Capítulo 03| Parte uno
Detestaba el inmenso calor que hacía en el bosque, odiaba que su piel se quemara. Joder que sí. Pero ahora mismo, aquello había pasado a segundo plano; le importaba una mierda el sol, cuando este le estaba regalando las mejores de las vistas.
Su madre salía del lago, vestida con su ropa de baño roja. Desde donde se encontraba, podía notar sus pezones duros por el frío, deslizando su mirada, se encontró con sus anchas caderas que se movían de una manera seductora mientras caminaba, para luego captar esa zona que había tenido la suerte de darle placer, de solo pensar en la madrugada pasada, la boca se le hacía agua y un cosquilleo en su vagina le recorría.
Parecía una maldita acosadora, mirándola a escondidas detrás de un árbol; sin embargo, era su única opción para no levantar sospechas.
—¡Oriana, ya entra a la cabaña!
La voz lejana de su padre llegó a sus oídos, haciéndole rodar los ojos.
Pudo notar el momento exacto en que su madre se tapó rápidamente con la bata de baño que había traído consigo, antes de caminar nerviosamente al encuentro de Jorge.
—Justo ya iba, cariño— la escuchó responder.
—¿Qué traes puesto?
—¿Qu-qué? Nada, solo ropa para entrar a la laguna.
Le pareció extraño que su madre se pusiera nerviosa y no le dijera a Jorge la verdad, después de todo, no había nada de malo, solo era un bañador.
Su ceño se frunció cuando escuchó un leve forcejeo y un pequeño gemido se escuchó.
—Te dije que no trajeras esto que no te cubre nada, ¿es que querías que todos los hombres te vieran?, la otra vez fue lo mismo, te estas comportando como una pu...
Su sangre hirvió cuando escuchó las repugnantes palabras de su supuesto padre.
—Jorge, suéltame— un sollozo se escuchó—. Cariño, por favor.
No aguantó más, estaba molesta, más que eso. ¿Por qué su padre estaba maltratando a su madre y ella no le decía nada?
—¿Está todo bien?— preguntó saliendo de su escondite.
El cuerpo tenso de su madre se encontraba abrazándose a sí misma y cuando quiso mirarla la esquivó, aun así, pudo notar el rojo en sus ojos. Enojada miró a su padre que parecía estudiarla.
—¿Está todo bien?— volvió a preguntar ante el silencio de ambos.
—¿De dónde vienes?
—No respondiste mi pregunta.
El ceño de Jorge se frunció, demostrando el desagrado a la forma de cómo le habla su hija.
—Isabelle— advirtió.
—Isabelle, ¿qué?— lo retó dando un paso al frente— Te hice una pregunta y no me respondes, ¿Por qué?
—Porque no se me da la gana, ¿de dónde carajos vienes?
Jorge se estaba empezando a molestar por "faltarle el respeto", pero más molesta estaba ella por humillar y tratar mal a su madre. Una sonrisa se formó en sus labios, provocando, para soltar la siguiente respuesta; sin embargo, fue interrumpida.
—Está todo bien. Está todo bien, Isa, solo discutía con tu padre de algo sin importancia.
Sus ojos la miraron rogándole que no complicara más las cosas, cuando estas ya estaban más que jodidas y no podía ignorar lo que había presenciado. Ella lo defendía y Isa... por esta vez daría su brazo a torcer por ella, porque la frágil mujer parecía estar al borde del llanto y la lastimaba verla así.
—Espero que sea así— se dirigió a su padre— o habrán consecuencias.
—¿Me estás amenazando?
—Tómalo como se te dé la puta gana— escupió.
***
La noche ya había caído y los adultos habían aprovechado que los niños y adolescentes dormían, para salir a un bar. Su madre no había ido, Jorge había alegado que se encontraba cansada después de salir del lago, no le creía, pero evitó problemas especialmente por su madre, no quería que ese hombre la volviera a tratar mal cuando ella no se encontrara para defenderla.
Saliendo al pasillo caminó en dirección a la habitación en la que su madre se estaba quedando. Al llegar ahí, abrió con mucho cuidado la puerta, pero lo que encontró fue la cama perfectamente tendida sin ningún rastro de ella, hasta que la luz proveniente del baño llamó su atención.
Caminó sin hacer el mínimo ruido y cuando llegó a la puerta, la encontró. Ahí estaba ella envuelta en una toalla, mirando su brazo, justo donde se encontraban algunos moretones morados. Tuvo que relajar la mandíbula cuando el dolor me invadió.
Por otro lado, Oriana se sintió observada y aunque sabía que su esposo no se encontraba, temió que no estuviera en lo correcto. Sin embargo, cuando alzó temerosa la mirada, su cuerpo tembló cuando vio a su hija, parada solo en bragas y sostén mirándola fijamente a los ojos a través del espejo.
Una sonrisa ladina se formó en los labios de Isa en cuanto notó el efecto que produjo en su madre.
Oriana sintió un cosquilleo en ciertas partes de su cuerpo, cuando Isa la miró recorriéndola de pies a cabeza, como depredador a su presa. Instantáneamente, llevó sus manos hacia la toalla, sosteniéndose fuertemente como si temiera que en cualquier momento se caiga.
—Tenemos que hablar, mamá.
Isabelle se acercó hacía ella, colocándose detrás de ella, juntando sus cuerpos y acorralándola hacia el lavamanos.
—Hija...
Corrió su cabello haciéndolo a un lado, dejando libre su cuello a su completa disposición.
—Quiero que me digas qué mierdas está sucediendo con Jorge— exigió dejando un beso mojado en el arco de su blanquecino cuello.
Ori sintió algo deslizarse por su entrepierna, sintiendo sus muslos mojados.
¡Santos cielos!
—So-solo fue una discusión, te lo...
—A otra con ese cuento, Oriana.
Cuando menos se lo esperó, Isabelle, su hija, tiró del nudo de la toalla y dejó que ésta caiga al suelo, dejándola completamente desnuda.
—¡Isabelle!
El pánico corrió por su sangre. Isa quiso reír cuando su madre hizo el intento de cubrir su desnudez, pero algo noto que la detuvo en su acción, su respiración se había empezado a agitar y su piel se erizo en cuento tomo de sus manos para quitarlas y permitirla admirar la belleza de su cuerpo.
Esto no se comparaba a verla en un simple bañador.
—¿Te han dicho que tienes un delicioso cuerpo madre?
—Isa, hija.
—Tan hermosa, preciosa, exquisita— pronunció halagándola, mientras su mano hizo contacto con la piel de su hombro.
La recorrió desde los hombros, bajando por sus pechos rozándolos apenas, pero sintiendo lo duro que se encontraban sus pezones. La boca se le hizo agua. Continuó descendiendo por su estómago, sintiéndolo contraerse. Sonrió. Cuando su mano derecha bajó unos centímetros más, una pequeña y cálida mano la detuvo.
—Isa, hija, por favor no...
—¿No?, ¿Por qué no, madre?
—Eres mi hija.
—Lo sé.
Sus ojos se encontraron con los inocentes cafés de su madre.
—¿Vas a negar que esto no es lo que quieres?
Unos cuantos besos aterrizaron en el cuello de Oriana. Isabelle no se perdió el momento en que su madre cerró los ojos... disfrutando. Se atrevió a recorrer su delicada piel, probándola y mojándose. Un suspiro salió de los labios de su madre. No era inmune a sus caricias, ni a sus toques.
—¿Vas a decirme que no quieres cuando tu cuerpo reacciona a mí?, ¿Vas a decir que no cuando te tengo temblando y suspirando?, estoy segura que ahí abajo hay deliciosa miel. ¿Quieres negarte, madre?

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So forbidden [+18]
RomanceRelatos eróticos lésbicos de incesto. Advertencia: Este libro es de contenido fuerte y explícito, leer bajo tu propia responsabilidad. Si no te agrada ese tipo escritura, te invito a que te retires, dejes disfrutar a los que sí les gusta y evites la...