Prisionera del Diablo✔️ (Completa)

CAPÍTULO NUEVE: Van Der Bilt University

|ADVERTENCIA: este capítulo incluye
contenido +18 y lenguaje explícito.|

Si me preguntasen hace un mes atrás si extrañaba la rutina de ir a la universidad, mi respuesta sería un rotundo NO. Si me preguntas ahora si estoy lista para volver, la respuesta sería SI. Creo que es lo que más necesito justo ahora. Una distracción. La prestigiosa universidad Vanderbilt es uno de los mejores y más solicitados institutos de educación superior, posicionándose así en el ranking de las mejores universidades, entre ellas, Stanford, Harvard y Cambridge. Y si, es demasiado costosa, pero, ¿a quién le importa el maldito dinero? Si lo paga "papá"

«—No vas a ir con Naomi a esa universidad barata, irás a Van Der Bilt porque yo lo digo.

—Papá...

—¡He dicho que no, maldita sea!

—Vanderbilt es costosa...

—¿A quién le importa el maldito dinero? Eso va y viene. Además, ¿quién lo paga? ¿Tú o yo?»

La típica frase del típico narcisista al que nunca le tocó pasar frío ni hambre por unos miserables dólares. Maldita sea, debí tener más coraje. Debí hacerle frente y hacerle saber que era mi decisión, no de él. Me debo ver como un perro rabioso por los pasillos de la universidad. El lugar está repleto de personas y es enorme, aún así, eso no me impide chocar con la gente. Mientras más avanzo, más me acerco a ese cabello rubio que detesto por ser tan brillante y sedoso. Lleva unos pantalones de chándal blanco y la sudadera negra con el nombre Van Der Bilt —la cual todos tenemos— lleva la mochila colgando de un solo hombro y tiene sus manos en los bolsillos de su pantalón. Rhys está hablando con una chica, y, en cuanto me ve, la deja hablando sola para acercarse a mí.

—Calíope Cass... —saluda, acercándose a mí.

—Rhys Van Der Bilt —le respondo—. Que seas el nieto del fundador e hijo del director no te da el derecho para hacer ese tipo de desplantes.

Ahora que está frente a mí me siento demasiado pequeña. ¿Estuvo haciendo gym?

—No suelo hacer desplantes cuando no estás en mi radar, ¿sabes?

—¿Ah sí? ¿Soy la culpable de tus malos modales?

Acerca su boca a mi oído y susurra:

—Si —su cálido aliento me eriza la piel, está demasiado cerca—. Ese es el efecto que causas, Cali. Haces que la gente haga cosas malas por ti.

Él vuelve a la normalidad.

—¿Por qué tienes esa cara? —pregunta, agarrando mis libros.

—¿Qué otra cara quieres que tenga? Es la misma de siempre.

Él carcajea irónicamente.

—Ja, ja, que chistosita —deja de reír inmediatamente—. Hablo en serio, ¿qué te sucede?

—Nada, Rhys...

—¿Es por lo de tus amigos?

Suspiro. No eran mis amigos.

—No.

Rhys no se quiere rendir.

—Entonces tienes miedo.

No respondo.

—Es eso —afirmó, con toda la certeza del mundo—. Es eso, ¿cierto? Temes lo que pueda pasarte cuando llegue tu turno.

—No quiero hablar de eso.

A medida que nos íbamos alejando de la gente, se ponía más serio e intenso.