XXV

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Richard Ríos
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—Te dijo que la soltaras. —miré fulminante e intimidantemente al enfermo que intentaba llevarse a Ava.

Al escuchar mi voz, los ojos de Ava se abrieron de par en par.

—¡¿Qué te pasa, idiota?! —el hombre intentó regresarme la agresión, pero fácilmente lo detuve y en un movimiento rápido, acomodé ágilmente su muñeca en una posición vulnerable que le causaba un dolor casi insoportable. Era bastante obvio quién era el atleta entre los dos.

—La sueltas y te suelto. —declaré con severidad.

Él liberó un quejido y finalmente soltó a Ava, dejé salir un suspiro aliviado por lo bajo y lo solté.

—Estás loco. Igual ni estaba tan buena. —me fulminó con la mirada y se fue, murmurando maldiciones por lo bajo.

Al soltarla, Ava quedó visiblemente inestable. Yo me apresuré en tomarla de la cintura para darle estabilidad.

—¿...Richard? —escuchar mi nombre en su voz después de tanto tiempo despertó cosas en mí. Sus acciones seguían ahí y mi desprecio también, pero al verla en un peligro así no pude quedarme quieto nada más.

—¿Te hizo algo?

Ella me vio con ojos débiles unos segundos y negó con la cabeza. Está borracha... muy borracha.

Miré hacia el resto del club, ver a tantos hombres al rededor me volcó el estómago al pensar en lo que podría pasar si la dejo a su suerte en este estado.

—¿Estás sola?

—Con una amiga.

—¿Ella está borracha?

Negó con la cabeza.

—Entonces dile que te vas.

—No la voy a dejar sola.

Casi como si la hubiéramos llamado, la amiga apareció detrás de ella.

—Ava, ¿No habías dicho que no ibas a volver a involucrarte con ning-... ese-.. ese no es- ¿Richard Ríos? —se heló por un segundo.

—Mucho gusto... —me presenté incómodamente—. ¿Tienes con quién irte? —le pregunté a la chica.

—Eh- Pensaba en pedir un taxi.

Desvié la mirada por un segundo, pensándomela.

—Bueno... ¿Les parece si las llevo?

—AY- ¿¿De verdad?? ¡Me voy a subir al carro de un futbolista! —dijo emocionada.

Yo liberé una suave risa, alivianando el ambiente.

—No-. Yo no quiero. —Ava se negó rotundamente, casi interrumpiendo a su amiga.

No sé por qué me dolió un poco escuchar eso, pero era justo. Yo tampoco estaba contento con ella. Solo necesitaba sacarla de aquí y volver a mi vida sin pensar en su existencia más nunca.

Richard Ríos | enemies to lovers?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora