Capitulo 4: Feromonas y nido

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Habían pasado dos semanas desde el día en que me enteré sobre mi embarazo. Precisamente el dia de hoy cumplía mi primer mes.

Por el momento todavia no presentaba cambios tan notables, mi vientre seguía plano excepto por un muy pequeño bulto en la parte baja. Aun asi, mi ropa ancha era suficiente para ocultarlo por lo que podría mantener en secreto mi embarazo de la cofradía durante unos cuantos meses más. A si mismo, comencé a hacerme la costumbre de que cada día al levantarme lo primero que hacía era mirarme al espejo y dedicarme unos segundos a acariciar mi estomago en busca de algun cambio. Debo admitir que aún me parece extraño pensar que ahí dentro hay una criatura del tamaño de un grano de arroz formándose dentro de mi cuerpo. Si lo pensaba demasiado llegaba a sonar un poco asqueroso, pero de una forma bonita.

Sin embargo no todo iba marchando bien. Si soy honesto, debo admitir que no crei del todo las advertencias de Kocho sobre los horribles síntomas del embarazo, pero rapidamente me di cuenta de que iba muy enserió.

Todo comenzo hacia apenas unos dias.  Había empezado a despertarme durante las madrugadas para vomitar mi cena y después, cuando lograba recuperarme, me costaba bastante conciliar el sueño otra vez, aun así pense que podria mantenerlo todo bajo control. Sin embargo, cuando está mañana desperté con fiebre alta, los músculos de mi cuerpo adormecidos junto a una sensacion de asfixia y sin poder ponerme de pie para pedir ayuda, me di cuenta de que quizas si era más serio de lo que creí. Afortunadamente Iguro pasó a visitarme una hora más temprano de lo normal y al percatarse de mi estado no dudo en cargarme y llevarme a la finca mariposa.

— Son las feromonas — Dijo Kocho al terminar de inyectarme el suero.

— ¿Feromonas?

— Si, verás. Un omega embarazado necesita constantemente las feromonas de su pareja para mantenerse estable. Y tu no has estado recibiendo esas feromonas, me temo que tu estado de salud ha estado disminuyendo.

— ¿Qué tan grave es?

— Perdiste casi un kilo de peso Mui, y tus defensas están demasiado bajas. A este ritmo podrías llegar a tener un aborto. — Esa palabra me provocó una horrible punzada en el pecho.

— P-pero, ¿hay una forma de arreglar esto?, ¿cierto? — Pregunte intentando no sonar alterado.

— No lo se... — Respondió con sinceridad —  He estado leyendo algunos artículos y conozco algo que quizás puede funcionar. Pero no es del todo seguro.

— No importa, intentaré lo que sea.

— Por el momento intenta dormir un poco, yo me encargaré de arreglar todo. — Sin decirme algo más la beta salió de la habitación dejándome solo.

Me deje caer sobre la cama acariciando mi vientre, pensar que existía la posibilidad de perder a mi bebé por culpa de la irresponsabilidad de la otra parte, solo me hacía odiarlo más. Sin darme cuenta el cansancio me venció y termine por caer dormido. No supe cuanto tiempo dormí, pero debieron ser varias horas. De hecho, seguramente habría seguido durmiendo de no ser por que alguien comenzó a llamarme.

—  Tokito-san, despierte — La voz suave de una mujer comenzó a sonar en medio de mis sueños, poco a poco abrí mis ojos adaptándome a luz solar, la persona que me llamaba era Kanao tsuyuri, la aprendiz de Kocho y futura hashira de las flores. — Buenos dias...

— Buenos días — Le respondí incorporándome sobre mis codos. — ¿Sucede algo?

— He traido su comida. — La alfa coloco con cuidado una bandeja metálica sobre mis piernas — Mi maestra me pidió decirle que se apresurara a comer y luego fuera a la sala de entrenamientos. Ella y los demás hashiras lo esperan ahí.

Un nuevo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora