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Mi pareja y yo siempre habíamos tenido la fantasía de compartir con otra chica y pasarlo bien cómo cosa de una noche. A mí me encantaba la idea, así que cuando encontré a Amanda me sentí demasiado feliz y emocionada. Amanda era una chica bajita de cabello oscuro y piel oscura, tenía los ojos negros y sus labios resaltaban. Su cuerpo no era de confección delgada y tenía un par de tetas bien puestas, cosa que siempre me había gustado de una mujer.

Yo tenía un cuerpo normal, delgado al igual que mi esposo que no tenía mucho gym. Pero nos alegramos cuando la encontramos a ella y no íbamos a desaprovechar aquella oportunidad. Así que arreglamos nuestra cita. Llegamos ella y yo juntas, pues él ya nos estaba esperando en la habitación que habíamos rentado para aquella noche de locura.

Yo vestía un corto vestido negro que se pegaba a mí cuerpo dejando mi silueta al descubierto en casa una de las curvas de mi cuerpo y sin dejar mucho a la imaginación. En fin que se notaba bastante que no traía sostén y que la tanga que traía puesta era demasiado pequeña. La chica a mi lado traía también un vestido corto y por lo que me había dicho su ropa interior consistía en lo mismo que traía yo.

Y me encantaba que fuera así, que su nivel estuviera a esa altura. Ni siquiera se imaginaba las ganas que tenía de devorarla. Cuando bajamos del auto yo ya estaba más nerviosa de lo que me encontraba camino al motel. Pero intenté deshacerme de ello y entre al mismo acompañada de nuestra chica. Mi pareja se encontraba allí sentado en el sofá leyendo algo en su teléfono y se incorporó cuando vio que habíamos llegado.

Sonrió con picardía porque aquello lo calentaba tanto como a mí. Nosotras nos miramos y le sonreímos de vuelta. Y el juego comenzó tras cerrar aquella puesta. El no se acercó a nosotras, almenos durante aquel momento, me dijo antes de ir que el quería disfrutar de esa vista, de nosotras comiendonos el coño una a la otra, que quería disfrutar de mis gemidos cuando ella lo hiciera y de la forma en la que yo sé lo chuparia a ella.

Cosa que me daba mucho morbo. Sabía que tenía que romper el hielo yo y comenzar con aquello, aunque me daba un poco de pena comenzar a hacerlo...

Aún así respire hondo y me llene de valor y me acerque a ella para comenzar a desvertirla. Repartiendo besos húmedos por su cuello comencé a bajar el Zipper de su vestido hasta llegar casi a su culo. Solté la tela y dejé que cayera a sus pies dejándola en solo la pequeña prenda inferior de su ropa interior.

Era un hilo de encaje negro que se metía entre sus nalgas dejándolas a la vista haciendo su culo se viera aún más grande. La parte de alante era completamente de enacje y aquello me ponía al cien, me encantaba la lencería y como se veía.

Desde su espalda comencé a besarle el cuello mientras la obligaba a mirar hacia al frente a mí pareja, mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo hasta detenerse en sus pechos y jugar con sus pezones entre mis dedos hasta ponerlos erectos. Acaricie todo su abdomen e introduje una de mis manos en su ropa interior para tocarla un poco, cuando mi mano hizo contacto con su zona sencible un gemido salió de entre sus labios.

Estaba demasiado caliente, al igual que yo. Le susurré al oído que se tumbara en la cama y me esperara. Me deshice de mi vestido y caminé hasta ella quien ya estaba en la cama. Bese su abdomen y juegue con mi lengua en sus pechos, me gustaban los sonidos que hacía mientras mis manos acariciaba su entre pierna por encima de la ropa. Baje por su abdomen hasta llegar al elástico de su ropa interior y tras enrredarlo en mis dedos me deshice de ellos de un solo movimiento.

Agarré sus caderas con mis manos para mantenerla en la posición que quería, abierta de piernas exponiendo su humedad para mi, dejando que mi lengua hiciera extragos en su coño. Dejé una buena vista de mi trasero y coño caliente a mi esposo mientras yo daba el primer lamentaso desde arriba hacia abajo acariciendo toda su vagina.

Estaba húmeda y sencible, tan solo mi lengua rosando su clítoris hizo que gemidos fuertes comenzarán a salir de sus labios, cosa que me calentó mucho más de lo que pensé que podía calentarme algo como aquello. Así que disfrute de sus fluidos y sus gemidos. Así que devore su coño con movimientos fuertes y seguros, chupe y lamí su clítoris, hasta que la humedad en su coño creció aún más para introducir uno de mis dedos en su interior robándole un gemido, metí otro dedo y comencé a moverlo de adentro hacia afuera mientras que mi lengua acariciaba su clítoris.

Sentí una mano fuerte azotarme y supe que era el, quien ya debía entrar al juego, mi coño estaba tan húmedo que solo apartó un poco mi tanga para introducir su erecto pene en mi interior. Una sensación increíble recorrió todo mi cuerpo cuando comenzó a moverse saliendo y entrando de mi, de forma dura y salvaje mientras que yo seguía disfrutando del oral que le estaba haciendo a aquella chica que solo le daba un toque más caliente y picante a nuestro sexo.

Los movimientos de el fueron más salvajes, sabía que ambas estábamos a punto de venirnos, así que apure los movimientos de mi lengua sobre su clítoris, y el de mis dedos que ahora salían y entraban en ella con más impetu. No duramos mucho más hasta que ambas soltamos un grito corriendonos a la misma vez. Me mordí los labios cuando el salió de mi y yo me acomode para cederle mi puesto a Amanda.

Esta vez pedí que se sentará sobre mi cara exponiendo su sexo a ambos, a mí y mi pareja que queríamos disfrutar tal delicia. Deposite un pequeño beso en su clítoris, cosa que hizo que ella se extremeciera, yo hice lo mismo cuando ella recorrió todo mi sexo ahora un poco más sencible con su lengua.

El introdujo su pene en su vagina y comenzó a moverse como mismo había hecho conmigo, de forma fuerte y salvaje, mientras se sujetaba de su cintura y caderas para acomodarse mejor a su figura. Yo continúe haciendo mi trabajo mientras que ella entre gemidos al igual que yo me hacía un delicioso sexo oral que me estremecía completamente. Me encantaba aquel tipo de sexo, amaba sentir su lengua húmeda en mi vagina mientras que esa deliciosa sensación de que el orgasmo está cerca recorría todo mi cuerpo.

No duramos mucho más y tras el sacar su pene de su interior lo metió en mi boca aún estando allí dejando de ella recibiendo en mi coño caricias con su lengua. Lamí su glande para luego meterlo completamente en mi boca y dejando que se moviera a su gusto mientras me follaba la boca. Las sensaciones que dejaba el oral en mi era una delicia que no podía aguantar mucho pero no quería dejar de hacerlo, quería que el se corriera en mi boca, quería tragarme todo lo que salía de el...

Su miembro se puso aún más erecto hasta que explotó y dejó que todo sus fluidos en mi boca. Lo miré a los ojos luego mientras su semen bajaba por mi garganta....

La noche termino deliciosa, los tres tomamos una siesta debido al cansancio y debo aceptar que lo que sucedió aquella noche fue una de las mejores experiencias que había tenido en toda mi vida y que me gustaría volverla a repetir.

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