FELIX.
¿Puede una persona amar y odiar algo al mismo tiempo? ¿Cómo puede algo ser la miseria de tu vida, pero la idea de no tenerlo es igual de insoportable?
Bajo las escaleras de la casa de mis padres, con un lugar en mente. Pero, como siempre, me detengo en cuanto miro la nevera. El candado está firmemente en su lugar.
La perfecta cocina de mi madre luce extraña con grandes candados colocados en los gabinetes de madera y las cadenas en bucle, manteniendo cerrada la puerta del frigorífico. Está sellada para que nadie pueda acceder a su interior. Nadie, excepto ella. Ni siquiera sé por qué se molesta. No es como si ella guardara mucho allí, de todos modos. Nada que valga la pena.
Aun así, la punzada en mi estómago me recuerda que estoy hambriento. Eso hace que me den ganas de tomar cualquier cosa que este a mi alcance. Agarro el candado y le doy un pequeño tirón, pero nada sucede. Siento un nudo en mi garganta, pero lo dejo pasar. No es algo nuevo. Debería estar acostumbrado a ello. Libero el frío candado de mi mano y el metal golpea el acero inoxidable del refrigerador. Me encojo y rezo para que el sonido no haya despertado a mi madre.
Espero un segundo, conteniendo la respiración, pero no escucho nada. Soltando un suspiro de alivio, me dirijo hacia la puerta trasera y me escapo al fresco aire de la noche. La humedad de la hierba hace que mis pies estén un poco húmedos.
Me detengo y miro el pequeño edificio que una vez lo fue todo para mí. El lugar que mi madre había construido porque finalmente me amaba. Por primera vez, ella vio algo en mí que valía la pena amar. La había hecho sentir orgullosa. Al menos por un tiempo.
A veces no puedo salir de ese lugar lo suficientemente rápido. Y otras veces lo que hago es meterme a hurtadillas para estar solo.
Abro las puertas de cristal, camino por el salón y me siento en el frio piso de madera del estudio de danza. Me estiro, tratando de aflojar mis músculos. Me duelen por haberlos sobrecargado de trabajo y todo lo que realmente necesito es dormir, pero mi mente no me lo permite. El dolor en mis músculos y el hambre de no haber cenado me atormentan.
Sé que todo lo que necesito para tener paz es el baile. Es lo único que hace que es resto se desvanezca. Bailar para mí mismo. El no pensar en la presentación que tengo mañana. Es… cuando más libre me siento. No hay nadie aquí para gritarme, decirme que lo estoy haciendo mal, que mis pies no están en la posición correcta o que no me estoy esforzando lo suficiente.
Cuando bailo para mí mismo, todo lo demás deja de importarme. Sólo siento la música y me dejo llevar. Me sumerjo en un mundo donde no hay presiones para ser algo que no quiero ser, para estar a la altura de las expectativas imposibles, sin importar lo mucho que lo intente o lo duro que trabaje. Nunca es suficiente para ella. Pero en estos pequeños momentos robados, es suficiente para mí.
Y es todo lo que importa. Al menos, hasta que ella se despierte.
ESTÁS LEYENDO
𝖽𝖾𝗏𝗈𝗍𝗂𝗈𝗇 - 𝗁𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑
أدب الهواةLee Felix ha tenido todo regimentado en su vida. Se le ha hecho comer ciertos alimentos, vestir ciertas prendas y sólo hacer lo que su madre le permite... todo por el bien de su carrera como bailarin. La vida es solitaria y fría, pero no tiene elecc...