Capitulo 2: Confiar

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Durante toda mi vida había estado rodeado de distintas mezclas de dolor. Cuando perdí a mis padres, durante mis entramientos como hashira, misiones, entre otras historias contadas sobre las cicatrices en mi piel.

Pero, cuando está mañana Ginko entró por mí ventana con una carta metida en el picó no imagine que al leerla experimentaría uno de los dolores más fuertes que nunca antes tuve en mi vida.

— ¡Puaj! — Me separe con cuidado de la letrina limpiándome la boca con la manga de mi yukata.

— ¡Oh, Muichiro!, ¡Odio verte sufrir así! — Chilló Ginko palmeando mi espalda con sus alas.

Regrese mi vista hacia la hoja tirada a mi lado buscando encontrar algo distinto desesperadamente, apesar de mis intentos ninguna sola letra cambio, "no se si estoy listo para esto", una frase escrita en tinta que logró tatuarseme en el corazón.

— ¿Te dijo algo más? — Pregunte a mi cuerva.

— Dijo... que no lo esperes por un tiempo — Una nueva arcada me recorrio desde el estómago con esas palabras.

Pase el resto de la mañana pegado al inodoro llorando como un crío que perdió su peluche favorito, sentía distintas emociones mezcladas con el ardor de mi garganta hinchada sin embargo las horas seguían pasando y debía ponerme de pie.

De alguna manera logre salir del baño y regresar a mi recamara, me quede de pie unos segundos frente al espejo, nunca me importo demasiado mi aspecto personal pero en verdad me veía terrible. El cabello enmarañado, los ojos hinchados y ojerosos, la nariz roja y mis labios resecos. Era una imagen bastante desagradable.

Hice mis mejores intento para arreglarme con la mayor descendía posible y apurarme a salir de la casa, no por que quisiera hacerlo, si no porque hoy tendríamos la comida para celebrar el regreso de Giyu después de haber pasado dos meses en una misión en las costas. Y yo tendría que pagar esa comida.

— ¿Estas seguro de ir Mui? — Me pregunto Ginko parada en mi hombro arreglando mi cabello con sus alas

— Si, tomar aire fresco me hará bien — Respondí tratando de darle mi mejor sonrisa tranquilizadora.

— ¡Si hubiera sabido lo que decía esa carta.... le habría arrancado los ojos con mis garras! — Chilló molesta bajándose de mi para alzar vuelo hacia el aire soltando maldiciones.

Solté un pequeño suspiro hastiado y comencé mi caminata hacia el pueblo. Mi trayecto fue bastante silencio y fresco, lo necesario para organizar mis ideas.

Empecé a recordar los eventos de hacia unos pocos meses atras. El dia en que él tomó  el valor de dirigirme la palabra por primera vez, cuando fue nuestra primera cita, nuestro primer beso, la forma en que me pidió acompañarme en mi celo, sus promesas susurradas en mi oído. Ahora analizando cada uno de ellos puedo darme cuenta de que todo era mentira, solo fui una buena cojida y listo.

— ¡Joven tokito! — La voz de Rengoku me trajo de regreso, ya había llegado al pueblo sin darme cuenta — ¡Apresúrate, ya nos dieron la mesa!

Asentí corriendo hacia ellos en silencio. Pasamos juntos a un comedor privado.

— Me gustaría pedir dos ordenes de carne y cuatro rondas de alcohol. ¿Alguien pedira algo más? — Dijo Uzui.

— ¡Yo quisiera algunas batatas dulces! — Respondió Rengoku en voz alta.

— Deberíamos ordenar algunas ensaladas también — Sugirió Kocho.

— ¿Por qué no se piden todo el menú de una vez? — Les dije molesto ganandome algunas risas.

Un nuevo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora