🩷16

38 6 0
                                    

—Te amo mucho, Minnie— jocoso dijo Joshua mientras acariciaba la espalda desnuda de Seokmin quien yacía sobre él.

—Yo también te amo mucho, amor— contestó Seokmin haciendo círculos con su dedo en el pálido y fornido pecho de su esposo—. Estoy viviendo todo lo que soñé hace mucho tiempo contigo.

—Igual yo— añadió con un suspiro embelesado por estar en su propio tarro de miel—. Gracias a ti tengo todo lo que una vez quise y con esto es suficiente.

—Gracias a ti también por ser demasiado fastidioso— aquello dicho provocó una risa en ambos adultos empalagosos—. Es increíble que te haya aguantado por 18 años señor Hong.

—Tendrás que aguantarme por el resto de tu vida— miró a Seokmin con una sonrisa brillante—. Pero de verdad, nunca dejaré de agradecerte por haberme dado la familia que siempre quise. Tú, los peques, un perro y yo, y aunque no podemos tener perros con eso estoy más que satisfecho.

—Entonces, ¿que te parece si cambiamos el perro por un bebé?— cuestionó, o más bien ofreció, sonriente viendo la ilusión en los ojos de Joshua.

—¿Estás hablando en serio, amor?— exaltado e incrédulo preguntó—. ¿No estás bromeando?

—Estoy hablando en serio, no bromeo— respondió risueño—. No hay problema si se añade un bebé más a la familia.

Joshua se detuvo un momento para analizar el rostro de Seokmin y al no encontrar mentira en sus palabras la emoción en su cuerpo aumentó más de lo que podía.

—Gracias amor, gracias, gracias— con extremada alegría agradeció dándole besos cortos mientras pronunciaba cada agradecimiento—. Y creo que Heemin se pondrá más que feliz.

—¿Porqué lo dices?

—Hace unas semanas cuando fui al supermercado con los peques, Heemin me pidió un hermanito— explicó como surgió aquella petición a un curioso Seokmin —. Si no me crees puedes preguntarle cuando regrese del campamento.

—Te creo— rió divertido por las expresiones de Joshua

—Que bueno que lo haces porque a partir de ahora voy a hacerte todos los hijos que quieras, Minnie— comentó con seducción acercándose al rostro de su esposo para iniciar otra ronda de amor.

Aquel matrimonio celebraba 18 años de noviazgo, adelantando igual sus 8 años de casados. Lo festejaban en casa, sin celebraciones fastuosas y onerosas, solo ellos dos en su propio nido de amor.

Aprovechando también de que sus hijos se habían ido por una semana a un campamento, disfrutando cada segundo a solas con ese sentimiento de vivo afecto.

La comunicación y los recuerdos fueron fundamentales en esos días de miel y los próximos planes no pudieron faltar.

Sean cercanos o lejanos, el hecho de que querían agrandar la familia era algo certero y esperarían con ansías por el nuevo integrante que llenarían con mucho cariño y amor.

HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora