

—Sí.— Su voz es profunda y se mueve contra mí por su cuenta, buscando fricción.

—Te diré un secreto, pequeño sol.— muevo mi mano bajo su camisón y froto su culo desnudo. —Lo habria hecho.

Él gime, y yo me inclino, tomando su boca y saboreando su lengua.

Sus brazos rodean mi cuello, se aferra a mí mientras estiro sus piernas alrededor de mi cintura. Quiero llevarlo a la cama, pero eso tomaría demasiado tiempo. Así que en lugar de eso, me arrodillo en el suelo con él y lo acuesto.

Sentado, utilizo las dos manos para agarrar la parte delantera de su suave vestido verde y lo rasgo en toda su extensión, por el centro, hasta abajo. Su largo y delgado cuerpo está desnudo ante mí. Llevo ambas manos a cada lado de su rostro y las suyas se dirigen a mi cintura mientras sus piernas se abren para mí.

—Quiero todo de ti, Felix. Lo he hecho desde el momento en que te vi. Estabas destinado a ser mío.

Se ruboriza mientras frota sus muslos contra mis costados. —Hay algo en ti que me hace sentir completo. Nunca antes me sentí de esta manera.

—Me aseguraré de que siempre estés cuidado y te sientas así.— Lo beso de nuevo y aunque quiero ir despacio, no hay quien pueda detener este "tren".

Me despojo de mi ropa mientras mi boca besa cada parte que puedo alcanzar de su piel. Cuando me muevo a sus pechos, sus pezones están duros y los suaves capullos rosados están apretados con necesidad. Meto uno en mi boca y lo chupo, tomando tanto de el como puedo. Luego me muevo al otro, lamiéndolo y succionandolo hasta que él gimotea por más. Pellizco ambos, de ida y vuelta, atormentando sus pezones virginales. Nunca han sido tratados de esta manera y son tan sensibles que su espalda se arquea con cada roce.

Cuando bajo mis bóxers, me meto entre sus piernas y presiono mi nariz contra su coño e inhalo. Sus suaves rizos están húmedos de deseo, su olor es rico y cálido. Mi boca se hace agua por su fragancia y siento la impetuosa necesidad de tragármelo todo.

—Mira tú pequeña flor.— Digo, soplando ligeramente sobre él y viendo sus piernas extenderse. —Apuesto a que sabes más dulce que cualquier néctar en esta tierra.

Me inclino y paso mi nariz contra sus pliegues, burlándome de él y de mí mismo. —Estabas tan ansioso por mostrar esto a cualquiera que quisiera verlo. Pero nunca lo volverás a hacer, ¿verdad, Felix?

Mi voz es severa, y él asiente de inmediato.

—Nunca. Te lo prometo.

—Sólo para mí.— Gruño.

Mueve sus caderas y me tienta con lo que más deseo. —Sólo para ti.

No puedo esperar más. Mi boca se abre sobre su coño. El sabor es tan bueno que no puedo evitar cerrar los ojos y jadear. Coloco dos dedos y los empujo dentro de él, sintiendo lo apretado que está.

Se tensa por un segundo, pero luego se deshace en un charco en el suelo mientras yo lo sigo comiendo. Doy largos y firmes lametazos contra su clítoris mientras intento meter los dedos dentro y fuera de su pequeña abertura. Los froto dentro de él, tratando de encontrar su punto G, y cuando se arquea en el suelo y grita mi nombre, no puedo evitar sonreír contra su coño.

—Eso es, pequeño sol. Deja que todos en la isla te oigan.

Grita con necesidad mientras le doy a su clítoris toda la atención que ha estado buscando. Me aseguro de que no haya un lugar en él que no haya sido probado. Incluso su apretado culo rosado. Se puso tenso cuando extendí las mejillas de su culo para mí, pero gimió de placer cuando mi lengua lo acarició.

Mi dulce e inocente bailarín es un chico sucio.

Para cuando vuelvo a su clítoris, él está casi gritando por algún tipo de liberación.

—Por favor, Hyunjin. Por favor. Me estoy muriendo.

—No hasta que mi polla esté dentro de ti.— Digo mientras pateo fuera mis bóxers. —Te vendrás por primera vez conmigo dentro tuyo. Me marcarás mientras yo hago lo mismo contigo, Felix.

—Lo que tu quieras.— Suplica y se mueve entre nosotros, con manos temblorosas, guiando mi polla hacia su abertura. —Te necesito.

Me deslizo dentro de sus pliegues húmedos y me sumerjo hasta las bolas, lo más profundo mientras acaricio su duro clítoris. Grita y se tensa un segundo, pero noto que mueve las caderas para intentar aliviarse.

—Eso es, Felix. Estás tan cerca.

Su cuerpo está cubierto de sudor y ruborizado por la necesidad. Miro hacia abajo mientras empujo dentro y fuera de él, veo como mi polla es exprimida casi hasta el punto del dolor. Su cuerpo está tan apretado, pero Felix me quiere dentro de él. Quiere que lo haga venir con mi gruesa polla.

—¡Oh, Dios! No puedo. Es demasiado.— Cierra los ojos con fuerza y continúo frotando mientras lo follo firme, sin parar, dentro y fuera.

Su cuerpo entero se tensa. Agarra mis brazos y grita su clímax. Su coño aprieta mi polla, y no tengo otra opción que venirme dentro de él. No es que yo estuviera planeando salir, de todos modos. Pero con su agarre, habría sido imposible.

Semen caliente lo llena y puedo sentirlo extendiéndose. Sus fluidos cremosos y los míos se mezclan, algunos incluso corren a los lados de mi todavía-dura polla.

Suavemente froto su clítoris mientras él intenta recuperar el aliento y calmar los latidos de su corazón. Nuestra lujuria mutua es enloquecedora, y ahora que ambos estamos saciados, quiero llevarlo a un lugar más cómodo.

—Ven aquí, mi pequeño sol. Deja que te lleve a la cama.— Beso sus labios suavemente, él se queda medio dormido mientras lo cojo en brazos y lo llevo a su habitación. Nuestra habitación.

Y una vez que se acomoda debajo de las frescas sabanas, deslizo mi polla dentro de él, nuevamente.

𝖽𝖾𝗏𝗈𝗍𝗂𝗈𝗇 - 𝗁𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora