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FELIX.

Me doy la vuelta y descubro que estoy de nuevo en mi cama. Ni siquiera puedo recordar como he llegado hasta aquí. Hyunjin debió haberme subido y metido a la cama. Anoche todo fue maravilloso. No recuerdo cuando fue la última vez que me divertí tanto o que me sentí así de relajado.

También me he dado cuenta de que los días que he pasado aquí no he tenido que bailar hasta la extenuación para poder conciliar el sueño, he descansado muy bien. Sonrío cuando veo un plato con comida en la mesita de noche que está al lado de mi cama con una nota sobre ella. La tomo para leer lo que dice.

Sé que hablaste sobre querer aprender a cocinar, así que tomé un barco hasta tierra firme para traerte algunos libros de cocina y otras cosas más.
— Elina.

Probablemente debería preguntar qué está pasando por aquí, pero no podría importarme menos. En todo en lo que puedo pensar es en encontrar a Hyunjin. 
Muerdo mi labio pensando en cómo me acurruqué a su lado y él me lo permitió. Me acerqué cada vez más y no intentó apartarme. Mi cara se calienta ante el recuerdo. Me sentí como en casa y me fundí fácilmente con él, disfrutando su contacto.

Me siento, levanto el plato de la mesa de noche y empiezo a comer rápido, sin llegar a saborear la comida. Me pregunto si puedo ir a ver a Hyunjin. Elina me indicó ayer donde estaba su oficina. Tendría que pensar en una razón del por qué estaba pasando por ahí.

Dejo el plato vacío de vuelta en la mesita y salto fuera de la cama. No quiero esperar para ir a verlo. Cepillo mis dientes y mi cabello antes de salir de la habitación, pero no me quito el pijama.

Me dirijo por el pasillo hacia las puertas dobles que conducen a su despacho. Elina nunca me dijo que no tenía permitido volver allí. De hecho, me dijo que podía ir a donde quisiera siempre y cuando le avisara si salía a la playa.

Camino por el pasillo, pero me detengo cuando oigo voces. Una de las puertas de la oficina de Hyunjin está ligeramente entreabierta. Considero darme vuelta y marcharme hasta que escucho la voz de una mujer y me encuentro dando un paso más cerca de su oficina tan silenciosamente como me es posible. 

—Es hora de que regreses a casa. Te necesitamos.Escucho decir a la mujer. Las palabras crean un nudo en mi estómago. ¿Tiene familia en alguna parte? ¿Quizá fuera de la isla? Cierro los ojos, sintiendo como si alguien me golpeara mientras trato de recuperar el aliento.
 
—No puedes quedarte ahí y jugar con ese chico como si fuera un juguete. ¡Por el amor de Dios! ¡Él luce como si apenas hubiera pasado la pubertad! Vas a arruinar tu reputación, junto con tu carrera.
     
—¿Cuándo me ha importado mi reputación? De hecho…

Me doy vuelta porque no quiero seguir escuchando ni una palabra más. Cubro mi boca con la mano para que no se me escape ningun sollozo y camino hacia el único sitio al que voy cuando siento que no tengo nada. El estudio de danza.

Me detengo en la puerta cuando veo a un hombre limpiando el lugar. Limpio las lágrimas de mis ojos. Sé que debería volver a mi habitación, pero entro en la sala de baile.

—¿Le importa?— Apunto al equipo de sonido y él niega con la cabeza. Necesito bailar. Tengo que hacerlo. Es lo único que puede alejar las cosas que estoy sintiendo. Necesito perderme unos momentos y dejar ir todo.

No debería estar enfadado. Hyunjin no es mío. Tal vez las cosas que ha estado haciendo conmigo eran paternales y yo no lo sabía. Nunca tuve un padre en mi vida. Supongo que tomé las cosas más allá de lo que eran, o tal vez lo deseaba tanto que fingí ver más de lo que realmente había. 

Una vez más, estaba siendo un niño ingenuo. 

Me acerco al estéreo y lo enciendo, sin importarme si el limpiador me está mirando. Estoy acostumbrado. Estoy acostumbrado a bailar ante miles de personas cada noche. Limpio algunas de las lágrimas que todavía persisten en mis mejillas y empiezo a moverme.

La palabra ‘juguete’ revolotea en mi mente una y otra vez mientras dejo que mi cuerpo se mueva al ritmo de la música. ¿Era ella su esposa? ¿Es por eso que este lugar existe? ¿Trae a todos sus "juguetes" a esta isla? ¿Es eso lo que soy? ¿Una cosa con la que jugar?

Si. Dice mi mente. La gente siempre te usa a su favor. Para su conveniencia.

Me muevo más rápido, tratando de disipar mis oscuros pensamientos, pero ellos siguen precipitándose sobre mí. Por una vez en mi vida, no puedo hacerlos desaparecer. 

—Sal. De. Aquí.— Escucho gritos en la habitación y me congelo.

Me giro y veo a Hyunjin de pie en la puerta del estudio, y mi corazón se desploma. Quiere que me vaya. Tal vez esa mujer ganó la batalla. Él me enviará de vuelta a casa.

—Está bien.— Susurro mientras camino hacia el equipo de sonido y lo apago.

—Creí que había sido claro al decir que ningún hombre del personal tenía permitido estar cerca de aquí. Quiero a todos fuera de la isla. Ahora mismo.

Me giro para mirarlo, confundido por sus palabras y veo que le estaba hablando al hombre que estaba limpiando el estudio. El hombre asiente con la cabeza y prácticamente sale corriendo del lugar.

Hyunjin vuelve sus ojos hacia mí, pasando las manos por su cabello como si intentara controlarse. 

Permanezco allí, de pie, sin saber qué hacer. No puedo enfadarme con él, ¿verdad? Debo quedarme aquí un año entero. Incluso si él no puede ser mío y le pertenece a alguien más, prefiero quedarme antes que volver a casa con mi madre. Tal vez, al menos, aquí pueda evitarlo. Aunque no estoy muy seguro de que sea evitable.
      
—Mi pequeño sol.— Gruñe, acortando parte de la distancia que hay entre nosotros. —No puedes permitir que ningún hombre te vea así.— Levanta la mano y pasa el dedo por encima de la tela de mi camisón, rozándome suavemente el pecho.

Miro hacia abajo, dándome cuenta de que no había pensado en lo que llevaba puesto.

—Tú lo haces.— levanto mi barbilla de forma desafiante. ¿Por qué si quiera le importa si los hombres me ven? Él tiene una esposa. Creo. —¿No tienes trabajo o algo que hacer? Qué tal si tú haces eso y yo seguiré bailando para quien me dé la gana.

Una sonrisa se dibuja en sus labios, pero aún puedo ver la ira en sus ojos.

—Mírate. No llevas ni cuarenta y ocho horas aquí y ya estás floreciendo. Las partes de ti que intentas ocultar están saliendo. Veamos qué más puedo hacer que salga a relucir.— Dice, antes de agarrarme y tirarme sobre él.

𝖽𝖾𝗏𝗈𝗍𝗂𝗈𝗇 - 𝗁𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora