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—Desnudate y tumbate en la cama—dijo la chica a mi lado una pelinegra bajita y con ojos negros la cual se encontraba usando solo una fina tanga de encaje al igual que su compañera que jugaba con unas ligas que tenía en las manos, quien era rubia y un poco más alta que ambas. Las dos tenían un cuerpo esquisito, dos tetas bien puestas y un culo maravilloso.

Hice lo que me pedían, porque había estado esperando ese momento hacía mucho tiempo. Una vez completamente desnuda. La rubia que tenía las ligas en las manos se acercó a mí y me ato las manos a el espaldar de la cama, mientras que la otra chica se dedicaba a atar mis pies.

Y justo cuando quede inmóvil ambas se pararon en frente mío y comenzaron a besarse y recorrer sus cuerpos con sus manos y labios, luego de quedarse completamente desnudas mi humedad había crecido demasiado, nunca pensé que ver aquello podía hacerme sentir tan bien y llegar a excitarme de aquella manera.

La de cabello negro tomo la mano de la otra y la invitó a que se acercara a mí, el roce de su cabello con mis muslos al acercarse a mí coño hizo que se me pusiera la piel de gallina. Levantó la mirada y me miró directamente a los ojos y después de sonreír me de forma pícara recorrió todo mi sexo con su lengua haciendo que una corriente de placer recorriera todo mi cuerpo. La otra chica de cabello negro se acercó a mí y comenzó a darle atención a mis pechos, metiendo mis pesos en su boca, lamiendolos y chupando los hasta ponerlo erectos.

—Ves como ella te está chupando el coño—dijo mirando hacia la rubia que ahora de encontraba saboreando todo mi sexo húmedo. Haciendo que me retorciera de placer mientras que ella disfrutaba de recorrerme completamente con su lengua—quiero que hagas lo mismo conmigo.

No dije nada y solo acepte su coño en mi boca cuando se sentó en mi cara, estaba húmeda y me encantaba la forma en la que mi lengua resbalaba por todo su sexo dándole el mismo placer que yo estaba recibiendo y haciendo que gimiera de aquella forma tan exquisita que me encantaba.

Yo no podía aguantar mucho aquel momento, la rubia que se encontraba entre mis piernas me estaba volviendo loca con su experta lengua y sin aguantar y apurando mis movimientos en el sexo de la chica pelinegra me vine.

Me sentía muy bien y relajada, cuando me destacaron las manos y pies, la rubia se puso en 4 mientras que la pelinegra recibía la lengua de la misma acariciando su clítoris mientras que sus dedos salian y entraban del interior de la misma. Yo no tenía mucha experiencia. Así que hice lo único que pensé que podía hacer en aquel momento, me acerque al coño de la rubia que se encontraba tan húmedo como el mío y el de la otra chica en la habitación y comencé a follarla con los dedos. Sus gemidos se fundieron con el gemido de la otra chica haciendo que en aquella habitación se escuchará el sonido más exquisito proveniente de una mujer y por ende el que más me gustaba a mí esuchar.

Y justo cuando ambas se corrieron se giraron hacia mí y sonrieron con picardía, llenas de sudor y con la cara roja por la excitación me pidieron que me pusiera en cuatro y dejará mis dos agujeros a la merced de ambas, hice lo que me pedían y disfruté de como lamian y me masturban de ambos lados, la pelinegra metía su lengua en mi parte tracera haciéndome estremecer mientras que la otra debajo de mi acariciaba mi clítoris con su lengua y metía y sacaba sus dedos de mi interior. No podía evitar gemir por el gran placer que me estaban ocasionando aquellas dos bellezas, así que me deje llevar por el éxtasis y el deseo del momento, por el placer y aquel orgasmo que ansiaba por destarse....

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