Ava Rodríguez
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Antes de darme cuenta, estábamos tomando un vuelo privado del que Richard no me permitió conocer el destino hasta llegar. El agua cristalina y paisaje familiar me iluminó el rostro al instante.
—¿Cómo..? —ni siquiera pude completar la frase. ¿Cómo sabía de mi obsesión con el cabo de la vela?
Solo vine una vez, cuando mi familia era realmente feliz. Miré al rededor y luego lo vi a él.
Richard me miraba con una sonrisa cálida. Como asegurándome con sus ojos justo lo que pensaba. James le dijo que me trajera.
Mi al rededor me hizo sentir una paz inexplicable, me sentía como la niña pequeña que una vez fue feliz e inocente, sin preocupaciones y personas que la aman a su lado.
Un rato más tarde, Richard me tomaba de la mano para animarme a entrar al agua, ya que estaba más fría de lo que esperaba. En un repentino jalón terminé cayendo por completo seguida de un chillido ahogado y el sonido de mi cuerpo hundiéndose en el agua, el momento adornado con su tonta risa burlona.
—¡Este hijueputa- está helada! —exclamé con voz temblorosa por la baja temperatura del agua.
Él no dejó de reír mientras rodaba los ojos, me jaló suavemente del brazo y me abrazó, la calidez de su cuerpo aliviando un poco el frío. Mis brazos se acomodaron al rededor de su cuello y las suyas en mi cintura, mis piernas ahora envolviendo su cintura por debajo del agua.
Me miró con esos ojos que suele hacer cada vez que busca besarme, yo miré hacia sus labios, fingí buscar acercarme para que hiciera lo mismo y con un ágil pero pequeño movimiento de mi mano, le lancé agua en el rostro.
—¡EY! ¡¿No que ya no más porque estaba fría?! —se quejó, sufriendo las consecuencias de la baja temperatura del agua.
Pasamos el día divirtiéndonos en la playa, almorzamos mariscos y nos quedamos el resto de la tarde hablando tontadas frente al mar con un cóctel en la mano. Al hacerse un poco más oscuro el cielo, ambos cambiamos a nuestra ropa inicial y comenzamos a caminar por la orilla del mar.
[**Inolvidable - Beéle,
les recomiendo que la pongan para esta parte]
Él entrelazó su mano con la mía. Contrario a separarme, abracé suavemente su brazo. Vi a mi al rededor, el cielo tornando azul oscuro es más que hermoso, el sonido de las olas combinado con su voz diciendo cualquier cosa era la única música que iba a necesitar por el resto de mi vida. Sus pupilas dilatándose sutilmente cuando se cruzaban con mis ojos me enviaba una sensación en el pecho que no se iguala con nada.
Richard Ríos
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—Ava.. —empecé, mi pecho comenzaba a pesar por la presión y ansiedad que me generaba decir lo que tanto había practicado hace días—. ¿Recuerdas cuando nos conocimos por primera vez?
Ava soltó una risita.
—Si... te odiaba.
Eso me sacó una risita.
—Cierto... tampoco puedo decir que me cayeras muy bien al principio. —dije entre risas—. Pero... no sabes cuánto agradezco haberte enfrentado ese día...
Ella me miró curiosa, con esos lindos ojos oscuros que siempre hablan por sí solos.
—Si no te hubiera enfrentado, no sé cómo serían las cosas, pero no me imagino un mejor desenlace que no haya sido contigo...
Noté como se suavizaba su mirada, acompañada de un ligero sonrojo, poco seguro de si se trataba de sus emociones o simplemente el sol que hemos tomado hoy.
—Ha pasado tiempo desde esa vez que nos conocimos, Ava. Pero en ningún momento he dejado de pensar en ti y en cuánto te quiero a mi lado... ahora que pude conocerte, sé que eres una mujer maravillosa. Pasaste muchas cosas por mi culpa y aún así me ayudaste cuando lo necesité... no sé bien qué hice para merecer tu perdón... para merecerte a ti; pero te juro que jamás voy a traicionar tu confianza.
Ella no dejaba de mirarme, el rastro de las olas acariciando nuestros pies descalzos mientras aún caminábamos por la orilla.
Mientras caminábamos, pasamos por una pequeña cabaña donde había preparado la cereza del pastel.
Me separé por un momento, tomando el hermoso ramo que había elegido unos días atrás de la silla a las afueras de la cabaña.
—Quiero que recibas rosas así de hermosas tantas veces que ya no sepas dónde ponerlas... y si me lo permites, quiero ser yo quien te las dé.
Sus ojos se iluminaron al ver el ramo, lo recibió con una pequeña sonrisa, inspeccionándolas con amor puro reflejado en su mirada.
—Ava... tenerte conmigo es la mejor bendición que he podido recibir... lo único que pido, lo único que necesito para ser el hombre más feliz en este mundo, es que aceptes... estar conmigo. Te pido por favor que compartas tu vida conmigo y me permitas amarte. —lo dije. La quiero a ella. Quiero que sea lo primero que vea en la mañana, que sea la dueña de mis goles, de mi felicidad, de mis tristezas, la quiero a ella... en todos los sentidos posibles. No necesito a nadie más.
Ava Rodríguez
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Sus palabras lanzaron un corrientazo por todo mi cuerpo, no podía creer lo que escuchaba, mi sonrisa era inocultable, pensé en lo que hemos pasado juntos, en Lili, en cuando bailamos, cuando nos molestamos, cuando nos cuidamos... he estado tan enamorada que me molestaba. No me veo en un futuro con nadie que no sea él.
—...Richard...
Su mirada era indescifrable, estaba claramente ansioso por mi respuesta, yo suspiré, suavizando mi mirada y sonriendo naturalmente más.
—Si, si quiero.. no me imagino en un escenario más feliz... si quiero. —mi voz salió tal vez un poco temblorosa por la emoción que retenía.
Él sonrió como si hubiera ganado la lotería, soltando una risa llena de felicidad mientras me tomaba de la cintura, elevándome sutilmente mientras daba vueltas, yo reí con él por su tierno y tonto nerviosismo; al bajarme, sus manos se acomodaron en mis caderas. Él no vaciló y juntó nuestros labios en un tierno beso en el que me derretí al instante.
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holaaa, primero que todo:
GANAMOOOS VIVA COLOMBIA 💛🩵❤️🔥
Segundo:
No me regañen😭, ya sé que me tomó mil años actualizar, no voy a dar muchas excusas pero ustedes si vayan a terapia 🤝
Les pido mil disculpas por la tardanza 🫠 pero bueno, esta historia está por terminar (?) así que me gustaría agradecerles inmensamente desde ahora por el apoyo y sus comentarios, de verdad significa mucho para mí. 💗
