Nunca debimos serlo

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Éramos sombras en un cruce oscuro, 
destinados, sí, pero no a encontrarnos. 
Tú y yo, dos ecos que se perdían 
en la vasta soledad, 
corazones que tropezaban en una danza 
torcida por la tristeza, 
el destino riéndose desde el abismo.

Eras una melodía sombría, 
una canción que se enroscó en mis sueños 
como una serpiente hambrienta. 
Pero el compás se quebró, 
el ritmo se hizo combate, 
deshilachando cada hilo 
de la vida que tejimos juntos.

Tus ojos, vacíos como un pozo sin fin, 
me arrastraron hacia promesas 
que se desvanecieron en la nada. 
Eras un nómada de lo imposible, 
huyendo en la niebla 
cuando todo se desmoronó.

Me aferré a los fragmentos rotos, 
intentando tejer el tiempo 
que se escurría como arena. 
El pasado, polvo en mis manos, 
una sombra de lo que fuimos, 
de lo que jamás debimos ser.

Las lágrimas cavaron ríos 
en medio de ruinas, 
un amor hecho cenizas 
por los vientos de la mala fortuna. 
Pero en el crisol del dolor, 
una chispa se encendió, 
un ansia de libertad, 
de romper las cadenas del pasado.

Dejé todo atrás, 
empaqué los restos de un sueño roto, 
y partí hacia lo salvaje, 
donde los desiertos y montañas 
se convirtieron en mi hogar. 
En lo desconocido, 
busqué la paz que nunca conocí contigo.

Cada paso reveló mi poder, 
una fuerza que creció 
más allá de las sombras de tu recuerdo. 
El mundo, vasto y desordenado, 
se abrió como un lienzo para mi ser. 
En cada cultura, en cada vida diferente, 
rompí la maldición que nos ató.

Ya no estoy encadenado 
a tus alucinaciones. 
Abracé una verdad pura, 
una vida nueva. 
Nunca debimos serlo, 
pero de esa prisión me liberé.

Las cicatrices aún arden, 
pero la aventura y el amor 
siguen llamando en el vasto, 
desordenado éter. 
Sigo caminando, 
buscando lo que realmente soy.

Reflexiones Poetico / Filosoficas ( Publicado En Amazon Kindle )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora