Problemas 2

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UNOS DIAS ANTES.

—Señor Alderp, nuestro informante nos trae la noticia de que la joven Dustiness ha salido el día de hoy en una aventura y la encargada del gremio por fin ha enviado el archivo de la joven que la señorita Dustiness tiene encarcelada en su mansión. — Mi delicioso desayuno había sido interrumpido por estas palabras, por lo que solté el tenedor y el cuchillo que estaba sosteniendo de inmediato, para posteriormente limpiarme la boca con la suave servilleta que tenía a un lado.

El viejo mayordomo enfrente de mí, sin tener que pedirselo puso las carpetas con la información en la mesa, las tome para darle un vistazo rápido realmente se habían tardado con la información está vez. Ahi fue cuando note un pequeño cheque ya hecho y que solo necesitaba mi firma para tener validez. Mantener a Lalatina vigilará no era fácil o barato, en especial con los infames miembros de su equipo, aunque la inversión mostraba uno que otro fruti debes en cuando.

Tragué rápidamente el pedazo de comida que estaba masticando, para poder responder apropiadamente. —¿Otra vez quiere su recompensa esa chiquilla? Está bien que esta vez trajo información buena de Lalatina pero su codicia no tiene límites. — Realmente no era mucho lo que pedía por traicionar a su ama pero no me había hecho rico firmando cheques, además que tenía planes para esa chiquilla, darle mucho dinero los arruinaría.

—¿Quiere que me desaga de ella? — Intente ocultar mi desagrado por esta idea. "Si le doy autorización, quién sabe qué podría hacer este mayordomo sádico" no por nada lo contrate pero a veces se pasaba, eficiente pero no conoce límites, aún me dan asco los recuerdos de su última víctima —No, No, aún necesito alguien dentro de la mansión Dustiness. Cuando llegue el momento puedes matarla, no necesito testigos. — Claro que esto también lo incluye pero eso era algo que pudiera decirle hasta asegurarme que no viviría por mucho tiempo. Tome el cheque y lo firme, espero que esa bruja disfrute la miseria que le pagó por traicionar a su señora, porque una vez que ya no sea útil. Vera porque nadie puede encontrar evidencias para enjuiciarme.

—Como ordene. —

—Bien, ya te puedes retirar. — Levanté mi brazo derecho para hacerle señas de que se retirara, mientras que el izquierdo empezaba a tomar nuevamente el tenedor, aún tenía hambre y la carne no estaba nada mal.

—Antes de retirarme señor Alderp ¿Que debería hacer con la otra jovencita que ha estado quedándose en la mansión por las últimas semanas? Su estadía ya terminó— Oh sí. Se me había olvidado de ese pequeño problema, me gustaría disfrutarla otra semana más de ella pero me ha estado aburriendo últimamente, una vez que su espíritu combativo está roto ya no hay mucha diversión. Aunque dos mesed hasta que se rompiera es un nuevo record, pero sin eso ya no me importa si se queda o se va, para este momento mi bastardo ya debe estar creciendo en su vientre sin duda alguna.

—jejejeje, Dile a esa chiquilla que ya se puede ir a su casa, que los intereses ya están pagados. Que su familia no vuelva a retrasarse con los pagos. — A menos que quisiera otro bastardo.

—Como diga señor. — Con eso, el anciano mayordomo se marchó a cumplir con mis órdenes. Corte otro pedazo de carne fina y me la llevé a la boca, nada más que lo mejor para mí persona; los mejores vinos, las mejores carnes, las mejores ropas y las mejores mujeres. Casi no podía esperar para reclamar la deuda de los Dustiness. La Madre de Lalatina se me había escapado en mis días de juventud pero está no lo haría, probablemente instaure un número  record, pero me aseguraré de quebrantarla bien y volverla la esposa perfecta.

"Tendremos herederos sin parar."

Si este plan fallaba lo que no era probable, simplemente recurriría al collar que tenía guardado en el ático, tomar el cuerpo del príncipe sería lo mejor del mundo. Juventud, poder, un cuerpo tonificado y por último a Lalatina. Cuando me aburriera de ella, sin duda habría muchas otras mujeres que podría disfrutar, como esa guardaespaldas de la princesa o las innumerables nobles que hambrientas de poder. Deberan pasar alguna décadas antes de que me aburra de ese cuerpo, el único inconveniente es que no vería el fruto de la mezcla de mi sangre con la sangre de la latina, de cierta manera sería como si hubiera perdido pero realmente no importaba. 

KONOSUBA: la ruta de YunyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora