Capitulo 8: Reunión

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Habían pasado casi tres semanas de nuestro viaje a Tokio. Exactamente 504 desde que lo vi y mi corazón terminó por romperse. A partir de ese día las cosas se volvieron bastante tensas, dejé de tener antojos por cosas dulces e incluso perdí el apetito por la comida haciendo que los chicos tuvieran que turnarse para venir a verme y asegurarse de que estuviera comiendo. También me la pasaba encerrado en mi finca, específicamente dentro de mi nido  no haciendo más que dormir intentando olvidar el dolor en mi pecho por algunas horas. Los demás estaban bastante preocupados por mi.

Sin embargo, por más que quisiera permanecer acostado todo el día en mi nido el día de hoy me veía forzado a ignorar estos deseos y ponerme de pie. No por voluntad propia, sino debido a que hoy se llevaría a cabo una reunión anual en la que asistían los distintos amigos cercanos de la familia Ubuyashiki, esto para reafirmar tratados beneficiosos para la compañía y mejorar las pocas relaciones politicas que manteníamos con el gobierno, y claro, yo como hashira debía estar presente.
Es así que sin otra alternativa force a mi cuerpo a ponerse de pie y empecé a alistarme para salir a la finca y ayudar con los preparativos.

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— Iré a traerles un poco de agua — Le dije a Iguro poniéndome de pie. El alfa solo asintió y volvió a tomar su katana para regresar al combate de práctica con los demas.

Abandone el jardín en silencio caminando por los pulcros pasillos de la finca del patrón. Los sirvientes corrían de un lado a otro cargando cosas, limpiando las ventanas o puliendo la madera del piso, todo estaba quedando más que brillante dentro de su hogar. Sin embargo, al llegar a la cocina el ambiente cambió por completo, manchas de salsa vertidas en las mesas, cazuelas sucias en los fregaderos y cáscaras de verduras tiradas por el suelo, sin duda estaban preparando un gran banquete para los invitados. Aún así, decidí ignorar el desorden y encargarme de lo mío, serví nueve vasos de agua y uno de los cocineros me dio algunas galletas de mantequilla para llevarle a los chicos.
Como pude cargue la pesada bandeja repleta de comida y salí de la cocina tratando de no tirar nada. Antes esta tarea no me habría costado un absoluto esfuerzo, pero ahora, después de haber pasado cuatro meses sin hacer ejercicio o incluso sostener una katana mi fuerza y condición se habían visto afectados y la sencilla de tarea de mantener en equilibrio tanto peso me resultaba difícil. Por ello caminaba dando pasos cortos y mirando hacia el suelo, sin embargo, no contaba con que por ir sin prestar atención al frente casi terminaría chocando contra una persona.

— ¡Oh, lo siento! — Me disculpe inmediatamente apretando la bandeja metálica con más fuerza entre mis dedos. El desconocido se apresuró a colocar sus manos debajo de esta dándole soporte.

— No te preocupes, yo también debí de haberme fijado. — Me respondió. Finalmente alce la mirada encontrándome con un joven alto, de piel acanelada y un aroma fuerte a pino, era un alfa. — ¿Estas bien? — Preguntó sacándome de mi trance, me había quedado más tiempo del necesario observándolo.

— S-si. Le ofrezco una disculpa, casi arruino su ropa.

— Enserió, no estoy molesto. Déjame ayudarte a llevarlo, se ve bastante pesado — Me dio una cálida sonrisa que me inspiro confianza.

Supuse que seguramente no cedería por lo cual acepte su ayuda. Sin más comenzamos a recorrer los pasillos de regreso al patio, íbamos en un cómodo silencio que, no duró mucho.

— ¿Viene a la comida de Ubuyashiki? — Me pregunto interrumpiendo la tranquilidad entre nosotros.

— Podrías decir que si... ¿Y usted?

— Así es. Aunque más bien vengo como un representante.

— ¿Representante?

— Si, mi padre es el líder policial de todo Japón. Pero se encontraba algo indispuesto y he tomado su lugar en petición suya.

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