Ava Rodríguez
_____________________________________Tras un rato de esperar a Richard, lo vi tomando las llaves de su auto.
—¿Qué haces con eso?
—No sé, tú dime que se hacen con las llaves del carro. —me miró sarcástico.
—Era una pregunta retórica, gran bobo. —le di un pequeño zape del que se quejó con una risita—. Me refiero a que es un paseo en el parque. Vayamos caminando. —sugerí.
—¿Caminando? —preguntó Lili intrigada—. ¡Sí! ¡Vamos caminando!
—No deberías decirle sí a todo solo porque Ava lo dice. —Richard se cruzó de brazos.
—No digo que sí porque Ava lo dice. —ella se cruzó de brazos de vuelta, este es de los pocos momentos en que sí parecen hermanos.
Richard liberó una sonrisa al ver a su hermana y no le quedó más que aceptar.
Comenzamos a caminar y Lili nos tomó a ambos de las manos. De vez en cuando se balanceaba o colgaba, hasta que fue demasiado peso para mí y siseé involuntariamente.
Richard se dio cuenta e inmediatamente miró a su hermana.
—Lili, ya. Nos duele. —la regañó.
Lili se detuvo a regañadientes y yo lo miré curiosa, con la fuerza que tenía en un solo brazo podía cargar más de cinco veces el peso que Lili ejercía; a diferencia de mí, que si estiro mal el brazo me traquea.
—...Qué caballero. —musité para que solo él pudiera escucharlo.
Se le escapó una sutil sonrisa y miró hacia al frente.
—Que raro que hasta ahora te des cuenta. —bromeó.
Llegamos al parque y Liliana rápidamente hizo amigos en los juegos del parque. Después de estar un rato de pies casi junto a ella, decidimos sentarnos en las bancas de al frente.
—...Te quiere. —dijo Richard sin desviar la mirada de al frente
—¿Hm? —volteé a verlo curiosa.
—Liliana nunca se ha llevado bien con ninguna mujer que yo le presente... inicialmente te pedí que la cuidaras no solo por mi falta de tiempo, sino también esperando que fuera un dolor de cabeza para ti... pero resultó encontrando una especie de ídolo. —confesó, finalmente volteando a verme.
—...No exageres...—suelto una suave sonrisa intentando minimizar la situación para evitar que la conversación se torne muy trascendental.
—Hablo enserio. —me miró con total seriedad en sus ojos—. Quiere hablar y actuar como tú incluso cuando no estás... ayer eligió su ropa pensando en lo que te había visto usar antes... eres como la hermana que nunca tuvo... y todo en tan poco tiempo... no me lo explico... pero gracias.
Lo miro desprevenida por sus últimas palabras.
—¿Gracias..? No entiendo... ¿Qué hice?
—Estás siendo la guía femenina que pensé nunca tendría; siempre me entristeció ver que su relación con Camila fuera tan distante, pero no puedo forzarlas a quererse.
—...Liliana es una niña muy inteligente... aveces no entiendo cómo son hermanos. —bromeo.
—¿Ah sí? —me empuja en broma entre risas como respuesta, contagiándome la risa.
Unos segundos después, siento la necesidad de sincerarme con él; él fue directo y sincero respecto a su hermana... tal vez you debería serlo respecto al mío, así que retomé la conversación que dejamos a medias hace unos días.
—Tengo miedo de que James sepa que fumo y demás cosas cuestionables porque él siempre ha estado orgulloso de ser esa "figura paterna" para mí... de siempre haberme enseñado correctamente... me sentiría culpable el resto de mi vida si desmoronara esa ilusión y visión suya sobre mí.
Richard escuchaba con atención.
—Caí muy bajo para todo lo que él me enseñó... fui un desastre total con solo dos años separados... le fallé a todo lo que un día me inculcó y a lo que más temo es a decepcionarlo... a que me deje de ver como su hermana obediente y educada. Derecha y con criterio propio. Él y su aprobación es lo que me queda de lo que era antes de perderme... no quiero perder eso también.
Se quedó callado por un momento, interiorizando mis palabras.
—Entiendo... —bajó la mirada unos segundos y luego volteó a verme—. Suena jodido... pero ocultar la verdad solo hará más fuerte el golpe cuando salga a la luz... no puedes esperar a que nunca se entere... tenemos un trato así que por mí no se va a enterar... pero no sabes lo que la vida te pueda tener preparado que conlleve a que él se entere.
—...Ya sé... —tal vez esta sea la primera vez que le doy la razón desde que nos conocimos—. Pero no sé cómo decirle... —apoyé los codos en mis piernas cruzadas sobre la banca y reposé la cabeza en mis manos.
—Vas a encontrar la forma... estoy seguro.
Volteé a verlo sutilmente. Es la primera conversación seria que entablo con él y... de verdad puede hacer más que molestar... de verdad...
Antes de que pudiera contestar, una señora se acercó a nosotros.
—Disculpen... ¿Ustedes están con la niña de las dos colitas? —señaló a Lili, quien jugaba con una niña.
Richard la miró y asintió.
—La niña con la que ha jugado todo este rato es mi hija... quería saber si era posible invitarles un helado... recién nos mudamos a la ciudad y me alegra ver a mi hija socializando con otra niña por fin.
Yo sonrío con sinceridad ante las palabras de la mujer, pero volteo hacia Richard, ya que al ser el hermano, tiene la última palabra, él volteó a verme a mí y luego a la señora, él también se ve un poco conmovido.
—Pues... claro, por qué no.
La señora asintió con una sonrisa.
—Mucho gusto, Rocío Peña.
—Richard Ríos. —estrechó su mano con la señora.
—Ava Rodríguez. —lo imité.
—Son una pareja joven encantadora... la niña salió al papá. —sonrió la señora volteando a ver a Lili desde lejos.