Apático me encuentro

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Vigilando la soga que cuelga del tronco, 
la fortuna es poseer el vacío, 
no lamentar lo que quedó atrás en el polvo de la memoria, 
el violonchelo llora triste, una lamentación anticipada en mi epitafio futuro. 

Quiero devorar vuestras sonrisas, 
absorber lo que para mí es un misterio, 
la esperanza desvanecida con aquel joven vitalista, 
que solía conmoverse ante el milagro simple de las flores. 

La vegetación se enrolla sobre el cielo, 
cubriendo la luz como un manto de verdor, 
solo la corbata brilla en la penumbra, 
colgando, esperando su destino, 
un nudo de seda que apretará el cuello del futuro. 

Mi traje de gala, curtido de besos y sudor, 
testimonio de noches interminables, 
el suave andar del piano arranca los últimos sollozos, 
quedan pocos, contados como monedas al final de la noche. 

Lo que fue completo ahora es desecho, 
listo para el reciclaje, 
carbono volviendo a su origen, 
el círculo se cierra en espiral infinita. 

No quiero donar al mundo lo que no tengo, 
un vacío que pesa más que el hierro, 
las terrazas encendidas evocan un recuerdo, 
uno que se quedó en casa, 
un fantasma de lo que ya no soy. 

De mis lloriqueos tejo una tela raída, 
como arañas poseyendo el telar, 
ahora lo que se desprendió de mí, 
ya no me pertenece, 
lo que se fue, regresa en espiral, 
me vestiré de gala para el adiós, 
todos me verán, 
rasurado y bien arreglado, 
tengo que estar elegante para la partida.

Reflexiones Poetico / Filosoficas ( Publicado En Amazon Kindle )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora